RELFEXION - EPIFANÍA DEL SEÑOR

EPIFANÍA DEL SEÑOR
Reflexión   Mateo  2, 1-12

El seis de enero los cristianos de todo el mundo celebramos la solemnidad de la Epifanía.
Esta palabra significa "manifestación", la manifestación de Jesús. Es decir, que Jesús se dejó encontrar, se mostró, se hizo ver. Lo que se celebra hoy es que él se acercó a nuestras vidas para que lo conozcamos, para que seamos amigos, para que nos encontremos cara a cara con él.
Dicho esto, no podemos ignorar a "los tres reyes magos". Aunque hoy se los recuerde poco, siguen estando presentes en la cultura popular, y son un símbolo importante.
En realidad el Evangelio no dice que eran reyes, ni que eran tres. Sólo dice "unos magos de Oriente". Los magos de Oriente eran astrólogos, personas que observaban las estrellas y trataban de encontrar en ellas signos para entender la realidad y para prever el futuro.
La narración del Evangelio indica que Dios habló el lenguaje de los astrólogos para atraerlos, y a través de un signo celestial (una "estrella") les anunció el nacimiento de un gran rey que debía ser homenajeado. Así, mientras Herodes era un rey ilegítimo, Jesús aparecía como el verdadero rey de Israel.
La figura de estos magos en realidad no nos distrae ni nos aparta del sentido más profundo de la Epifanía. Ellos simbolizan a los pueblos paganos que se abren al encuentro con Jesús y acercan su homenaje al Mesías.
Por eso en ellos está representado cada creyente, de todos los pueblos de la tierra, que conoció a Jesús v abrió su vida a esa luz salvadora. Cuando el Evangelio dice que los magos "se llenaron de alegría" , nos invita a vivir con júbilo los signos del amor de Dios que aparecen en nuestra vida, y a celebrar con gozo nuestro propio encuentro con Jesús.
De ahí la importancia de esta fiesta, donde cada cristiano festeja con gratitud que Jesús lo ha convocado a la fiesta de su amistad y se ha dejado encontrar.

Los magos "postrándose le rindieron homenaje, abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra" . Así se cumplía una antigua profecía: "Jóvenes camellos de Madián y de Efá, todos ellos de Sabá vienen, trayendo oro e incienso y pregonando alabanzas al Señor" (Is 60, 6). Con su actitud los magos nos invitan a ofrendar algo, algo que salga generosamente del corazón, porque los seres humanos también estamos hechos para dar.

     *¿Cuál es el oro que yo puedo dar para enriquecer a los demás?
     ¿Cuál es el incienso que yo elevo a Dios como ofrenda de amor?
     ¿Cuál es la mirra que yo uso para derramar perfume y alegrar la vida de los otros?

Gracias, Jesús, porque nos regalaste el honor de conocerte, de adorarte, de contemplar tu misterio. Gracias por tu amistad