Amadísimos hijos míos:
Le
agradezco a cada uno el recuerdo que tienen de mí.
Yo le
pido a
¡Hijitos
míos!, Si aman a Jesús y quieren que a María, nuestra Madre, los quiera, tienen
que crecer en las virtudes cristianas.
Dios los
puso en un lugar donde se les enseña el bien y a practicarlo. Sean buenos,
piadosos, obedientes y respetuosos sobre todo con las hermanas y maestras.
Recuerden que ellas hacen para ustedes a veces de “Madres”. Sean agradecidos
con ellas y con todos los que le hacen el bien, y recen por ellos a Dios.
Ámense
entre ustedes, ténganse paciencia. Trátense de buena madera y perdónense
siempre.
Aprendan a amar mucho a Dios, a ser buenos, paciente,
obedientes, humildes, piadosos, sencillos, trabajadores. Por eso ahora que
están a tiempo aprendan todas las enseñanzas.
Los amos a todos hijitos míos con amor de Padre y deseo que la paz de Dios esté siempre en sus corazones. Mientras me despido los bendigo con cariño.
Antonio Gianelli.