Familia Gianellina

4 de octubre SAN FRANCISCO DE ASÍS

4 de octubre:
SAN FRANCISCO DE ASÍS

Memoria obligatoria

“En un mundo de violencia y de culto al dinero, Francisco renunció a todo y se dedicó a vivir la pobreza, la alabanza y la confianza plena en Dios, y la configuración personal a Jesucristo. Nació en Asís el año 1.182 y, una vez convertido, después de un tiempo de soledad, comienza una labor de predicación a la que se unen un grupo de compañeros. Con ellos inicia la orden de los frailes menores (luego llamados franciscanos), que se establecerán en la iglesia de la Porciúncula y que, a diferencia de los monjes, no vivirán en monasterios aislados y no tendrán posesiones. Después, con santa Clara, fundará en la iglesia de San Damián la orden de las “damas pobres”, las clarisas. Francisco querrá morir desnudo y tendido en el suelo, el 3 de diciembre de 1226. Y será para siempre un ejemplo y una llamada a tomar como clave central de toda la vida cristiana la identificación con Cristo Jesús pobre, humilde y hermano de todos”[1].

“SEÑOR, HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ”…

San Francisco de Asís

VIGILEMOS EL CORAZÓN

“Cuidémonos mucho de la malicia y astucia de Satanás, el cual quiere que el hombre no tenga su mente y su corazón dirigidos a Dios. Y anda dando vueltas buscando adueñarse del corazón del hombre y, bajo la apariencia de alguna recompensa o ayuda, ahogar en su memoria la palabra y los preceptos del Señor, e intenta cegar el corazón del hombre mediante las actividades y preocupaciones mundanas, y fijar allí su morada”.[2]

ORACIÓN POR LA PAZ

“Señor, hazme un instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo armonía, donde hay error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la fe, donde haya desesperación, ponga yo esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo la luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría. Oh, Señor, que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, en ser comprendido, como en comprender, en ser amado, como en amar; porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la vida. Amén”[3].



[1] J.Aldazábal y otros, El santoral sugerencias y materiales; Dossiers CPL, 111, Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, 2007, pág.188.

[2] San Francisco de Asís, escritos.

[3] Ídem.