Familia Gianellina

Gracia obtenida por nuestra Beata Crescencia Pérez

Mi nombre es Pablo José Velardez. Vivo en Famailla provincia de Tucumán y quiero ofrecer este testimonio de la intercesión de la hermana María Crescencia Pérez y de una hermosa vivencia que experimente: tengo una nieta de nombre Dulce Sofía. El día 13 de mayo de 2016, mañana va a ser un año, la bebé fue internada de urgencia en el hospital del Niño Jesús.

Era una noche muy fría y lluviosa. La bebé tenía 30 días de vida. En un principio nos dijeron que tenía una bronquiolitis pero tras los estudios se confirmó una Neumonía.

La niña estaba muy grave ya que la suya era Neumonía necrotizante y la tuvimos en terapia. Siempre fui de buscar ayuda en Dios ante todos mis problemas y me dirigí a la capilla del hospital a pedir por la salud de mi nieta.

Sin saberlo , estaban rezando la novena a María Crescencia Pérez y sin conocer nada de ella ni de la Congregación de las hermanas del Huerto le recé con mucha fé pidiendo por su salud.

La verdad que  los médicos eran bastante cautos y no querían arriesgar ningún pronostico, pero yo me aferré a la oración diaria, todos los días asistía a misa de las 07:00 que celebraba el padre Daniel Nieva, comulgaba y rezaba mucho.

El sacerdote me dio una estampa con la imagen de ella y la llevé a casa y allí rezabamos todas las noches con mi familia (mi esposa Rosana , mis hijos Pablo, Felicitas y Joaquín) mi otra hija Macarena, madre de Sofía permaneció un mes junto a la bebe en el hospital y no se alejó nunca de ella;  junto a la Imagen de María Crescencia y de la Divina Misericordia pedía por su salud y daba gracias que ésta enfermedad nos mantenía Unidos en la oración. 

Pero lo que más me llamó la atención fue que desde que comencé a rezarle a esta monja empecé a sentir un hermoso aroma de flores! Lo sentía en todos lados! en mi casa, en el trabajo, en el auto, en la calle, en el dormitorio mientras me bañaba, yo le preguntaba a la gente con la que estaba si sentían algo pero todos decían que no.

Aparte fueron los días más fríos y lluviosos de ese año pero yo sentía aroma de flores. Le comenté esto al padre Daniel y al cura de la parroquia de Don Bosco de todo lo que me estaba pasando y ambos me dijeron que me quedara tranquilo, que era presencia de Dios que me estaba bendiciendo.

Esto me llevó a averiguar sobre María Crescencia y así conocí un poco su historia. Que era una monja Argentina que había muerto de una enfermedad pulmonar y que estaba en Chile y que cuando la trajeron a Argentina su cuerpo estaba inmaculado después de tantos años y del perfume a violetas que despedía.

Ese perfume me acompañó durante todo el mes que estuvimos en el hospital, fueron 30 días de sufrimiento y angustia pero al mismo tiempo yo me sentía feliz, sabiendo que  ésta bendita monja me estaba acompañando e intercediendo ante la Divina Misericordia para que mi nieta se sanara. Hoy estoy plenamente convencido que gracias a ella, mi  hermosa nieta Dulce Sofía está en casa con nosotros .