PENSAMIENTO SEMANAL 22º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (2 setiembre)

22º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO     (2 setiembre)


Lunes 3 de setiembre       San Gregorio Papa y Doctor de la Iglesia (MO)

Lucas 4, 16-30. El Espíritu del Señor está sobre mí


Jesús, el hijo de José, se presenta como el ungido del Señor. Es el Mesías que viene a anunciar la buena noticia a los pobres, a devolver la vista a los ciegos, a liberar a los cautivos. Para nosotros, que tenemos a Jesús resucitado, esto es una realidad cotidiana. Jesús dice: “hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura” y eso lo puede decir también este día. No hay que esperar a mañana para vivir la amistad con Jesús y experimentar su poder. Con su venida se abrió un tiempo de gracia, de misericordia y se nos ofrece una buena noticia, que es luz y liberación. Pero esa Buena Noticia se dirige, ante todo, a los pobres que se reconocen necesitados, que saben que no tienen donde o a qué aferrarse, que aceptan ser salvados y liberados.


SAN GREGORIO MAGNO Es uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina, junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán.  Nació en Roma alrededor del año 540. Después de la muerte de su padre edificó siete monasterios, el último de los cuales fue en su propia casa en Roma. El mismo tomó al hábito monástico.  A la muerte del Papa Pelagio, Gregorio fue escogido unánimemente Papa por los sacerdotes y el pueblo de Roma. Defendió la supremacía del Papa y trabajó por la reforma del clero y la vida monástica. Combatió la herejía nestoriana. Ejerció su cargo como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Entre sus muchas obras escritas hay magnificas contribuciones a la Liturgia de la Misa y el Oficio Divino. Su extraordinario trabajo le valió el nombre de "El Grande".  Murió el 12 de Marzo del 604.


Martes 4  de setiembre  

Lucas 4, 31-37. ¿Qué tiene su palabra? Manda con poder y autoridad a los espíritus inmundos y ellos le obedecen”


Los demonios  representan esos males profundos que se apoderan del ser humano y le hacen daño. En el Evangelio de hoy leemos que un demonio le pide a Jesús que no lo destruya y lo llama  SANTO DE DIOS. Esta expresión aparece en el libro del profeta Oseas. Allí significa que Dios es capaz de perdonar, de liberar, de sanar, en lugar de condenar con ira, como a veces hacemos nosotros ¿Por qué puede afectar eso a un demonio? Porque El Santo de Dios, no tolera que un ser humano esté dañado y dominado por las fuerzas del mal. El Santo de Dios siempre tratará de liberar a sus hijos. Por eso las fuerzas del mal tienen la batalla perdida ante Jesús y no pueden resistirse a su presencia poderosa y a su autoridad. 

Señor, reconocemos que tienes poder para liberarnos de los males que nos oprimen y que quieres liberarnos, sobre todo,  de los males que atormentan el corazón. Por eso te rogamos que manifiestes tu poder en nuestras comunidades cristianas y que reines en todos sus miembros con tu fuerza liberadora.


Miércoles 5 de setiembre        Santa Teresa de Calcuta (ML)

Lucas 4, 38-44. Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.


El Evangelio nos presenta hoy a Jesús, en Cafarnaúm, en la casa de Pedro, donde libera de la fiebre a la suegra del Apóstol, donde sana enfermos que llevan hasta Él, expulsando demonios y haciéndolos callar, y con una firme convicción de seguir anunciando la buena noticia de Dios a todos. Su presencia, sus manos, su voz, sus gestos, que liberan, sanan y salvan, muestran claramente que el Reino de Dios se hace presente, que es el Mesías, que es el Salvador. Él sigue haciéndose presente, llegando a todos con su Reino, que libera, que sana, que salva  y renueva en el servicio. 

Señor, sánanos para que podamos servir mejor a los hermanos; libéranos, para que podamos ayudar a los demás en su camino de liberación;  pacifícanos  para que podamos llevar paz y felicidad a los demás.


Jueves 6  de setiembre  Primer jueves   Este día hacemos oraciones especiales  por las vocaciones

 Lucas 5, 1-11  “"Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".


 Muchas veces la vida, la realidad, las cosas de todos los días pueden parecernos estériles, vacías y sin sentido. Vivimos en una cultura que hace del éxito la aspiración mayor de la vida. Nosotros, si somos discípulos de Jesús, no buscamos el éxito. Somos los que nos hemos fiado de una Palabra. No vamos por la vida buscando triunfar, buscamos y queremos “apurar” la llegada del Reino definitivo, luchando por un mundo más justo, más fraterno y más solidario.

Somos la comunidad de los que se han fiado de la Palabra de Jesús. Por eso en su nombre echamos las redes, es decir, vamos a lo hondo de la vida, a lo profundo, a lo que muchas veces parece no tener sentido, e incluso muchas veces puede no gustarnos. Pero lo hacemos porque es Jesús mismo el que está con nosotros, el que nos regala su vida, el que nos impulsa con la fuerza de su Espíritu. Jesús no nos pide que renunciemos a nuestros deseos y capacidades, sino que aceptemos transformarlo  todo y ponerlo  al servicio del Reino. Hoy se nos vuelve a presentar la misma situación que a Pedro, y escuchamos que Jesús nos dice: “Navega mar adentro y echa las redes…” Y nos podemos preguntar: “¿Qué significa esto en mi vida?¿Qué significa para mi vocación?  


Viernes 7 de setiembre   Primer viernes 

Lucas 5, 33-39. “Nadie corta un retazo  de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán,  … vino nuevo en odres nuevos”. 


Los fariseos se sentían importantes por cumplir al pie de la letra el ayuno y otras prácticas. Acusaban a los discípulos como imperfectos porque no ayunaban. Jesús,  sin despreciar el ayuno, mostró que la grandeza de un corazón creyente, se mide por otras cosas y no por algunas prácticas religiosas. Él estaba ofreciendo una religión de adoración a Dios con toda el alma y de entrega al prójimo con amor generoso. Al lado de esa gran propuesta, todo lo demás aparecía caduco y fuera de lugar, como quien quiere remendar un vestido nuevo con un lienzo viejo. Cuando Jesús dice: a vino nuevo, odres nuevos, quiere decir que el estilo de vida y la riqueza que Él viene a traer, es superior a las prácticas tradicionales judías, y que lo importante no es dedicarse a controlar a la gente para verificar si  cumplen con esas prácticas, sino que todos reciban la vida nueva, la gracia salvadora que trae el Mesías.

Ayúdanos Señor, para que las cosas secundarias, nos lleven a las cosas verdaderamente importantes y que nuestra vida no se construya sobre lo que no es esencial.


Sábado 8 de setiembre     Fiesta   -  Natividad de la Virgen María. Jornada nacional de la vida Consagrada. 

Para la Familia Gianellina: Traslación de la pintura original (recortada del muro) de la Virgen del Huerto, a la capilla Central del Santuario (1639) y Coronación pontificia de la misma, en Chiávari (1769).


Mateo 1,1-16.18-23  Celebramos hoy la Fiesta de la Natividad de la Virgen María. La liturgia presenta la genealogía de Jesús. Siguiendo esta catarata de nombres, que acaban en José y María, descubrimos que Dios fue preparando la historia. Se preparó un pueblo, una Casa, una morada, un lugar donde “acampar” y dentro de ese pueblo se preparó una cuna: llamada María. 

Dios, no improvisó; con paciencia fue formando un pueblo capaz de acoger su venida y, en María, tuvo el gesto más hermoso de todos: se construyó una cuna. María es una mujer que fue capaz de anidar al Dios de la Vida. Acunando a Jesús, nos enseña a acunar la historia, a darle sentido, a redimirla.  Nuestro Dios, no quiso estar ajeno a nuestra historia como humanidad, como no quiso, ni quiere estar ajeno a nuestra biografía particular. 

Con María comenzó una nueva etapa de la historia de la salvación. Si queremos  comenzar algo nuevo en nuestras vidas, nada mejor que ponerlo bajo el amparo de María. Ella sabe de cosas nuevas, ella sabe de acunar lo nuevo, de concebir lo distinto, de alumbrar la Vida Nueva. María y José, hicieron espacio en sus vidas a lo no-previsto, a lo no-calculado, a lo que escapaba a su dominio. Y lo lograron. Así, estuvieron a la altura de una Misión que, claramente, los desbordaba. Que el Dios de la historia nos ayude, en la Natividad de María, a ser también nosotros como ella: hombres y mujeres “cuna”, capaces de acoger al Dios de la Vida, al Dios que, en Jesucristo, viene a hacer nuevas todas las cosas.


Domingo 9 de setiembre   (23º durante el año)

Marcos 7, 31-37. “… le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. …  levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Ábrete". Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.


Hoy el evangelista nos lleva a Sidón, tierra de paganos. Allí le llevan a Jesús a un sordomudo, alguien con inmensas dificultades para relacionarse, y lo ponen delante de Jesús para que lo cure. El sordomudo simboliza las dificultades que todos tenemos para relacionarnos con los demás y para hacernos entender. Los demás no le tienen paciencia al sordomudo y lo excluyen de la comunidad. Jesús lo acoge porque quiere hacerse presente también en esas dificultades.

En cada milagro Jesús expresa algo diferente. Por eso se acerca al sordomudo. Podría haberlo curado con la mirada, o con una orden, pero quiso comunicarse con él, Vemos el amor, la cercanía de Jesús, la intimidad que le ofrece a esa persona a quien nadie tenía en cuenta. Lo lleva aparte, buscando un encuentro personal y cercano, y se relaciona con él a través del tacto, tocando sus oídos y su lengua. Jesús quiere que este hombre sienta su contacto, su poder sanador que da vida. Este encuentro personal con Jesús es el único que podrá curarlo de su sordera. A pesar de los gestos realizados por el  Señor, el hombre no parece recuperar el oído. Y Jesús acude al Padre y  después grita al enfermo para que  abra su corazón. Será la única forma de sanarlo. 

Sánanos, Señor: enséñanos a comunicarnos, para que aprendamos a ser hermanos de todos.