LECTIO DIVINA 19º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “B”

19º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “B”


“El Pan de los ángeles

se hace pan de los hombres;

y el pan celestial da fin a las antiguas figuras”



Después del milagro de la multiplicación de los panes y los peces,  hubo personas que co-menzaron a buscar a Jesús con más interés y a hacerle preguntas sobre lo que Dios quería de ellos, pero siempre pedían un signo, porque no les eran suficientes los milagros que Jesús iba realizando, por donde pasaba.

En una de esas conversaciones, Jesús se refirió al maná que comieron sus antepasados en el desierto.  Y les habló de otro “pan”, muy superior al maná, porque quien lo comiera no moriría.  Ellos le pidieron a Jesús que les diera de ese pan “que baja del cielo y da vida al mundo”.   Llegó a un punto el diálogo en que Jesús les dijo que El mismo era ese “pan”: “Yo soy el Pan de Vida que ha bajado del Cielo”. Pero, ¡gran escándalo!  El Evangelio de hoy nos trae las murmuraciones que hicieron los que oyeron a Jesús hablar de ese “pan”: “¿No es este Jesús, el hijo de José?  ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre?  ¿Cómo es que nos dice ahora que ha bajado del Cielo?”  Al no tener fe, ni tampoco la confianza que la fe genera, ten-ían que escandalizarse.  No confiaron en la palabra de Jesús y enseguida se pusieron a revisar su origen.  Y, confiando en sus propios razonamientos, concluyeron que Jesús no podía haber venido del Cielo.   A veces nosotros también confiamos más en nuestros razonamientos que en las cosas “imposibles”, que sólo se entienden y se aceptan en fe.  


ORACIÓN INICIAL


Jesús, puestos en tu presencia 

queremos comenzar este momento de oración 

pidiéndote que envíes sobre nosotros 

la luz de tu Espíritu Santo. 


Ayúdanos a acoger tu palabra 

en nuestra mente y en nuestro corazón. 

Concédenos  la fuerza y la perseverancia 

para ser cada día  mejores discípulos tuyos, 

muriendo Contigo a todo lo que es muerte, 

y naciendo junto a Ti a todo lo que es vida. Amén


LECTURA JUAN 6,41-51:


El evangelio de este domingo nos presenta el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida. …Jesús se presenta como el pan bajado del cielo, pero… a diferencia del maná que también bajó del cielo, el que Jesús ofrece no vale para quitar el hambre fugaz y momentánea, sino el hambre más honda: la del corazón.

Jesús viene como el Pan definitivo que el Padre envía, para saciar el hambre más profunda y decisiva: el hambre de vivir y de ser feliz. …Su Persona viva es el Pan que el Padre da. Comer este Pan que sacia todas las hambres significa adherirse a Jesús, entrar en comunión de vida con Él, compartiendo su destino y su afán, ser discípulo, vivir con Él y seguirle.


“En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan ba-jado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?» Jesús tomó la pala-bra y les dijo: «No critiquen. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus pa-dres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vi-da del mundo.»


RECONSTRUIMOS EL TEXTO:


¿De qué forma reaccionaron los judíos al escuchar las palabras de Jesús?

¿Con que palabras se autodefine Jesús?

¿Por qué los judíos no aceptan las palabras de Jesús? ¿Qué preguntas se hacen?

¿Luego de pedirle que no murmurasen, que les dice Jesús?

¿Qué frase cita, del libro de los Profetas?

¿Qué pasa con aquel que oye, y recibe enseñanza por el Padre?

¿Que es necesario para tener vida eterna?

¿Qué diferencia hay entre el maná, y el Pan de Vida?

¿Qué será este Pan para el mundo?


MEDITACIÓN: 


«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo…» Jesús subraya que vino para darse a sí mismo, su vida, como alimento para quienes tienen fe en Él. Esta comunión con el Señor nos compromete a nosotros, sus discípulos, a imitarlo, haciendo de nuestra vida, con nuestras actitudes, un pan partido para los demás, como el Maestro partió el pan que es realmente su carne. 

Cada vez que participamos en la santa misa y nos alimentamos del Cuerpo de Cristo, la pre-sencia de Jesús y del Espíritu Santo obra en nosotros, plasma nuestro corazón, nos comunica actitudes interiores que se traducen en comportamientos según el Evangelio. Ante todo la docilidad a la Palabra de Dios, luego la fraternidad entre nosotros, el valor del testimonio cris-tiano, la fantasía de la caridad, la capacidad de dar esperanza a los desalentados y acoger a los excluidos. 

La Eucaristía hace madurar un estilo de vida cristiano. La caridad de Cristo, acogida con co-razón abierto, nos cambia, nos transforma, nos hace capaces de amar no según la medida humana, siempre limitada, sino según la medida de Dios. 

Gracias a Jesús y a su Espíritu, también nuestra vida llega a ser «pan partido» para nuestros hermanos. Y viviendo así descubrimos la verdadera alegría. La alegría de convertirnos en don, para corresponder al gran don que nosotros hemos recibido antes. Esto es imitar a Jesús. (Papa Francisco)


ORACIÓN ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? 


Te adoro Dios mío y te amo de todo corazón por el misterio de la Encarnación de tu Hijo.

Padre, te doy gracias por amor que cada día derramas sobre toda la humanidad. Te doy gracias Jesús, por haberte querido quedar entre nosotros, de una manera real, en la eucaristía.

Me ofrezco a ti, Jesús, para ser tu discípulo, para llevarte a todos mis hermanos y ofrecerles tu amor, sobre todo a mis hermanos más pobres y necesitados.

Ayúdame, Jesús, a ser un discípulo fiel y a dejarme transformar por el Espíritu Santo en otro Cristo.


CONTEMPLACIÓN  

Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia.


Jesús, el Maestro, partió el pan que es realmente su carne. Nuestros comportamientos gene-rosos hacia el prójimo, ¿demuestran que somos pan partido para los demás?

Pide en la oración que Jesús Eucaristía, vida gratuitamente entregada, te ayude a hacer de tú vida una entrega generosa y gratuita, como don de nosotros mismos, sin cerrarnos cada uno en nuestro propio interés, sino que busquemos juntos con coherencia la comunicación cristiana de los bienes.

Jesús es el alimento de nuestra vida. Ofrece al Señor un compromiso concreto para alimentar-te periódicamente de su Palabra y de la Eucaristía. 


ACCIÓN: Toma conciencia de que la Eucaristía es la fuente y la base de tu fe, porque ahí en-cuentras al Señor en cuerpo y alma. 

Intenta vivir la Eucaristía como acción de gracias y como alimento para tu fe.

Pídele que te ayude a comprender y valorar lo que significa tenerlo en la Eucaristía.

Acércate a la Eucaristía con espíritu de fe y de oración, de penitencia, de alegría, de preocupación por las necesidades de los hermanos, con la certeza de que el Señor cumplirá lo que ha prometido.

El Pan partido y compartido, nos habla de Caridad, de entrega… Procura ser alimento, tanto material como espiritual para los que te rodean.


ORACIÓN FINAL: 


Danos Señor, el pan de vida que alimenta nuestra fe 

para vivir como discípulos y construir el Reino. 

Danos el pan de vida que es tu Palabra, 

agua viva que nos nutre y nos fecunda desde adentro. 

Danos el pan de vida de tus opciones, que nos ayudan 

a pensar hoy en nuestros caminos para seguirte. 

Danos el pan de vida del Espíritu que te animaba, 

para aprender a ser dóciles a la voluntad del Padre. 


Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.