“Si alguno está en Cristo, es una criatura nueva.
Lo viejo ha pasado, ha comenzado algo nuevo.”
2 Co 5, 17

Estamos llamados a salir “a toda prisa” para anunciar la Buena  Nueva : ¡Cristo ha resucitado!

Como los discípulos en el camino de Emaús, estamos listos para dejar que el Espíritu se filtre en nuestros corazones para  maravillarnos de la presencia viva de un Dios, que nos ama de manera perfecta y la evidencia de su amor se encuentra en todas partes.

Con nuestra alegre proclamación del Evangelio, los miembros de la Familia Gianellina queremos dar testimonio del amor, porque estamos invitados “a volver siempre a la escuela de Jesús, misionero del Padre y de María, primera discípula, donde la caridad evangélica, la pobreza distintivo, la vigilancia y la oración encarnada en el servicio del Reino pueden integrarse y vivirse como camino de santificación en el cotidiano y en el propio ambiente”.[1]

La puesta en marcha de los numerosas obras misioneras huertanas gianellinas, educativas y de hospitalidad, son símbolo de la presencia viva del amor, para las Hermanas y los voluntarios de la Congregación de Hijas de María Santísima del Huerto, que con una respuesta pronta, oportuna y creativa, brindan su tiempo y dedicación a la sociedad actual desgarrada por  pobreza espiritual y material.

Con corazones encendidos en nuestra misión evangelizadora anunciamos el reinado de Dios para los pobres y vulnerables.

Así, la Familia Gianellina es buena noticia para todos los que comparten esta maravillosa experiencia de caminar juntos, tras las huellas de San Antonio María Gianelli.

¡Que la fuerza del Resucitado alimente, sostenga y engrandezca la entrega misionera de la FG en el mundo, para que “iluminados por el Espíritu Santo acojamos la realidad con mirada de fe, en armonía con la Iglesia universal y el instituto para responder a la llamada de una Iglesia en salida!”[2]

¡Felices Pascuas!

Comunidad Religiosa