Familia Gianellina

SÚPLICAS A SAMG

SÚPLICAS


Unidos a Jesucristo, oremos al Padre de todos, y digámosle: “SEÑOR, POR MEDIO DE TU HIJO JESÚS, ESCÚCHANOS”.+
     Por todos los que hemos recibido el bautismo, para que vivamos como hijos amados de Dios y seamos instrumentos de unidad y concordia. Roguemos al Señor.
     Por todos los cristianos, para que estén siempre unidos como un solo cuerpo en una misma fe, esperanza y amor. Roguemos al Señor.
     Por todas las comunidades cristianas, por la nuestra, para que sepamos buscar juntos caminos para llegar a los más alejados y a todas las periferias. Roguemos al Señor.

     Para que la Iglesia en su salida misionera agrande los espacios y los tiempos de la misión para corresponder al amor salvador de Dios y para todos puedan vivir armoniosamente como hermanos y hermanas. Roguemos al Señor.
     Para que las familias cristianas sean fortalecidas en la responsabilidad de transmitir la fe y la vida, eduquen y evangelicen a los hijos y los hagan discípulos y misioneros de Cristo. Roguemos al Señor.
     Por los niños, jóvenes, ancianos y enfermos de nuestras familias para que cuenten con el cariño, la atención y la solidaridad de todos nosotros y a nadie le falte lo necesario para vivir dignamente. Roguemos al Señor.


Digámosle al Padre común:   “AYÚDANOS A SER COMUNIDAD”.
     Por todos los bautizados para que crezcamos en el compromiso de ser testigos de unidad y promotores de concordia. Roguemos al Señor.
     Por la Iglesia para que en medio de todos los pueblos sea factor de comunión con su mensaje y sus obras al servicio de los más pobres y postergados. Roguemos al Señor.
     Por todos los cristianos para que practiquemos la caridad sincera y el perdón generoso para ser artífices de paz y creadores de puentes de diálogo. Roguemos al Señor.
     Para que nuestras comunidades no abandonen su esfuerzo de crecer en la vivencia de los valores del Evangelio y así ser fermento de una humanidad nueva. Roguemos al Se-ñor

Con la luz de la Palabra y la fuerza del Espíritu unámonos en oración y digamos: “EN TU PA-LABRA, TE LO PEDIMOS SEÑOR”.
     Por quienes hemos escuchado el anuncio de la Palabra para que le demos lugar en nuestra vida para que produzca abundantes frutos. Roguemos al Señor.
     Por quienes ponen sus vidas al servicio de la Palabra, misioneros, predicadores, cate-quistas, teólogos, pastores, para que sean sus testigos con sus vidas y obras. Roguemos al Señor.
     Para que arraigados en la Palabra construyamos comunidades orantes, fraternas y mi-sioneras. Roguemos al Señor.
     Para que crezcamos en el discernimiento y animación pastoral desde la Palabra que inspira y abre nuevos caminos de evangelización. Roguemos al Señor.
     Por nuestra comunidad para que pueda estar siempre abierta y atenta a la voz el Señor que nos interpela y se nos manifiesta en los acontecimientos y desafíos de nuestra épo-ca. Roguemos al Señor.

DECIMOS A CADA INVOCACIÓN:  “SANTIFICA A TU PUEBLO, SEÑOR”.
     Para que cada bautizado demos testimonio con alegría, con sencillez de lo que creemos y lo que estamos llamados a ser. Roguemos al Señor.
     Para que todas las comunidades estén cada vez más fundadas en el Evangelio y partici-pen en la única misión de la Iglesia de hacer el amor de Dios próximo a cada hombre, especialmente a los más necesitados de su misericordia. Roguemos al Señor.
     Por todos los cristianos que viven en contextos de persecución y de conflictividad, donde sus vidas están amenazadas a causa de su fe, que el Señor les concedas valor y fuerza. Roguemos al Señor.
     Por todos los miembros de la Iglesia, laicos, consagrados, religiosos/as, pastores, crez-camos cada día en unidad y en coherencia para caminar juntos en santidad y justicia. Roguemos al Señor.
     Para que, por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres, se entreguen generosa-mente a sí mismos, al servicio de los hermanos. Roguemos al Señor.

DECIMOS A CADA INVOCACIÓN: “SEÑOR QUE SEAMOS VERDADEROS SERVIDORES DE LOS DEMÁS.”
     Para que cada bautizado vivamos con alegría y en comunión nuestro ministerio con espíritu de conversión y renovación permanente. Roguemos al Señor.
     Para que el Espíritu Santo nos anime en el discernimiento de nuevos ministerios para las nuevas necesidades y llamadas del mundo de hoy, para que los acompañemos e inte-gremos con respeto y aprecio. Roguemos al Señor.
     Por nuestra comunidad para que permitiendo a cada uno vivir el carisma específico, su misión, su identidad, todo al servicio del Reino, sea enriquecida con nuevas vocaciones. Roguemos al Señor.
     Para que todos los carismas puedan resplandecer en la Iglesia, reconociéndolos como dones del Espíritu Santo, caminos que llevan a Jesús y como una actualización histórica de la acción salvadora de Dios. Roguemos al Señor.

CON CONFIANZA DE HIJOS LE SUPLICAMOS. “SEÑOR DANOS UN CORAZÓN GRANDE PARA AMAR.”
     Para que todos los bautizados renovemos el compromiso y el amor por la caridad hacia los más pobres, olvidados y por quienes son sometidos a nuevas esclavitudes. Rogue-mos al Señor
     Por nuestra comunidad para que promueva nuevas relaciones contra el individualismo y la indiferencia, para que sean espacios de nuevos vínculos que ayuden a crecer en aceptación, comunión y comunicación. Roguemos al Señor.
     Para quienes poseen el poder de encauzar los sistemas políticos- económicos nacionales e internacionales ayuden a evitar nuevas y más dramáticas crisis, y orienten hacia un desarrollo real e integral, sólido y sostenible en el tiempo y respetuoso de la creación. Roguemos al Señor.
     Por las instituciones y organismos que atienden a emigrantes, refugiados y perseguidos, enfermos, víctimas de dependencias, sean apoyadas con la solidaridad de todos. Ro-guemos al Señor

. RESPONDEMOS A CADA UNA: “HAZNOS, SEÑOR, INSTRUMENTOS DE PAZ Y UNI-DAD.”

     Por nuestros gobernantes y por quienes tienen responsabilidades en el destino de los pueblos para que velen por la libertad religiosa, la equidad e inclusión social fortaleciendo su compromiso con la gestión del bien público. Roguemos al Señor
     Por nuestra comunidad para que de modo  decisivo salga al encuentro de todos, espe-cialmente de las periferias y fronteras culturales para sembrar inclusión e integración so-cial que ayude a crecer en confianza recíproca y a superar toda forma de pobreza. Ro-guemos al Señor.
     Para que las familias, iglesias, escuelas y otras instituciones enseñen, vivan y testimonien la unidad y participación más allá de toda discriminación, divisiones, indiferencia e intolerancia. Roguemos al Señor.


. RESPONDEMOS A CADA UNA: “SEÑOR, DANOS UN CORAZÓN MISIONERO.”
   
     Por la Iglesia, para que quienes nos sentimos llamados anunciar el Evangelio lo hagamos con un verdadero compromiso de hacer conocer y amar a Jesús  Oremos
     Por los países en conflicto, que sufren a causa de las dictaduras, las guerras y guerrillas, el narcotráfico y el armamentismo, para que el Señor ilumine a quienes gobiernan para que busquen soluciones concretas. Oremos.
     Por los que sufren a causa de la pobreza, el desempleo, las adicciones, la violencia y las
enfermedades para que juntos, como Iglesia respondamos a las necesidades de quienes son los preferidos del Señor. Oremos
     Por un aumento de vocaciones a la vida consagrada, al laicado comprometido y al ma-trimonio cristiano, para que juntos hagamos posible la instauración del Reino en medio de nuestros pueblos. Oremos
     Por cada miembro de la Familia Gianellina para que, de la mano de María contagiemos el gozo del mandato misionero y la urgencia del anuncio del Evangelio. Oremos
     Para que de nuestro pueblo surjan misioneros dispuestos a entregar sus vidas por la causa de Cristo y su Reino. Oremos.





María, cuando fue a ver a Isabel, fue como misionera. Fue como sierva del Señor que llevaba en su seno: iba deprisa. Ella nos enseña esta fiel premura, esta espiritualidad de la urgencia. Ave María

María nos enseña la prontitud de la fidelidad y de la adoración. No era ella la protagonista, sino la sierva del único protagonista de la misión. Ave Maria

María escucha a los pastores, a los magos y no habla, sino que conserva todo en el secreto de su corazón. Ave María

María medita y contempla el Misterio, el sentido de las cosas que le suceden y está llamada a vivir en la fe. Ave María

El Hijo de María es dado a todos, para la salvación de todos, y para que todos tengan vida en Él. Ave Maria …



Con María, Reina de los Apóstoles y Estrella de Evangelización, invocamos el don del Espíritu Santo. Ella se  dejó conducir por el Espíritu, en un itinerario de fe, hacia un destino de servicio y fecundidad. Ave Maria

Nosotros hoy fijamos en ella la mirada, para que nos ayude a anunciar a todos el mensaje de salvación, y para que los nuevos discípulos se conviertan en agentes evangelizadores.  Ave María …

En Pentecostés, María, en silencio, está en medio de los apóstoles. María se coloca en el co-razón de la misión universal de la Iglesia naciente. Ahora Cristo está completo: Él, la cabeza, y nosotros, en María, su cuerpo, unidos a Él en el Espíritu. Ave María…

Santa María Bendícenos con la alegría del amor y haz que seamos siempre agradecidos por el regalo de la vida que compartimos.  Ave Maria ...

Pedimos a la Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia que nos anime siempre con el testimonio de su fe y con la confianza serena de su materna intercesión. Ave Maria

María es consuelo y esperanza para cuantos nos sentimos cansados y agobiados, conoce nuestras angustias y aflicciones. Ave Maria

Que nos ayude a ser instrumentos de misericordia y  como Iglesia samaritana asistamos a los más necesitados con lo que tenemos, el aceite de la misericordia y el vino del amor. Ave Maria