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DE MAYO: VISITACIÓN DE MARÍA A SU PRIMA SANTA ISABEL
“Confíen
en María, abandónense en sus manos con toda confianza[...] Ella es Madre tan
tierna y bondadosa que no puede ver las miserias de sus hijos sin remediarlas.
Madre de Misericordia no puede permitir que se pierda ni uno solo de sus hijos
que confían en Ella...”
Antonio Gianelli
GIANELLI
Y LA VISITACIÓN
2 de julio de 1832: Gianelli contempla
a María en la Visitación a su prima Isabel. El hilo conductor es: “¿a qué
debo que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” Un panegírico amplio e
intenso, Chiávari como Isabel, goza de la materna atención y de las bendiciones
de María, que ha querido visitarla.
VISITACIÓN
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
“Este nombre hace referencia a la
visita que hizo la Virgen María a su prima santa Isabel para celebrar con ella
la felicidad de su embarazo, echo que está narrado en el Evangelio de san
Lucas, capítulo 1.
La fiesta de
la Visitación de María se celebraba desde el siglo VI en el tiempo de
Adviento. En el siglo XIII san Buenaventura le dio gran impulso porque la
Iglesia con esta fiesta quería crear un clima propicio para que la Virgen
visitase la cristiandad en un momento en que tanto lo necesitaba para resolver
el cisma de Occidente. Por ello se le dio un día particular a esta fiesta: el
31 de mayo, y entonces en muchas feligresías se celebró con especial solemnidad
la fiesta de la Visitación.
Tal como con los nombres de Concepción y Asunción recordamos los episodios más
divinos de la vida de María, con el nombre de Visitación recordamos el más
humano, así la Iglesia cierra con esta fiesta el mes de mayo, recordándonos
este episodio tan tierno de su vida, del que surgen dos de los más hermosos
cantos de alabanza: la segunda parte del Avemaría y el canto del Magnificat”[1].
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
1, 41. 45
“En cuanto oyó Isabel el saludo de
María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena del Espíritu Santo
y exclamó: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno. [...]
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las promesas que le fueron dichas de
parte del Señor!’ ”. Palabra de Dios / Te alabamos, Señor
MEDITACIÓN
“Poco después de la narración de la
anunciación, el evangelista Lucas nos guía tras los pasos de la Virgen de Nazaret
hacia “una ciudad de Judá”. María llegó allí “con prontitud” para visitar a
Isabel. [...] Así pues María, movida por la caridad, se dirige a la casa de su
pariente. Cuando entra, Isabel, al
responder a su saludo y sintiendo saltar de gozo al niño en su seno, “llena de
Espíritu Santo”, a su vez saluda a María [...] Parece ser de importancia
fundamental lo que dice al final: ‘¡Feliz la que ha creído que se cumplirían
las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’4 [...] “María es ‘feliz
porque ha creído’: ha sido la primera en creer.
Desde el momento de la Anunciación y
de la concepción, desde el momento del nacimiento en la cueva de Belén, María
siguió paso tras paso a Jesús en su “maternal peregrinación de fe”.[2]
PETICIÓN
Te pedimos, Madre de la fe, por la
salud e intenciones del papa Francisco. Que sus visitas produzcan muchos frutos
espirituales, sembrando la fe, la paz y unidad de nuestros pueblos.
Con María, roguemos al Señor /
Escúchanos, Señor, te rogamos.
ORACIÓN FINAL “Te saludamos con Isabel: ¡Bendita tú entre
las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”
San Juan Pablo II (3 de julio de 1986), Oración, Chiquinquirá, Colombi
[1] PAULINAS. ARGENTINA, URUGUAY Y PARAGUAY.
http://www.paulinas.org.ar/santos/santoral_mayo-2.html
[2] San Juan Pablo II (1987). Carta Encíclica Redemptoris Mater, nn. 13,
16. Ciudad del Vaticano. 4Lc 1, 45.