21 DE SEPTIEMBRE:
DÍA DE LA PRIMAVERA
“Señor, cómo quisiera
en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera
en gracia y alegría,
y crecer en tu amor más todavía”.
Himno, Laudes
LA PRIMAVERA…RENACER DE LA VIDA
En esta maravillosa estación
de la primavera (del latín primo vere, “principio de la
primavera”) abrimos el corazón para todo lo bello de la magnífica creación, en
la que Dios se revela: “Los sacramentos
son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios y
se convierte en mediación de la vida sobrenatural: el agua, el aceite, el fuego
y los colores son asumidos con toda su fuerza simbólica y se incorporan en la
alabanza”[1].
La creación, fuente de vida incesante y manantial de
sensaciones, nos invita a gozar de su armonía y recordar cómo nos gustaba de
niños, admirarnos de todo lo que nos regala:
LA CANCIÓN DEL
JARDINERO
Mírenme, soy feliz
entre las hojas que cantan
cuando atraviesa el jardín, el viento en monopatín.
Cuando voy a dormir, cierro los ojos y sueño
con el olor de un país, florecido para mí.
Yo no soy un bailarín
porque me gusta quedarme
quieto en la tierra y sentir que mis pies tienen raíz.
Una vez estudié en un librito de yuyos
cosas que sólo yo sé y que nunca olvidaré.
Aprendí que una nuez es
arrugada y viejita
pero que puede ofrecer mucha, mucha, mucha miel.
Del jardín, soy duende fiel, cuando una flor está triste
la pinto con un pincel y le toco el cascabel.
Soy guardián y doctor
de una pandilla de flores
que juegan al dominó y después les da la tos.
Por aquí, anda Dios con
regadera de lluvia
o disfrazado de sol, asomando a su balcón
Yo no soy un gran señor
pero en mi cielo de tierra
Cuido el tesoro mejor, mucho, mucho, mucho amor.
María Elena Walsh
[1] PP. Francisco, Laudato SI: Carta Encíclica del Sumo Pontífice Francisco: a los
obispos, a los presbíteros y a los diáconos, a las personas consagradas y a
todos los fieles laicos sobre el cuidado de la casa común. Lima: Paulinas.
Iglesia Católica.