LECTIO DIVINA - 1er Domingo de Adviento, ciclo C

1er Domingo de Adviento, ciclo C

«Estén despiertos
y oren incesantemente»

Vamos a comenzar el nuevo año litúrgico, ciclo ‘C’; nos guiará el evangelista Lucas. Hoy cele-bramos la primera venida del Señor, anticipo de su definitiva y última venida; vivamos llenos de esperanza porque está cerca nuestra liberación. La Iglesia nos invita a vivir estas cuatro sema-nas que nos llevarán a adentrarnos en ‘el misterio de la presencia humanizada de Dios entre nosotros’.
Jesús habla de signos: el sol, la luna y las estrellas, de un tiempo en el que los hombres queda-rán sin aliento, en el que se les vendrá el mundo encima y todos estos signos serán manifesta-ción previa de la venida del Hijo del hombre. Él mismo nos advierte: “cuando empiece a suce-der todo esto, levanten la cabeza y no tengan temor, porque se acerca su liberación”.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida,
a nuestros corazones,
a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos
a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida
y se haga vida en nosotros.
Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 21, 25-28;34-36

“Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra se angustiarán los pueblos, des-concertados por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres desfallecerán de miedo, aguardando lo que le va a suceder al mundo; porque hasta las fuerzas del universo se tamba-learán. Entonces verán al Hijo del Hombre que llega en una nube con gran poder y gloria. Cuando comience a suceder todo eso, enderécense y levanten la cabeza, porque ha llegado el día de su liberación. Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Presten atención, no se dejen aturdir con el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que aquel día no los sorprenda de repente porque caerá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Estén despiertos y oren incesantemente, pidiendo poder escapar de cuanto va a su-ceder, así podrán presentarse seguros ante el Hijo del Hombre”.

LECTURA: ¿Qué dice el texto?


Comenzamos el nuevo año litúrgico y lo hacemos con el Adviento, el tiempo de la espera. Estamos esperando que Cristo vuelva, por eso este texto, que nos prepara a su segunda venida.
Después de las señales que se manifiestan en todo el universo, que es un aconteci-miento para todo el cosmos, Lucas dice: “Verán al Hijo del Hombre” y añade que esta-rá rodeado de poder y de gloria. No debe ser un motivo de miedo o temor, porque, es cuando nos dice el Señor: “Levanten la cabeza, porque ha llegado el día de su libe-ración”.  Es un momento de alegría, de esperanza cumplida en la promesa.
Pero también es un momento de advertencia, ya que como no hay aviso previo para ese día, nos pide el Señor que estemos preparados: Dejando atrás los vicios que nos aturden y las preocupaciones de la vida cotidiana.

S.A. Gianelli al comentar este texto dice que debemos estar preparados para esperar al Señor: “con la oración constante, sin desanimarse, vigilantes … Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre" Lc. 21,36,” recen porque Dios lo quiere, recen siempre porque conviene, no dejen nunca de rezar porque siempre es necesaria la oración…”
La recomendación es: Estar despiertos y orar, para que ese momento no nos encuen-tre distraídos, y así podamos presentarnos tal cual somos, ante el Hijo del Hombre que volverá.

     ¿Cómo comienza el texto?
     ¿Quién es el que dirige el discurso?
     ¿Cuáles son las señales que describe  el Evangelista?
     ¿Quién aparecerá y de qué forma lo hará?
     ¿Cuándo suceda esto qué debemos hacer los que creemos en Cristo?
     ¿Qué es lo único que no permanecerá, luego del fin de todo?
¿Cómo debemos estar atentos?
     ¿Qué significa estar despiertos y orar incesantemente?

MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
El texto sagrado no es sólo para leerlo, sino para dejarse leer por Dios que nos habla a cada uno a través del texto.
Debemos preguntarnos sinceramente cómo este texto está dirigido directamente a nosotros. Hoy vivimos un mundo donde hay muchas confusiones y muchos hablan de Jesús. Algunos dicen cosas muy distintas de lo que está escrito en el Evangelio.
Nosotros queremos conocer a Jesús y lo que Él nos dice a nosotros.

    ¿Estoy consciente y creo que el Señor Jesús volverá?
    ¿Qué implicancias tiene para mi vida que Él vuelva?
    ¿Estoy preparado para afrontar un diálogo sobre mi vida que me hará Jesús como un Juez Universal?
Cuando el Señor dice que debo prestar atención y no dejarme aturdir por el vicio…
    ¿Cómo puedo entender esto en mi vida concreta?
    ¿Cómo me dejo aturdir? ¿Cómo podría evitarlo?
Jesús habla de la embriaguez, tal vez pueda hacer referencia al alcohol que se con-sume, pero
    ¿hay otra forma de embriagarse? ¿Me puede suceder a mí? ¿cómo evitar huir de este mundo y poner los pies sobre la tierra afrontando mi vida y cambiando lo que sea necesario?
    ¿Son las preocupaciones de la vida cotidiana, algo que te separa de Dios?
Cómo podrías incluir estas preocupaciones en tus momentos de oración personal. Así la oración no se convierte en algo “fuera de este mundo”.
    ¿Tomo conciencia que me voy a presentar con toda mi vida ante un Juez que ya ha dicho cómo será su sentencia y sobre qué me juzgará?
Este texto tan importante ¿qué te lleva a pensar?
    ¿Cuál sería tu conclusión personal.

ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Diálogo personal con Jesús:

Señor Gracias por este diálogo tan importante. A veces estoy distraído y las cosas de este mundo me hacen olvidar lo más importante.
Te pido, Señor, que me des la fuerza de voluntad para que cada acción de mi vida esté orientada al día que Tú regreses a preguntarme ¡cómo he vivido!
Te doy Gracias Señor, porque me ofreces la liberación. Son tantas las cosas que me atan, tantos los nudos que me aprietan. Pero Tú me ofreces la liberación y ahora soy consciente de todo esto y agradecido contigo por todo ...
Señor, que no me deje aturdir por los vicios, la embriaguez y las preocupaciones coti-dianas. Que no me envuelva la rutina. Que cada día sea un nuevo momento de en-cuentro contigo y con tu Palabra Salvadora, porque sólo tu Palabra permanecerá para siempre.
Que viva Señor de acuerdo a Tu Palabra y no de acuerdo a los criterios del mundo.

CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Podemos recordar la frase, dirigiéndola a Jesús:
«Estén despiertos y oren incesantemente»
Versículo 36
ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

    Mirar interiormente todas las veces que la rutina y las preocupaciones cotidia-nas nos impiden ver la historia completa, en la que el Señor viene a liberarnos.
    Hacer alguna acción, que rompa esa preocupación  personal y atender a al-guien que lo necesite.


El adviento es un buen símbolo de lo que es la vida cristiana.
Una vida en esperanza, en fe y en amor.
Los que creemos en Cristo nos pasamos la vida esperando encontrarle
y vivimos amando como él nos amó.