SEXTO DÍA
LUNES 16 DE MAYO
ORACIÓN INICIAL
“Amado Jesús, que por
intercesión de María Crescencia, obtengamos la virtud de la obediencia[1], imitando
la sencillez asombrosa de su santidad; para evangelizar como auténticos
testigos y decir como nuestra Beata ¡Ahí está el Corazón de Jesús que me
habla!”.
ILUMINACIÓN: ORAMOS CON EL EVANGELIO Jn.14, 15-24
“Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el
Espíritu de la Verdad, a quien el mundo
no puede recibir, porque no lo ve ni lo
conoce. Ustedes, en cambio, lo
conocen, porque él permanece con ustedes
y estará en ustedes. No los dejaré
huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes
vivirán. Aquel día comprenderán que yo
estoy en mi Padre, y que ustedes están
en mí y yo en ustedes. El que recibe mis
mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él». Judas no el Iscariote le dijo: «Señor, ¿por
qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él
y habitaremos en él. El que no me
ama no es fiel a mis palabras. La
palabra que ustedes oyeron no es mía,
sino del Padre que me envió”.
REFLEXIÓN
LA OBEDIENCIA
“La obediencia cristiana es una sumisión incondicionada al querer
divino... y lejos de disminuir la dignidad de la persona humana, la conduce a
la madurez, haciendo descubrir la libertad de los hijos de Dios”. “Por tanto al
servicio del bien común la autoridad y la obediencia se ejercitan como dos
aspectos complementarios de la misma participación a la ofrenda de Cristo”. “Y
así la obediencia liga y une las diversas voluntades en una misma comunidad
dotada de una misión específica a cumplir... La obediencia es un sí al plan de
Dios que ha confiado una particular tarea a un grupo de personas... y así en
comunión... se debe realizar la divina voluntad, la única que puede salvar”.[2]
LA OBEDIENCIA EN MARÍA
CRESCENCIA
“La obediencia, sin
duda, es la virtud más difícil y completa. Por eso escribe, San Antonio
Gianelli, el Fundador, en las Constituciones: “Este voto es más excelente que
los otros dos, ya que sacrifica a Dios la cosa más preciada que se tiene: la
propia libertad; también porque más directa y eficazmente hace conseguir el fin
propio del Instituto. Para guardar fidelidad a los tres votos y cumplir así la
voluntad de Dios, en la que consiste la santidad, se necesita un alma sencilla
y disponible, como la tenía Crescencia, vivir el espíritu de fe, procurar
agradarle en todo y siempre al Señor”[3].
ORACIÓN FINAL PIDIENDO LA PRONTA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MARÍA
CRESCENCIA PÉREZ
“Padre de Jesús y nuestro que por tu Divino Espíritu haces florecer la
santidad en la Iglesia, te damos gracias por la Beata María Crescencia que te
amó con sencillez, y te rogamos que la glorifiques, para que su ejemplo e
intercesión sirvan a la extensión de tu Reino y a la multiplicación de las
vocaciones a la vida consagrada. Concédenos, por su intermedio, la gracia que,
con humildad, te imploramos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén”.
(Formular la petición)
“CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO
CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS
[1] Artículo 6 de los 15 Artículos de Antonio Gianelli
escritos y entregados a las Hijas de María Santísima del Huerto.
[2] SJ. LESSI, M. y Equipo para el Estudio del Carisma. Hijas de María
Santísima del Huerto. Los quince artículos de Antonio Gianelli. Nuestra fuente
de vida; Buenos Aires; 2004; Pág.117 a 139.
[3] Fray Contardo Miglioranza; Amor callado; Vida de la Hermana María
Crescencia Pérez; Ediciones Gianellinas; Buenos Aires; 2009.Pág. 44.