Familia Gianellina

NOVENA A LA BEATA MARÍA CRESCENCIA SÉPTIMO DÍA MARTES 17 DE MAYO

SÉPTIMO DÍA

MARTES 17 DE MAYO

“Amado Jesús, que por intercesión de María Crescencia, obtengamos la virtud del desprendimiento de todo[1], imitando la sencillez asombrosa de su santidad; para evangelizar como auténticos testigos y decir como nuestra Beata ¡Ahí está el Corazón de Jesús que me habla!”.

ILUMINACIÓN: ORAMOS CON EL EVANGELIO Lc. 10, 38-42

“Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.  Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude».  Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada»

 

EL DESPRENDIMIENTO

“La vida evangélica de seguimiento de Cristo, venido no para ser servido sino para servir, encuentra sus propias y múltiples manifestaciones en lo concreto de la vida cotidiana y, vivida en el desprendimiento de sí, se convierte en forma auténtica de vida según el misterio pascual de muerte a sí mismos para asumirla en la novedad del don de sí a los otros”[2].

EL DESPRENDIMIENTO EN MARÍA CRESCENCIA

            “Bien podemos decir que Crescencia, por sus sentimientos y por su muerte en joven edad, vivía la resurrección del Señor; estaba separada de las cosas de la tierra y desprendida de todo y de sí misma. La podríamos comparar a la flor del girasol. Así como esa flor desde la aurora busca los rayos solares, y para lograrlo, gira sobre sí misma y acompaña los movimientos del sol con los movimientos de su cabeza y de su talla hasta el ocaso. Y cada día que pasa, la flor se abre y se agranda y sus semillitas absorben toda la savia hasta llegar a la plena madurez. Así fue la Hermana Crescencia.

El Señor Jesús fue el Sol divino, que la cautivó desde la aurora de su vida familiar, la trajo al Huerto de la Virgen, para que creciera en sabiduría y gracia y madurara hasta la plenitud de la “conformidad con la imagen de Hijo de Dios” (Rm. 8, 29), o sea, hasta la plenitud de la santidad”[3].

 

ORACIÓN FINAL PIDIENDO LA PRONTA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MARÍA CRESCENCIA PÉREZ

“Padre de Jesús y nuestro que por tu Divino Espíritu haces florecer la santidad en la Iglesia, te damos gracias por la Beata María Crescencia que te amó con sencillez, y te rogamos que la glorifiques, para que su ejemplo e intercesión sirvan a la extensión de tu Reino y a la multiplicación de las vocaciones a la vida consagrada. Concédenos, por su intermedio, la gracia que, con humildad, te imploramos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén”.

(Formular la petición)

“CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO

CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS



[1] Artículo 7  de los 15 Artículos de Antonio Gianelli escritos y entregados a las Hijas de María Santísima del Huerto.

[2] SJ. LESSI, M. y Equipo para el Estudio del Carisma. Hijas de María Santísima del Huerto. Los quince artículos de Antonio Gianelli. Nuestra fuente de vida; Buenos Aires; 2004; Pág.141 a 147.

[3] Fray Contardo Miglioranza; Amor callado; Vida de la Hermana María Crescencia Pérez; Ediciones Gianellinas; Buenos Aires; 2009. Pág. 60.60.