NOVENO DÍA
JUEVES 19 DE MAYO
“Amado Jesús, que por
intercesión de María Crescencia, obtengamos la virtud de la oración continua[1],
imitando la sencillez asombrosa de su santidad; para evangelizar como
auténticos testigos y decir como nuestra Beata ¡Ahí está el Corazón de Jesús
que me habla!”.
ILUMINACIÓN: ORAMOS CON EL EVANGELIO Lc. 11, 9- 13
“También les aseguro:
pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque
el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le
abrirá. ¿Hay algún padre entre ustedes que dé a su hijo una
serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará
un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se
lo pidan!”.
REFLEXIÓN
LA ORACIÓN CONTINUA
“Orar es estar con el Señor, deseo de estar con Él, volverse a Él
“porque Dios lo quiere”. Un orar que se hace continuo porque es un alzar el
corazón y la mente al Dios de la vida; es confiarse y confiarse a Él, además de
invocarlo y alabarlo. Una oración que es alabanza, reconocimiento y acción de
gracias; espacio del encuentro, en el recogimiento y en el silencio interior,
entre la criatura y el Creador, entre el salvado y el propio Redentor”[2].
LA ORACIÓN EN MARÍA CRESCENCIA
“20 de mayo por la tarde. Crescencia pidió que rezáramos
alguna oración al Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen veía desde su lecho en
un cuadro colocado al frente. Rezamos las letanías del Sagrado Corazón. Al
terminarlas, ella como fuera de sí y llena de gozo […] exclamó: “Veo al Sagrado
Corazón de Jesús que está rasgando la llaga de su Corazón y de ella salen
chispas como de fuego que las arroja hacia mí, diciéndome que en esa llaga me
pone a mí. […] Ahí está el Corazón de Jesús, que me habla”. […] Un poco más
tarde vio al Sagrado Corazón de Jesús y oyó […] que le decía que rezara esta
jaculatoria: “Corazón de Jesús, por los sufrimientos de tu divino Corazón, ¡ten
misericordia de nosotros! […] Decía que veía al Sagrado Corazón con la cruz y
la corona de espinas, recomendó que hiciéramos saber a la Madre Provincial lo
que había visto y pidió que rezáramos por ella y que ella lo haría por
nosotros. Después de estas palabras, entró en agonía, que fue muy corta,
expirando a los cinco minutos, dejándonos a todos edificados y con deseos de
que un día nuestra muerte sea semejante a la de ella”.[3]
ORACIÓN FINAL PIDIENDO LA PRONTA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MARÍA
CRESCENCIA PÉREZ
“Padre de Jesús y nuestro que por tu Divino Espíritu haces florecer la
santidad en la Iglesia, te damos gracias por la Beata María Crescencia que te
amó con sencillez, y te rogamos que la glorifiques, para que su ejemplo e
intercesión sirvan a la extensión de tu Reino y a la multiplicación de las
vocaciones a la vida consagrada. Concédenos, por su intermedio, la gracia que,
con humildad, te imploramos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén”.
(Formular la petición)
“CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO
CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS
[1] Artículo 14 de los 15 Artículos de Antonio Gianelli
escritos y entregados a las Hijas de María Santísima del Huerto.
[2] SJ. LESSI, M. y Equipo para el Estudio del Carisma. Hijas de María
Santísima del Huerto. Los quince artículos de Antonio Gianelli. Nuestra fuente
de vida; Buenos Aires; 2004; Pág. 209 a 225.
[3] Fray Contardo Miglioranza; Amor callado; Vida de la Hermana María
Crescencia Pérez; Ediciones Gianellinas; Buenos Aires; 2009.Pág. 96 y 97.