LO QUE SE DIJO DE
Del Libro “Virtudes Heroicas practicadas por nuestra Beata
1- Sra. Assunta Julia Parodi de Colombo, alumna interna en el Hogar
de Jesús de Pergamino: “Yo creo que su vida fue realmente fuera de lo común;
fue santa en serio y practicó en forma heroica sus virtudes, especialmente la
humildad, el amor y la paciencia.”
2-
Hna. Ma. Celina Rohr: “Ya lo creo que ella era una santa. Ella
pensaba solamente en la santidad. Era verdaderamente una santa”.
3-
Hna. Ma. Ángela Quinodoz: “…
4-
Hna. Ma. Juana Corona: “
Era muy ejemplar y observante y el santo
silencio era para ella la orden más sagrada que debía haber entre nosotros…
En cuanto a la obediencia con los
superiores era ejemplarísima. No había nada que decir”.
5-
Sra. María Ester Chávez, Vda.
de Rivera: “Todos preguntaban por ella a cada momento porque la queríamos.
Toda la gente la sintió; fue un verdadero ejemplo y con el ejemplo nos enseñó.”
6-
Sra. Elisa Herrera Ocaranz: “Creo que su vida y su muerte no fueron
nada común y eso significa que sus virtudes eran realmente importantes”.
7-
Hna. Ma.
Diomira Santórsola: “Creo que para todas las Hermanas que tuvieron la dicha
de conocerla era estímulo para amar a Dios y al Instituto, donde ella se había
formado y al que pertenecía”.
8-
Madre Clotilde Astudillo, en una carta escrita a la mamá de
9-
Monseñor José M. Pérez: “Desde chica –lo sé por las referencias
de mi madre y hermanos- ella rezaba el Rosario en familia, tenía una verdadera
devoción al Señor, a Jesús Sacramentado, a
10- Pbro. Carlos A. Pérez: “…no se ven en su vida grandes acontecimientos importantes a los ojos de
los hombres, sino una actitud de sencillez, de infancia espiritual que al modo
de Santa Teresita, intenta realizar para la gloria de Dios y la salvación de
las almas”
11- Sra. Delfina Ortiz: “Creo que lo más difícil
que tuvo que soportar en su vida fue su enfermedad y la lejanía de su patria;
ella me decía a veces: `Me gustaría volver a
12- Delfina Ortiz Monardes: “…esta enfermedad que la postró en cama por cuatro largos meses fue para
ella una verdadera prueba…, sin embargo no perdió su alegría, rezaba más que
antes y sufría en silencio y paz… Ella dejó de trabajar cuando ya no dio más
físicamente, pero en su vida espiritual no la vi decaer jamás.”
13- Luisa Juana Biglieri de Pérez: “…la perseverancia, la fortaleza, la alegría, las dificultades que tuvo
que sobrellevar…son todos signos de una acción de la gracia en su vida y de una
respuesta con que ella devolvió al Señor tantos regalos que de Él había
recibido.”
14- Pbro. Carlos A. Pérez: “… estaba acostumbrada a repetir la jaculatoria que les había enseñado
15- Delfina Ortiz Monardes: “Ella vivía siempre en unión con Dios; era su esfuerzo permanente,…ella
escapaba a
16- Sra. Otilia Pérez Flores: “Cuando rezaba tenía su vista fija en el Señor. Especialmente en
17- Pbro. Carlos A. Pérez: “La oración era tan profunda como sencilla… Ella rezaba siempre sobre todo
vivía en unión con Dios…”
18- Pbro. Carlos A. Pérez: “Su oración, su vida de oración fue la clave de su encuentro con Dios…
Siempre se la veía rezando; la oración sustentó su vida y los difíciles
momentos de su enfermedad final”.
19- Sra. Delfina: “Ella
en los últimos días, en su cama yo la recuerdo con mucha oración; se lo pasaba
rezando como si hablara con Alguien…Ella rezaba y se murió como si hablara con
Alguien”.
20- Monseñor José M. Pérez: “Sí, ejercitó y desarrolló el espíritu de fe sobrenatural buscando en todo
momento la gloria de Dios y preocupándose específicamente por la salvación de
las almas”.
21- Pbro. Carlos A. Pérez:
22- Delfina Ortiz Monardes: “A los enfermos que llegaban al hospital les enseñaba el catecismo. No
tenía horario, por eso se agotó; estaba pendiente de la gente y les enseñaba
las cosas de Dios”.
23- Hna. Ángela Quinodoz: Preparaba a las niñas para
24- Sra. Delfina Ortiz Monardes: “Ella era muy devota del Sagrado Corazón de Jesús… y nos enseñaba a hacer
actos de amor y a ofrecer nuestros sufrimientos al Señor”.
25- Pbro. Carlos A. Pérez: “…en los últimos momentos de su
vida ella manifestó ver el Sagrado Corazón de Jesús que le hablaba y le enseñó
una jaculatoria…”
26- Su hermano Agustín nos recuerda que, antes
de morir,
27- Su hermano Agustín recuerda
los años de su infancia: “Todo lo que recuerdo de ella es una gran piedad que
bebió primero en la casa y luego en el Asilo de Jesús; le gustaba rezar, le
gustaba el silencio en el campo; demostraba su amor a
28- Hna. Ma. Luisa Sack, alumna de
29- Hna. Ángela Quinodoz: “… al Ángel de
30- Monseñor José M. Pérez: “Toda la vida de
31- Pbro. Carlos A. Pérez: “En todo momento prevalece en ella un espíritu de dulzura, de serenidad
interior, de paz en el corazón.”
32- Pbro. Carlos A. Pérez: “…como expresión clara de la virtud de la esperanza, la vemos desprendida,
despoblada de los bienes de la tierra, como asumiendo permanentemente el morir
de cada día, lo cual la prepara muy bien para el momento de su muerte
definitiva en el orden físico y su ingreso a la eternidad.”
33- Delfina Ortiz Monardes: “manifestó tranquilidad en los contratiempos. Nunca dijo que quería sanar,
decía: “Que se haga la voluntad de Dios”.
34- Srta. Elisa Herrera Ocaranz: “Lo que yo recuerdo es que la soportó (la enfermedad) muy serenamente y con
mucha paciencia… Recuerdo que no se lamentaba de nada…”
35- Monseñor José M. Pérez: “Durante todas las etapas de su vida, la certeza de la gloria que la
esperaba en la eternidad, hizo que viviera con los pies en la tierra, en la
sencillez de las cosas diarias, despreocupada de los sufrimientos que
ciertamente le tocaron muy de cerca; en todo buscaba sobreponerse, no quedarse
aferrada al dolor, sino al contrario, enmarcar todo lo que padecía en la órbita
de las cosas sobrenaturales, del mundo de lo sobrenatural, sabiendo que un día
gozaría eternamente y que, como dice en sus cartas, en comparación, no son nada
los sufrimientos del tiempo presente”.
36- Monseñor José M. Pérez: “Especialmente esta virtud de la esperanza es muy clara en ella, muy visible
en los momentos en que debe soportar su enfermedad final… En todo momento sus
testigos nos dicen de la sonrisa de sus labios, de la oración que nacía del
corazón, del no quejarse, de la prontitud para hacer lo que se le pedía, de la
alegría de su corazón; estuvo siempre dispuesta para la hora de Dios…”
37- Delfina Ortiz Monardes: “… más allá de las alegrías o dificultades de su vida, ella confiaba mucho
en Dios, y en
38- Monseñor José M. Pérez: “Las noticias que nos han llegado a nuestra familia hablan de una gran
paciencia con la cual fue asumiendo las diversas etapas de su último período de
vida,…; que esa fortaleza interior estaba permanentemente alimentada con la
oración, con la vida sacramental, con la actitud de alegría permanente que ella
mostraba a pesar de sus dolores, con gran frecuencia disimulados por su gran
virtud”.
39- Delfina Ortiz Monardes: “En su última enfermedad fue muy grande la manifestación de esa esperanza
porque no perdía la paz y la alegría, confiaba todo a Dios, rezaba mucho…y en
la hora de la muerte dejó un recuerdo muy especial, que anima mucho a confiar
como ella en Dios y a no desesperar, sobre todo cuando las cosas desde el punto
de vista humano no tienen esperanza de arreglo”.
40- Sra. Otilia Pérez Flores: “La esperanza la vivió heroicamente. Tenía una gran confianza en Dios.
Creo que fue heroica en la esperanza. Nunca dijo nada en contra por lo que ella
sufría”.
41- Pbro. Carlos A. Pérez: “Cuando más firmemente manifestó la virtud de la esperanza posiblemente
haya sido en ocasión de su enfermedad mortal… allí se evidencia su espíritu de
fe y su segura confianza en la eternidad feliz que le esperaba…en todo momento
la virtud de la esperanza venció en ella toda posible crisis de fe…”
42- Pbro. Carlos A. Pérez: “…actuaba por amor a Dios y con esa actitud interior de paz…profundamente
dulce, profundamente caritativa”.
43- Agustín Pérez: “…creo
sinceramente que llegó a mar mucho a Dios y al prójimo y llegó a la santidad”.
44- Assunta Julia Parodi: “No la recuerdo ocupándose de cosas que no tenían importancia para su vida
o la vida de su prójimo a quien ella quería mucho”.
45- Mons. José M. Pérez: “Su vida no tiene las características de hechos extraordinarios que haya
realizado… sino simplemente con toda sencillez, ella realizaba de un modo fuera
de lo común las cosas ordinarias y es así como manifestó su amor a Dios, en la
fidelidad de las cosas pequeñas”.
46- Delfina Ortiz Monardes: “ Yo veía que en su vida Dios siempre tenía el primer lugar,… todo lo hacía
con amor; eso a mí me impactaba mucho, porque no hacía cosas que llamaran la
atención, sino que todas las cosas más simples las hacía por un motivo especial
que se traslucía”.
47- Delfina Ortiz Monardes: “Siempre lo hacía todo con amor y con paciencia” “Ella tenía el corazón en
el cielo, en la eternidad y por eso decía que la otra vida era mejor. mucho
mejor que ésta y que los sufrimientos de esta vida no se podían comparar con
las alegrías del cielo; el deseo de ver a Dios eternamente la ayudaba mucho en
sus momentos difíciles y deseaba ese encuentro, pero con mucha paz”
48- Pbro. Carlos A. Pérez: “…todo lo hacía con tal de agradar a Dios… Y esto lo manifestó en la
entrega profunda y en la fidelidad de las pequeñas cosas de cada día, en el
espíritu religioso que animaba sus prácticas de culto a Dios, en el espíritu de
fe que impregnaba su vida y la llenaba de amor”.
49- Pbro. Carlos A. Pérez: “en todo lo que hacía se traslucía amor, paz y dulzura… Todos destacan la
dulzura de su rostro, la dulzura de su corazón, la amabilidad que la
caracterizaba en todo momento”.
50- Sra. Otilia Pérez Flores: “Era muy bondadosa y amable”.
51- Delfina Ortiz, se
goza diciendo que
52- Medelis Ederlina Narbona González: “Manifestaba mucho amor en lo que hacía. Amor a
Dios y al prójimo…su rostro mostraba una especial bondad que llamaba la
atención… era muy cariñosa”.
53- Mons. José M. Pérez: “
54- Pbro. Carlos A. Pérez: “En todo momento su vida fue un acto de amor al prójimo. Cuando llega el
momento de ejercitar su apostolado en el colegio de las Hermanas del Huerto de
la calle Rincón, en Buenos Aires, se la ve siempre disponible para todo…”
55- María Modesta Díaz: “Nunca vi que tratara mal a nadie, daba ropa para la gente pobre. Cuando no
podían pagar les regalaba los remedios y la ropa”.
56- Otilia Pérez Flores: “Ella decía: tenemos leche de más para los enfermos, ¿por qué no la damos a
los pobres?”
57- Delfina Ortiz Monardes: “…trataba de ayudar a todos en todo, con mucha sencillez… ella se brindaba
más a quien la necesitaba más; era muy dulce en su trato y esa humildad que
supo cultivar fue muy importante para vivir la caridad con el prójimo…”
58- Pbro. Carlos A. Pérez: “Era muy grande su amor a los suyos y esto lo manifestaba en las cartas que
le escribe,…”
59- Mons. José M. Pérez: “Con las Religiosas de sus Comunidades vivía en una actitud de fraterna
comunión, ella sentía un natural deseo de vivir en un clima familiar, ya
heredado de su familia…por las referencias que tenemos, en Chile le llamaban
60- Pbro. Carlos A. Pérez: “Tenía un profundísimo amor por las
religiosas de su Congregación…dice
61- Delfina Ortiz Monardes: “No tengo la menor duda que ella veía a Cristo en su prójimo; esto lo
deduzco de cómo ella trataba a la gente y cómo le preocupaba la salvación de
las almas”.
62-
Delfina Ortiz Monardes: “Con las demás personas del hospital era
firme en lo que tenía que exigir, pero sabía unir la firmeza con la bondad…”
“Con quienes tenía un trato frecuente por motivos de trabajos relacionados con
el apostolado era como una verdadera madre o hermana…”
63-
Josefa García de Volpati: “…siempre serena, alegre, tranquila. A mí
me daba la impresión de que ella siempre pensaba en Dios. Siempre trataba a la
gente con humildad y amor.”
64-
Medelis Ederlinda Narbona: “Todo eso lo he visto en
65-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Cuando llegó a Mar del Plata se encontró
con estos niños enfermos de tuberculosis, cuando llegó a Chile se encontró en
Vallenar con un pueblo que hacía pocos años había padecido un terremoto que
exigió voltear todas las casas que habían quedado aún de pie…”
66-
Delfina Ortiz Monardes: “Su amor a Dios de reflejaba en el amor al
prójimo, siempre; la alegría que proyectaba era un modo de querer a su
prójimo…”
67-
Delfina Ortiz Monardes: “Las grandes muestras de amor al prójimo
son todo lo que yo recuerdo de ella, no actuaba mal contra nadie, no criticaba
ni juzgaba…”
68-
Delfina Ortiz Monardes: “Era prudente manifestando un verdadero
equilibrio, por el cual evitaba posturas o afirmaciones tajantes…”
69-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Para ella la vocación era algo muy claro,
ella sabía muy bien a dónde quería ir…la vocación fue algo que vivió en su
corazón…”
70-
Delfina Ortiz Monardes: “Para ella era sagrado todo lo que
significase observar el cumplimiento de sus votos religiosos…”
71-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Su actitud de justicia con los
familiares, dándoles el afecto que ellos merecían, manteniendo con ellos una
fluida comunicación epistolar…”
72-
M. Josefa García: “Sí, era muy querida por todos. Yo la
apreciaba mucho porque era una persona muy justa, muy accesible a cualquier
pregunta, fácilmente ella se acercaba a los demás”.
73-
Delfina Ortiz Monardes: “…ella buscaba hacer felices a los demás y
para esto lo primero que deseaba era darles lo que les correspondía y más aún
si podía…”
74-
Sra. Ma. Josefa García de Volpati: “…siempre serena, alegre, tranquila. A mí
me daba la impresión de que ella siempre pensaba en Dios… Siempre trataba a la
gente con humildad y amor”.
75-
Delfina Ortiz: “Yo la veía siempre con un gran dominio de sí
misma y dueña de sus propios impulsos e inclinaciones…la tengo muy presente
como una religiosa dueña de sí misma. Yo la recuerdo muy bien como una mujer
muy paciente siempre y frente a situaciones difíciles, imprevistas, molestas,
ella reaccionaba con dulzura…”
76-
Delfina Ortiz Monardes: “Ella daba mucho valor a las pequeñas
mortificaciones, pero no conozco penitencias grandes; si las hizo, no lo dijo;
por otra parte su salud no creo que le permitiera mucho, pero su salud pobre ya
era un motivo de penitencia que ella aceptaba”.
77-
Delfina Ortiz Monardes: “También luchaba así contra la pereza que
le hubiera impedido proponerse metas propias de la santidad… este dominio de sí
misma era algo constante y heroico; siempre estaba pronta para el ejercicio de
las virtudes y en su mirada se veía la transparencia de Dios”.
78-
Elisa Herrera Ocaranz, hablando de la enfermedad de
79-
Sra. Antonia Verazia I. Sacchetto: “…y aunque en su interior haya tenido
sufrimientos importantes prevaleció en todo momento una respuesta generosa,
alegre y feliz a lo que Dios pedía.”
80-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Podría señalar entre las cosas arduas, la
muerte de su padre en el día de su profesión religiosa. En segundo lugar la creencia, cuando era todavía novicia, que
a raíz de la fiebre tifoidea que había dejado rastros en ella, tenía que dejar
el noviciado. Esto la hizo sufrir mucho
cuando pensó que tendría que dejar la vida religiosa
por su enfermedad. En tercer lugar podría señalar su viaje a Mar del Plata…
sabía que se encontraría con niños enfermos de tuberculosis ósea…su viaje a
Chile fue nuevamente una gran dificultad que debió asumir. En todas estas
circunstancias, ella demuestra una verdadera fortaleza…”
81-
Delfina Ortiz Monardes: “Edificó a todos los que la visitaron
durante su enfermedad. No perdió la alegría a pesar de que fuera perdiendo las
fuerzas…ella todo lo esperaba de Dios y eso le daba paz y paciencia.”
82-
Sra. Otilia
Pérez Flores: “
83-
Delfina Ortiz Monardes: “… todo lo sufría pacientemente; todo lo
soportaba sin quejarse, rezaba mucho, se aferraba a la cruz, vivía muy serena
la soledad que se le impuso por su enfermedad, nunca dijo que la soledad le
costara, mantenía la serenidad y alegría de su rostro”.
84-
Sra. Medelis E. Narbona: “Todo lo sobrellevó con gran entereza, con
mucha resignación y paciencia, dando pruebas de una admirable fortaleza. Ella
nunca se quejó de sus dolores”.
85-
Agustín Pérez: “Es muy poco lo que conozco de todo su tiempo en
Chile; en sus cartas dice que su salud no es gran problema; parece que no nos
quería preocupar. Por otra parte siempre fue muy paciente en todo tipo de
molestias y hemos escuchado que esa paciencia la acompañó en su última
enfermedad”.
86-
Delfina Ortiz Monardes: “No se quejaba, rezaba mucho, no quería molestar a nadie: no perdió la
alegría a pesar del dolor y la soledad que debía soportar por su enfermedad
contagiosa. Hasta el último momento hizo esfuerzos para trabajar hasta el
final, aunque estaba muy enferma”.
87-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Estoy
seguro de que ejercitó la fortaleza en grado heroico en todos los momentos de
su vida. Esto se manifiesta de una manera especial en la última etapa de su
vida, antes de morir”.
88-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Denota una verdadera entereza de alma,
una verdadera actitud de fortaleza que la consigue especialmente orando; ella vive en oración; no se queja, no reclama
nada, simplemente está como a la espera de la hora del Señor para su vida; con
verdadera fortaleza, con verdadera paz en el corazón; así también acepta la
noticia de la propia muerte como quien ya está preparada para ese gran
momento”.
89-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Pero recibió la noticia de la muerte con una
rápida aceptación de la voluntad de Dios y con mucha fortaleza de ánimo, con
gran serenidad y alegría interior, con mucha oración vivió los meses que
precedieron al momento final de su vida, a la hora de entregarse totalmente a
Dios”.
90-
Monseñor José María Pérez: “…Nuestra familia vivió una situación
material de suma pobreza; ella bebió en esa escuela de pobreza que nuestros
padres nos enseñaron a vivir y para toda su vida significa un punto de partida
que le ayudó a descubrir los grandes horizontes de la fe y el desarraigarse,
desde muy niña de las cosas de la tierra las cuales simplemente le sirvieron
como vehículo para llegar a las cosas del espíritu”.
91-
Hermana Filomena D´Hall: “…En el noviciado ella nos enseñaba cómo
manejar las cosas, cómo debíamos tener cuidado del agua, del jabón, de todas
las cosas que uno tenía que usar…”
92-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Era feliz con lo que tenía: se contentó
con lo necesario como se le pedía en la vivencia de la pobreza a partir de su
voto religioso y realmente se sentía feliz con lo que tenía y no ambicionaba
cosas extrañas”.
93-
Señora Otilia Pérez Flores: afirma que
94-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Como expresión de la virtud de la pobreza
puedo destacar por todo lo que conozco de ella, el gran espíritu de
laboriosidad, que siempre, ya sea en su
casa como también después, en las Comunidades Religiosas donde estuvo, la
caracterizaba, ella trabajó mucho, se brindaba mucho a todos, no tenía
preferencias por los trabajos que más la hicieran brillar…hacía cosas que no le
correspondían…siempre estaba dispuesta a hacerlo todo”.
95-
Pbro. Carlos A. Pérez: se puso al servicio del prójimo, de
acuerdo a las exigencias del carisma del Fundador, que señala la importancia de
la entrega a los más pobres, a los más humildes…”
96-
Señora Medelis Ederlinda Narbona González:
“La obediencia a
97-
Monseñor José María Pérez: “Sé que su ejemplo de obediencia era
naturalmente animador en las religiosas…Me consta concretamente que con
98-
Pbro. Carlos Pérez: “Tenía un profundísimo amor a las
Religiosas de su Congregación, un sentido grande de obediencia y de fraternidad
con todas las Hermanas. Se la recuerda esencialmente servicial con todas.
Cuando ella llegaba a una reunión, era motivo de alegría”.
99-
Señora Antonia Verazia Isabel Sacchetto: “Profundamente fiel, obediente, dócil, en todo
momento era feliz haciendo lo que se le pedía”.
100-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Fue prudente en el trato con las
personas de otro sexo, no conozco que haya mantenido relaciones epistolares con nadie en particular, excepto
con su familia …Muestra un gran equilibrio en su persona, un verdadero
equilibrio afectivo; no es la mujer que se repliega, que se encierra en sí
misma, sino al contrario, una mujer que habiendo vivido intensamente el
descubrimiento del Señor en su vida, hace de ella un servicio a los otros y en
consecuencia sabe que es necesario para esto la negación a sí misma, a su
propio egoísmo, a todas las maneras de ataduras humanas.
101-
Monseñor José María Pérez: “Siempre se habló de limpidez de su
mirada, de su sonrisa amable, de la dulzura de su corazón, todo lo cual habla
de una diafanidad de alma, de una pureza de corazón y de cuerpo que se
manifestó en su mirada y en las distintas expresiones de su personalidad”.
102-
Delfina Ortiz Monardes: “Su pureza de corazón y de vida y la entrega heroica a los demás expresaban
que su corazón no estaba apegado a los placeres de la tierra… Siempre estaba
pronta para el ejercicio de las virtudes y en su mirada se veía la
transparencia de la gracia de Dios”.
103-
Hermana Ángela Quinodoz: “Era el ángel de la comunidad”, haciendo
referencia a la pureza de corazón y de alma de esta religiosa.
104-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Todos los datos referentes a las diversas
etapas de su vida, hablan esencialmente de este constante deseo de agradar a
Dios, en una vida humilde y la destacan humilde…sobre todo cuando la enfermedad
la tenía como aprisionada”.
105-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Ella buscaba simplemente servir, servir a
la gloria de Dios, a la salvación de las almas. Simplemente buscó ser fiel a
Dios en todo y concretó este deseo de servicio con respecto a Dios en la
oración y con respecto al prójimo, en el servicio ininterrumpido…”
106-
Delfina Ortiz Monardes: “Su actitud de servicio nos muestra que
para nada pretendía estar sobre nadie, sino al servicio de todos; tanto en su
comunidad como con los enfermos, como con todas las personas que la trataban”.
107-
Monseñor José M. Pérez: “Las Religiosas destacaron por sobre todas
las virtudes la humildad de
108-
Monseñor José M. Pérez: “Jamás se la vio preferir para sí misma
cargos, honores o privilegios especiales. Simplemente era una religiosa del
conjunto, no se creía más que nadie, al contrario, buscaba realmente estar al
servicio de todos”.
109-
Monseñor José M. Pérez: “Ella era feliz haciendo lo que tenía que
hacer. En todo lo que hacía era inmensamente feliz. De manera que no tenía
importancia para ella realizar cosas grandes o pequeñas, sino únicamente hacer
lo que Dios le pedía…su corazón estaba puesto en la eternidad, asumía en la
tierra las exigencias de la dureza, de las humillaciones que son humanamente
difíciles, pero son precio de la redención”.
110-
Hermana María Filomena D´Hall: “Directamente yo sé que ella era de un
carácter excepcional, humilde. De todas las personas que yo he oído hablar,
todos me dicen lo mismo: se caracterizó por su humildad”.
111-
Elisa Herrera Ocaranz: “La recuerdo con mucha humildad y con
mucha bondad y resignación en la enfermedad”.
112-
Hermana María Inmaculada Mariño: “Era tan hermana, tan fraterna, tan
humilde…Amable y hermana, siempre dispuesta a colaborar, pero en silencio, en
humildad, sin llamar la atención”.
113-
Pbro. Carlos A. Pérez: “Toda la sencillez que es posible en una persona
de Dios, la tenía esta Sierva del Señor. Las religiosas o personas que la han
conocido desde chica y que la han visto crecer en la vida religiosa, destacan
especialmente que la virtud de la humildad fue la que más sobresalió en su vida
y por la cual agradó profundamente a Dios”.
114-
Señora María Josefa García: “ella jamás ponía obstáculo a nadie. Era
humilde, accesible, atendía a todos, era fácil acercarse a ella. Ella con todos
era muy humilde, muy confiada, muy cariñosa, muy accesible. Dentro de su serenidad
era muy humilde”.
115-
Assunta Julia Parodi: “Era realmente un ejemplo. No era egoísta.
Nunca con altanería o soberbia. Muy, muy humilde. Las religiosas nos la ponían
de ejemplo y ya se iba perfilando que iba a ser santa”.
116-
Delfina Ortiz Monardes: “Como expresión de su profunda humildad
era sencilla con todos, y eso la hacía especialmente atractiva. Ella llevaba a
pensar en Dios”.
117-
Señora Assunta Julia Parodi de Colombo: “Las religiosas, cuando hablaban de ella,
nos la ponían como ejemplo y ya se iba perfilando que iba a ser santa. Yo
tendría nueve o diez años y siendo ella novicia, las religiosas nos hablaban de
ella de un modo especial”.
118-
Hermana María Albertina Bossio: “Ese traslado a Chile ella lo había
sentido mucho y por esta razón le había pedido a
119-
Otilia Pérez Flores: confirma que también en el Solarium del
Mar del Plata era considerada santa: “Mientras vivía, las personas que asistían
a misa decían que ella era una santa, sobre todo las mamás que tenían sus niños
enfermos del pulmón. Sólo tenían agradecimiento hacia ella la gente que
frecuentaba el hospital y
120-
Hermana Catalina Piva: se encontró con
121-
Delfina Ortiz Monardes: “Quedó muy fuerte en la memoria de los
fieles la vida y las virtudes de esta Hermana. Aproximadamente cuatro años
después de su muerte las Hermanas del Huerto se fueron de Vallenar, y no
pudieron llevar los restos de
122-
Luisa Juana Biglieri: “…Insistía la gente en que había muerto
una santita y por eso querían tenerla consigo. Cuando las Hermanas del Huerto
dejaron Vallenar… no quisieron dejársela llevar y así fue como estuvo en
Vallenar más de treinta años, hasta que llegó el tiempo en que decidieron
llevarla definitivamente y apareció en este momento incorrupta”.
123-
Señora Otilia Pérez Flores: “Aún ahora que vamos al cementerio,
visitamos el lugar donde estuvo enterrada y decimos los del pueblo: “aquí
estaba
124-
Delfina Ortiz Monardes: “todo el mundo la quería. El Padre Luis,
después de su muerte decía: “era una religiosa privilegiada”. Había sido el
confesor. Eso lo decía en
125-
Señora Antonia Verazia. I.
Sacchetto: “Supe que se enfermó, que murió muy santamente. Las Hermanas
hablaban muchísimo de su vida y de su muerte santa, se escribieron algunas
biografías”.
126-
Señora María Ester Chávez: “Cuando sacaron a la monjita del
cementerio decían todos: “tendrían que hacerla santa, porque así era”.
127-
Monseñor José M. Pérez: “Cuando
se la quiso trasladar a Quillota, mientras las Hermanas del Huerto dejaban
Vallenar para siempre, las personas de Vallenar no quisieron que llevasen a la
que ellos llamaban la santita. Querían tenerla, le rezaban, la visitaban en el
cementerio y para ellos era un símbolo muy claro dela santidad que Dios había
obrado en su vida”.
128-
Monseñor José María Pérez: “La humildad de corazón, la caridad de su
espíritu apostólico y la bondad de su persona son elementos que hacen a la
santidad de
129-
Monseñor José María Pérez: “Sí, la fama de santidad nunca decayó,
todo lo contrario, en estos últimos años de modo especial, ha ido en aumento;
su sepulcro es visitado, se la honra a través del culto privado en la
recitación de la novena en su honor o llevando la estampita que la representa.
De muchos modos ella es honrada ahora, a más de cincuenta años de su muerte”.
130-
Señora Luisa Juana Biglieri: “Esa fama de santidad nunca decayó, la
incorruptibilidad ayudó a fortalecer la fama de santidad”.
131-
Hna. María Diomira Santórsola: “Creo que para todas las Hermanas que
tuvieron la dicha de conocerla era estímulo para amar más a Dios y al Instituto
donde ella se había formado y al que pertenecía. Se le invocaba y se le pedía y
sobre todo se rezaba mucho la jaculatoria.
132-
Pbro. Carlos A. Pérez: “En la misma Congregación se conservó
siempre vivo el recuerdo de la vida santa de esta Religiosa. En la vestición se
le impuso el nombre de María Crescencia en recuerdo de su tía, “muerta en olor
de santidad” se afirmaba. Las Hermanas del Huerto tuvieron siempre acerca de
ella una clara conciencia de su santidad en su vida y en su muerte”.
133-
Monseñor José M. Pérez: “Yo creo que la fama está basada en las
gracias que ella concede a quienes sinceramente y con humildad de corazón le
dirigen la súplica, la petición”.
134-
Madre Ludovica Bonoris: “Mi buena señora Ema…yo nunca asistí una
muerte tan santa como la de ella, muy parecida a la de Santa Teresita del Niño
Jesús, tengo fundada esperanza que algún día estará en los altares. Con todo,
señora, con haber hecho una muerte tan santa, me ha recomendado mucho que
rezáramos por ella, y le escribiera eso a Ud.; imprimirles en sus corazones una
confianza sin límite en el bondadoso Corazón de Jesús y que todos vayan a
buscar su salvación en ese Corazón Divino y no se cansaba de decirme ¡que
salven sus almas! ¡que salven sus almas! Esto era todo lo que ella quería que
le hiciera saber y que en ese momento estaba muy tranquila y contenta, deseando
de volar pronto al cielo.
135-
Madre Clotilde Astudillo: saluda a la mamá de
136-
Madre Clotilde Astudillo: Ah Señora, su hija no ha muerto, sino que
vive en la vida bienaventurada…Sí mi buena señora, regocíjese en nuestra
compañía porque un día veremos a nuestra querida Hermana en los altares. Estos
son nuestros augurios”.
137-
Madre Filomena Pistone: “No dudo que ella ahora que goza de Dios
en el Cielo velará sobre todos nosotros
muy especialmente sobre su familia.”
138-
Religiosa de Santa Marta: “Era una santa, siempre sonreía, su rostro
era lleno de bondad, sólo irradiaba amor”.
139-
Monseñor Domingo Salvador Castagna: “Se aventuró por el camino de los santos:
la fe expresada en la confianza y abandono en Dios: la pobreza, en la humildad
y la encantadora sencillez; la obediencia a quienes, en nombre de Dios la
gobernaban; la inmersión constante en la oración”.
140-
Monseñor Domingo Salvador Castagna: “La servicialidad heroica en la atención
de las jóvenes y de los enfermos; una gran capacidad para transformar en amor
activo el sufrimiento y la dulzura. Y serenidad en la soledad a que la redujo
su temida enfermedad”.
141-
Monseñor Domingo Salvador Castagna: “
142-
Pbro. Carlos Pérez: “Existe muchísima cantidad de gente que ha
sido beneficiada espiritualmente por gracias especiales concedidas por la
intercesión de
143-
Assunta Julia Parodi de Colombo: “Mucha gente le reza y obtiene Gracias de
ella”.
144-
Luisa Juana Baglieri de Pérez: “Le rezo siempre, de mañana y de noche,
siempre le presento mis necesidades y soy escuchada por ella”.
145-
Hermana María Luisa Sack, FMH: “Si de la abundancia del corazón habla la
boca, María Crescencia amó mucho a
Trabajo
realizado por Hna Ma. del Huerto Pucheta