RESONANCIAS DE RESURRECCIÓN EN CERRETA[1]
“La campana de la pequeña
iglesia de Cerreta, en la Ribera Ligure del Levante, anunciaba aquella mañana
del 12 de abril de 1789 la pascua de Resurrección.
Los aldeanos vecinos, vestidos
de fiesta comenzaron a llegar en grupos numerosos y eran recibidos por el
párroco de la Comuna del Carro, quien había llegado para brindarles el
Sacrificio Eucarístico y su palabra llena de bondad y energía.
Una dolorosa noticia turbó,
sin embargo, la alegría y la paz. Estaba agonizando la mujer de Santiago
Antonio Gianelli, el sacristán de la Iglesia. Todas las miradas se clavaron en
la rústica casa vecina. ¡Era tan triste morir cuando florecía la primavera y
allí, junto a la cama esperaba una cuna vacía!
La campana redobló su insistente
llamado, los grupos se disolvieron, y la iglesia, centinela sobre la falda de
la colina cubierta de castaños, reunió a todos unidos por el Divino Sacrificio,
ofrecido en el altar de San Vicente Ferrer por la salud de la enferma.
La plegaria brotaba del
corazón con frases entrecortadas y fervientes, las almas en pequeñas
poblaciones se aúnan tanto en las alegrías como en las tristezas.
Cuando el sacerdote entonó el Gloria en la casa vecina
llegó el eco del llanto de un niño. María y Santiago recibían su segundo hijo,
cuyo nacimiento había amenazado abrir dos tumbas. Quien notó la coincidencia
creyó ver un claro presagio, aquella vida debía desenvolverse durante 57 años
en sacrificio permanente por la Gloria de Dios”.
[1] Transcripción de págs.9 -11 del libro: “San Antonio María Gianelli;
Obispo y fundador de las Hermanas de Caridad Hijas de María Santísima del
Huerto”, de Ediciones Gianellinas del año 1994.