SEGUNDO DÍA
JUEVES 12 DE MAYO
ORACIÓN INICIAL
“Amado Jesús, que por intercesión de María Crescencia, obtengamos la virtud
de la profunda humildad[1],
imitando la sencillez asombrosa de su santidad; para evangelizar como
auténticos testigos y decir como nuestra Beata ¡Ahí está el Corazón de Jesús
que me habla!”.
ILUMINACIÓN: ORAMOS CON EL SALMO 139
Señor, tú me sondeas y me
conoces.
Sabes cuando me siento o me
levanto,
de lejos percibes mis pensamientos;
disciernes mi camino y mi
descanso,
todas mis sendas te son familiares.
Aún no ha llegado la palabra a mi
lengua,
y ya, Señor, la conoces toda.
5 Me estrechas por detrás y por delante,
apoyas sobre mí tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo alcanzo.
¿Adónde me alejaré de tu
aliento?,
¿a dónde huiré de tu presencia?
Si subiera al cielo, allí estás
tú;
si me acostara en el abismo, allí estás;
si me remontara con las alas de
la aurora
para instalarme en el confín del mar,
aún allí me guiaría tu izquierda
y tu derecha me aferraría.
Si dijera: Que me encubra la tiniebla
y la luz se haga noche en torno a mí,
ni la tiniebla es tenebrosa para
ti,
aún la noche es luminosa como el día:
la tiniebla es como la luz del día.
Tú formaste mis entrañas,
me tejiste en el seno materno.
Te doy gracias porque eres prodigioso:
soy un misterio, misteriosa obra tuya;
y tú me conoces hasta el fondo,
no se te oculta mi osamenta.
Cuando en lo oculto era formado,
entretejido en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mi ser informe.
En tu libro estaban escritos
todos mis días, ya planeados,
antes de llegar el primero.
¡Qué insondable me resultan tus pensamientos,
Oh Dios, qué incalculable su suma!
Si los cuento, son más que granos
de arena;
y aunque terminara aún me quedarías tú
Si mataras, oh Dios, al malvado
y se alejasen de mí los sanguinarios,
pues hablan de ti dolosamente,
y tus adversarios cuchichean en vano.
21¿No odiaré a quienes te odian, Señor?
¿No detestaré a quienes se levantan contra ti?
Los odio con odio sin límites,
los tengo por enemigos.
Oh Dios, sondéame y conoce mi
corazón,
examíname y conoce mis pensamientos.
Mira, si mi camino es errado
guíame por el camino recto.
REFLEXIÓN
LA VIRTUD DE LA HUMILDAD
“Una humildad de este estilo
requiere detenerse prolongadamente delante del Padre, para poder realizar la
verdad dentro de sí y en torno a sí y tener la lucidez necesaria para este
camino de despojo, que fructificará en el gozarse por el bien de los otros, en
la obediencia, la acogida y respecto de las (otros) con el uso de la
discreción, de la modestia, de la sencillez.
La humildad, a partir de la más antigua tradición ascética [...] es
siempre vista en su doble línea: humildad hacia Dios y humildad hacia los
hombres”[2].
LA HUMILDAD EN MARÍA
CRESCENCIA
“La Hna. María Ángela
Quinodoz nos ofrece un testimonio
luminoso de la admiración y devoción de Crescencia hacia Santa Teresita y de su
deseo de imitarla: “Crescencia tenía todo resuelto en “Caminito” de Santa
Teresita. Yo creo que la imitó en todo y ella expresamente señalaba que la
quería imitar. Entre los más admirables chispazos de luz de Teresita que
sorprendieron, conmovieron y exaltaron a Crescencia y le dieron alas para volar
hacia el Amor Misericordioso y la impulsaron a abrirse a la confianza, se
podría destacar: “Entre las cosas grandes que ha obrado en mí el Todopoderoso,
la mayor es la de haberme mostrado mi pequeñez e incapacidad para todo bien…,
ser alma pequeña, que Dios tiene que sostener
a cada instante”.[3]
ORACIÓN FINAL PIDIENDO LA PRONTA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MARÍA
CRESCENCIA PÉREZ
“Padre de Jesús y nuestro que por tu Divino Espíritu haces florecer la
santidad en la Iglesia, te damos gracias por la Beata María Crescencia que te
amó con sencillez, y te rogamos que la glorifiques, para que su ejemplo e
intercesión sirvan a la extensión de tu Reino y a la multiplicación de las
vocaciones a la vida consagrada. Concédenos, por su intermedio, la gracia que,
con humildad, te imploramos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén”.
(Formular la petición)
“CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO
CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS
[1] Artículo 2 de los 15 Artículos de Antonio Gianelli
escritos y entregados a las Hijas de María Santísima del Huerto.
[2]SJ. LESSI, M. y Equipo para el
Estudio del Carisma. Hijas de María Santísima del Huerto. Los quince artículos
de Antonio Gianelli. Nuestra fuente de vida; Buenos Aires; 2004. Pág.50 y 64.
[3] Fray Contardo Miglioranza; Amor callado; Vida de la Hermana María
Crescencia Pérez; Ediciones Gianellinas; Buenos Aires; 2009.Pág. 42.