Familia Gianellina

NOVENA A LA BEATA MARÍA CRESCENCIA TERCER DÍA VIERNES 13 DE MAYO

TERCER DÍA

VIERNES 13 DE MAYO

ORACIÓN INICIAL

“Amado Jesús, que por intercesión de María Crescencia, obtengamos la virtud de la sencillez y la prudencia[1], imitando la sencillez asombrosa de su santidad; para evangelizar como auténticos testigos y decir como nuestra Beata ¡Ahí está el Corazón de Jesús que me habla!”.

 

 

 

ILUMINACIÓN: ORAMOS CON EL EVANGELIO: Mt.10, 16-28

“Yos envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas.  A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.  El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.  Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.  Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.  El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!  No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.

 

LA SENCILLEZ Y LA PRUDENCIA EVANGÉLICA

            “La base evangélica del texto de Mt. 10, 16, que une la prudencia de la serpiente y la sencillez de la paloma, sería ya suficiente para explicar su confluencia en un único artículo. Ser sencillo o tener el ojo sencillo significa tener la propia mirada puesta sólo en Dios y en su Ley, pero al mismo tiempo la sencillez de que habla San Pablo nos lleva a la generosidad, seguros que Dios dona y donará siempre en abundancia. Sencillo es aquel que tiene un único tesoro en el cual fijar el propio corazón, el Dios que se dona generosamente; y un corazón  grande y deseoso de participar el don recibido, entrando así en la esfera de la elección de lo esencial, del amor de reconocimiento por Dios y su obra y el deseo de llevar a Dios a los otros”.[2]

 

 

 

LA SENCILLEZ Y LA PRUDENCIA EN MARÍA CRESCENCIA

            “La Hermana Crescencia no dejó ningún diario espiritual ni cuadernillo de apuntes. Sus escritos se reducen a trece cartas, aunque con seguridad habrá habido muchas otras que se perdieron. Estas cartas tanto en sus contenidos como en sus expresiones, están escritas con gran sencillez y espontaneidad y, sobre todo con gran calor familiar. Ella no hablaba ni de colegios, ni de sanatorios, ni de problemas pedagógicos ni sanitarios. Ni hay vibrantes elevaciones místicas ni reflexiones doctrinales. […] Todo está expresado con gran ternura y delicadeza. […] En sus breves escritos, la Hermana Crescencia manifiesta sus vivos anhelos de las cosas celestiales, en conformidad con lo que expresaba San Pablo: “Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en la cosas de arriba, y no en las de la tierra porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios”. (Col.3, 1-2).”[3]

ORACIÓN FINAL PIDIENDO LA PRONTA CANONIZACIÓN DE LA BEATA MARÍA CRESCENCIA PÉREZ

“Padre de Jesús y nuestro que por tu Divino Espíritu haces florecer la santidad en la Iglesia, te damos gracias por la Beata María Crescencia que te amó con sencillez, y te rogamos que la glorifiques, para que su ejemplo e intercesión sirvan a la extensión de tu Reino y a la multiplicación de las vocaciones a la vida consagrada. Concédenos, por su intermedio, la gracia que, con humildad, te imploramos. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén”.

(Formular la petición)

“CORAZÓN DE JESÚS, POR LOS SUFRIMIENTOS DE TU DIVINO

CORAZÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS



[1] Artículo 3  de los 15 Artículos de Antonio Gianelli escritos y entregados a las Hijas de María Santísima del Huerto.

 

[2] SJ. LESSI, M. y Equipo para el Estudio del Carisma. Hijas de María Santísima del Huerto. Los quince artículos de Antonio Gianelli. Nuestra fuente de vida; Buenos Aires; 2004; Pág.67.

[3] Fray Contardo Miglioranza; Amor callado; Vida de la Hermana María Crescencia Pérez; Ediciones Gianellinas; Buenos Aires; 2009.Pág. 59 y 60.