27 DE DICIEMBRE
SAN JUAN APÓSTOL Y EVANGELISTA
“Juan es aquél que durante la cena reclinó su cabeza
sobre el pecho del Señor. Bienaventurado el apóstol a quien le fueron revelados
los secretos celestiales, y difundió por todo el mundo las palabras de vida”.
ANTÍFONA DE ENTRADA[1]
JUAN, EL DISCÍPULO
AMADO DEL SEÑOR
Patrón de los teólogos
y escritores
“Amadísimos hermanos y
hermanas: que el Apóstol Juan, aquel que, como dice la oración de la misa de
hoy, "reclinó su cabeza en el pecho del Señor y conoció los secretos
divinos", aquel que nos reveló "las misteriosas profundidades del
Verbo divino", el discípulo predilecto de Jesús, nos haga comprender
profundamente el sentido de la Navidad que acabamos de celebrar; que nos
permita también a nosotros llegar a ser verdaderos amigos y confidentes del
Señor, y que podamos, de alguna manera, experimentar su presencia en lo más
íntimo de nuestro corazón, de forma que estemos de verdad en comunión con Él y
con el Padre, y por tanto con nuestros hermanos, y que seamos anunciadores
convencidos y convincentes de cuanto hemos "visto" y
"tocado" del Verbo de la Vida.
Así podremos decir que hemos
celebrado bien la Navidad.
Así podremos prepararnos de
verdad para el año nuevo, que por ello no podrá menos de ser para nosotros un
año rico en promesas y en frutos nuevos por el camino del bien. Con mi
bendición”[2].
San
Juan Pablo II
[1] Liturgia cotidiana; 2021; Editorial San Pablo.
[2] PP; JUAN PABLO II; AUDIENCIA GENERAL; miércoles 27 de diciembre de
1989.