24 DE
MAYO: SANTA MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS
" Tú, María, eres auxilio potentísimo de
Dios".
(San Juan Crisóstomo, Constantinopla, año 345)
HISTORIA DE MARÍA AXILIADORA
“El primero que
llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan
Crisóstomo. San Sabas en el año 532 narra que en oriente había una imagen de la
Virgen que era llamada "Auxiliadora de los enfermos", porque junto a
ella se obraban muchas curaciones. San Juan Damasceno en el año 749 fue el
primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por
nosotros". Y repite: la virgen es "auxiliadora para evitar males y
peligros y auxiliadora para conseguir la salvación". En Ucrania, Rusia, se
celebra la fiesta de María Auxiliadora el 1 de octubre desde el año 1030, en
ese año libró a la ciudad de la invasión de una terrible tribu de bárbaros
paganos. En el año 1572, el Papa San Pío V ordenó que en todo el mundo católico
se rezara en las letanías la advocación " María Auxiliadora, rogad, por
nosotros", porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la
batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un
ejército mahometano. [...] En el año 1600 los católicos del sur de Alemania
hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de auxiliadora si
los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la
terrible guerra de los 30 años. La Madre
de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el
título de María Auxiliadora de los cristianos. En 1683 los católicos al obtener
inmensa victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la
asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.
En 1814, el Papa
Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que
llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora.
Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de mayo. Desde
entonces quedó declarado el 24 de mayo como día de María Auxiliadora.
En 1860 la
Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada
con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le
construya en Turín, Italia, un templo. "La Virgen quiere que la honremos
con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que
tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe
cristiana". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de
María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia
vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer
percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios". En 1863 Don
Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Todo su capital era de
cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco
años más tarde, el 9 de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo.
Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María
Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su
patrocinio.
Don Bosco
llegará a decir: "No existe un ladrillo que no sea señal de alguna
gracia". Hoy, Salesianos e Hijas de María Auxiliadora, fieles al espíritu
de sus fundadores y a través de las diversas obras que llevan entre manos
siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los
pueblos el auxilio que viene de Santa María”.[1]
ORACIÓN DE DON BOSCO
“Oh
María, Virgen poderosa,
grande e ilustre defensora de la Iglesia,
singular auxilio de los cristianos,
terrible como un ejército ordenado para la batalla,
Tú sola has triunfado de todas las herejías del mundo.
Oh Madre, en nuestras angustias,
en nuestras luchas, en nuestros apuros,
líbranos del enemigo y en la hora de la muerte llévanos al cielo. Amén”
GIANELLI
NOS ANIMA A CONFIAR EN MARÍA
“Rueguen
y pongan de por medio el valioso patrocinio de María Santísima, en quien,
después de en Dios, colocamos nuestras mejores esperanzas.”
(Gianelli.
CP. Pág.32)
... “Su amabilidad y bondad hacia nosotros no
es menos admirable que su autoridad y su poder ante Dios. Porque Ella está tan
dispuesta a beneficiarnos que, Ella misma va en busca [...] de quien con
devoción y reverencia quiera rogarle; y una vez encontrados, los abraza y los
alimenta y los ama como a otros tantos hijos suyos. [...] La sola vista de
nuestras miserias la enternece tanto que corre veloz para ayudarnos. [...]
Sabemos por el mismo Evangelio que, aún sin haber sido invocada, socorre y
atiende a las necesidades, incluso temporales, de sus devotos. ¿Qué no hará si
se le ruega, [...] cuando aún sin ruego vuela tan pronta a prestar socorro?
[...]
Ella se adelanta a nuestros ruegos, y se
anticipa a las causas de los necesitados, porque la sola noticia de nuestras
miserias le llega tan hondo que no puede oírlas sin socorrerlas.[...] En
ayudarte será bastante más generosa de los que seas tú en tus deseos. Y será
mucho más fácil [...] que se derrumbe el mundo que el que María deje de socorrer
a quien seriamente la invoca. [...]
El mundo no tiene un pecador tan execrable que
María lo abomine, y lo arroje lejos de sí, y al que, si él se lo pide, no
pueda, no sepa y no quiera reconciliarlo con su querido Hijo. [...] No
desconfíes, pecador, [...] aunque hubieras cometido todos los pecados. Ven
seguro a María y no temas.”[2]
ACUDAMOS
A MARÍA...
MANANTIAL
DE GRACIA, EMANACIÓN DE PARAÍSO, ESPOSA Y MADRE
Gianelli contempla a María tal como Ella fue en
el pensamiento de Dios, como la muestran la Escritura, los Padres, los
Concilios, los Doctores, la Iglesia.
“Ella es verdadero instrumento de gracia,
verdadera mediadora y dispensadora de misericordia, la pacificadora entre Dios
y los hombres, la nueva Eva elegida por Dios para reparar los daños de la
primera. Por lo tanto, Ella ha salido de los cielos como acueducto que hace
llegar hasta nosotros las aguas vivísimas del Paraíso. Dios ha colocado en mí
todo vuestro bien, dice Ella con las palabras de la sabiduría. Dios quiere
darles estos bienes por medio de mis manos. No existe esperanza de vida o de
virtud que en mí no encuentren. Por lo tanto se puede comparar a los bellos
olivos de los campos, a la rosa de Jericó, al plátano, al cedro del Líbano, a
la mirra, al terebinto. Y ustedes bien saben, que se parece también a un
huerto, pero bien cerrado, regado por una fuente secreta y a tal punto que, al
percibir el perfume de sus flores y al ver sus diversos frutos pendientes,
ustedes quedan encantados, y repiten: ¡Un paraíso! Paraíso para la mirada,
dulzura para el corazón. Con tales símbolos, María nos invita a obtener
salvación, refugio, alivio a tantos males que angustian nuestra pobre
humanidad; nos concede favores especiales capaces de llenar de bálsamo nuestro
espíritu. Yo lo sé bien. La fe ve. La mística sabe”[3].
[1] DON BOSCO. Recuperado de: https://donbosco.org.ar
[2]INSTITUTO DE LAS
HIJAS DE MARÍA SANTÍSIMA DEL HUERTO. (1983). Cartas Pastorales de Monseñor
Antonio Gianelli, Obispo de Bobbio y Santo.Versión española sobre la
edición italiana “Lettere Pastorali” S. Antonio Gianelli. Traducido por Pablo
Largo. CMF. Buenos Aires. Argentina.
[3] BACIGALUPO, E. San
Antonio María Gianelli y la Virgen del Huerto.