Familia Gianellina

Reflexiones para la novena a San Antonio Gianelli

REFLEXIONES PARA LA NOVENA SAN ANTONIO M. GIANELLI

SAN ANTONIO GIANELLI

El fue pastor y forma del rebaño.
Luz para el ciego, báculo del pobre
Padre común, presencia providente,
”TODO DE TODOS”

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida;
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria.
(Fragmento del Himno de Laudes  del común de  Pastores)


12 de octubre   Lucas 11,5-13    “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. 

Jesús ve a su Padre como el Dios que está siempre pronto para darnos lo que es mejor para nosotros. ¿Creemos que Dios es así? ¿Confiamos siempre en Él?  ¿Le pedimos con insis-tencia aunque parezca que no nos escucha?  
Señor, te damos gracias. Tú nos acompañas en estos tiempos difíciles de grandes necesida-des. Por favor aumenta nuestra comprensión de tus maneras de amar, aumenta nuestra fe y nuestra confianza. Te pedimos ahora que Tú nos concedas, la valentía, la fuerza y la alegría que necesitamos para ser tus testigos.

Dice Gianelli: "Es cierto que a veces, cansados de luchar nos parece que la Providencia ya no nos quiere socorrer... pero frecuentemente, Dios nos da su ayuda, después que la hemos suspirado y pedido más de una vez". ..., recuerden siempre que lo que más les ayudará será la oración hecha de corazón y la confianza en Dios y en María. [...]

13 de octubre Mateo 10,24-33  “No tengan miedo… no se vende un par de pájaros…por unos centavos? Y ustedes valen más que muchos pájaros…

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús pidiéndonos que confiemos en Él, recordándonos la mano de la Providencia que nunca nos abandona. Pone el ejemplo de los pájaros, que son tan sencillos y simples, y sin embargo Dios no se olvida de ellos y tampoco de nosotros. Cuántas veces en la Escritura aparece la expresión "no teman, ustedes valen mucho más que los pájaros". La confianza en Jesús es la clave para vivir de esperanza. San Antonio Gianelli. Supo confiar realmente en la Providencia, supo confiar en Dios y de allí todas las grandes obras que pudo realizar de la mano de nuestro Señor Jesucristo.
Pidamos la Gracia de tener un corazón sencillo, humilde. Que los temores de este mundo, que los miedos no nos alejen de la fe, al contrario, que podamos seguir caminando firmes con la mirada puesta en Jesús como hicieron los santos, como hizo Gianelli y la Beata María Crescencia.

Dice Gianelli: “... me gusta bastante poco esa falta de resignación [...] de hecho, toda nuestra confianza de-bemos ponerla en El, pero toda, toda, toda; y que de los hombres se sirve sólo si le place y cuando le place”    “Reciba la cosa de las manos de Dios y ejecútela con plena confianza, pues, Dios la bendecirá...”   

14 de octubre  Mateo 14,22-36 «¡Ánimo! Soy yo. No teman».

Jesús les dice a los discípulos estas tres palabras que necesitan escuchar: “Ánimo! Soy yo. No teman”. Solo Jesús les puede hablar así. Pero los oídos de los apóstoles oyen el estruendo de las olas y la fuerza del viento. Y tienen miedo. Este es también nuestro error. Si no es-cuchamos la invitación de Jesús a poner en él nuestra confianza incondicional, ¿a quién acu-diremos?  Pedro, sostenido por la llamada de Jesús, salta de la barca y «se dirige hacia Jesús andando sobre las aguas». Así hemos de aprender hoy a caminar hacia Jesús. No es fácil. También nosotros podemos vacilar y hundirnos, como Pedro. Pero, lo mismo que él, podemos experimentar que Jesús extiende su mano y nos salva mientras nos dice: «Hombres de poca fe, ¿por qué dudan?». Reavivemos nuestra confianza en Jesús. No tengamos miedo.

Dice Gianelli  “ Cuando hay borrasca, hay que agarrarse de donde se pueda: la oración es buena, la confianza en Dios más aún…. Uno se aferra a lo más seguro, y va dejando que Dios se preocupe de todo”  “Aún en medio de rayos y tempestades, es necesario siempre estar seguros ... todo lo remedia la paciencia, la constancia y la total confianza en Dios y en María”.  

15 de octubre   Mateo 15,21-28 “Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada”.

A simple vista parece que Jesús hace oído sordo, ante el clamor de una madre por su hija, pero no es así. El Señor está siempre pendiente de lo que nos hace falta y siempre nos con-cederá aquello que le pidamos, y sobre todo cuando se trata de cuidarnos ante el mal. Por eso tenemos que confiar en él, tenemos que dirigirnos hacia él y confiar que Jesús puede cuidarnos.  Ojala que siempre recurramos a él con un corazón muy confiado. Que Jesús tam-bién pueda decir de nosotros ¡qué grande es tu fe, que se cumplan tus deseos! Todo puede suceder cuando nos postramos ante Jesús, no hay nada imposible para un corazón confiado.

Dice Gianelli: Es necesaria una “Fe viva, fe pronta, fe infatigablemente operativa: fe que venza el mundo, fe que nos venza a nosotros mismos; fe que valorice la fe y la propague y la exalte; fe que no se conforma, sino que siempre aspira a multiplicarse también en otros;  fe, que os anime a perseverar y a crecer en la propagación de la fe”.   

16 de octubre  Mateo 17,14-20    “Les aseguro que si tuvieran fe como un granito de mostaza … nada les sería imposible” 

La falta de fe y confianza en el poder del Señor es la causa del fracaso de los apóstoles en la curación del Joven epiléptico. Es en la fe donde nos reconocemos frágiles y necesitados. Y desde esa fe nos abrimos a la confianza en el Dios que hace posible lo que parece imposible. El que confía en ese Dios que es Padre, experimenta que se multiplican sus posibilidades. Confiar en  las posibilidades de Dios, nos hace fuertes …  Pidamos hoy al Señor la fe que sea capaz de aliviar a otros. Aunque la realidad es grande nos basta una fe como el grano de mostaza, pequeña pero con gran potencia de vida. Y aún así cuando la acción no sea tan fecunda que nos inspire la actitud del padre del joven del evangelio de hoy. De rodillas, inter-cediendo por aquellos de los nuestros que la pasan mal de tantas maneras, le pedimos al Señor que haga crecer nuestra fe.

Dice Gianelli: “…cumplan con perseverancia y exactitud el propio deber y, de este cumplimiento, saquen fuerzas para confiar todavía más en Dios .
“Será preciso que todos recomendemos encarecidamente la cosa a Dios y que pongamos en Dios nuestra con-fianza y esperemos que nos guardará de los errores más fatales” 

17 de octubre  Marcos 2,1-11  “Jesús le dice al paralítico: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”  

El paralítico no llega  hasta Jesús por sus propios medios, y en ningún momento le pide la curación. Cuatro amigos, lo llevaron a Jesús  y levantando el techo donde Jesús estaba des-colgaron al paralítico. Jesús al ver la fe, no del paralítico, sino la de esos hombres, lo sanó, perdonó sus pecados y el paralítico salió caminando.  Hoy también, quizás, vos y yo podamos pensar en el valor de la oración de intercesión. Quizás haya alguien que vive junto a mí en el trabajo, en mi propia familia, en mi colegio, alguien que conozco, que está pasando por un momento de dolor, de dificultad, de enfermedad, o de alguna situación triste.  Hoy podemos pensar, mientras rezamos en esas necesidades y en esas personas. El Señor ve nuestra fe y hará milagros si confiamos en él.

Dice Gianelli: “Por la fe sabemos que Dios quiere nuestro bien, más de lo que nosotros lo queremos. Dios ve lo que es mejor para nosotros….Aprendamos de una vez  a hacer todo lo que depende de nosotros  y a confiar en Dios, que hará el resto” 
«Si viviéramos con más fe en la divina Providencia, seguros ¡con una firmísima y grandísima confianza de esta protección diaria que nunca nos falta, cuántas preocupaciones o inquietudes nos ahorraríamos…

18 de octubre Lucas 10,1-9   “Y les decía: La mies es abundante y los obreros pocos. Rue-guen pues al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.

En el Evangelio, Jesús nos invita  a una cosecha; es la vocación que Dios da a cada hombre, a cada mujer. Nos llama, nos invita a una cosecha abundante. Por eso nosotros debemos sumarnos, con gozo, a medida que descubrimos esta llamada de Dios, para trabajar por el Reino.
Pero Jesús advierte, que para ser obreros para esa cosecha, existen algunas exigencias. Jesús las describe, una por una, pero nos vamos a detener en esta: “andar ligeros de equipa-je”, Jesús aconseja no llevar ni dinero, ni alforja, ni calzado; no detenerse en el camino porque la misión urge, hay una gran necesidad de que anunciemos que el Reino de Dios está cerca, está entre nosotros, es una realidad que ya está instalada desde que Jesús vino a la tierra; el Reino de Dios, está en medio nuestro. Vivamos este día en agradecimiento a Dios y pidamos poder ir descubriendo cada vez más esta llamada que el Señor nos hace a trabajar por el Reino, que es un trabajo gozoso porque es recoger los frutos de lo que Él ya ha sembrado en este mundo.

Dice Gianelli: ... a la hora de emprender las obras hace falta algo de intrepidez, quiero decir, algo de confianza en Dios, quien ayudará con alguna providencia particular a estas sus pobres Hijas que emprenden estos sacrificios para hacer tanto bien y que tanto (por lo que podemos creer) verdaderamente hacen”  

19 de octubre Lucas 10,17-24  “Estén alegres porque sus nombres están escritos en el cie-lo”

El evangelio de Lucas nos cuenta hoy, la reacción de Jesús ante la alegría de sus misioneros que vuelven llenos de entusiasmo por haber actuado en nombre del Señor.
Jesús los ayuda a discernir que la mayor alegría no es tanto las obras que realizan sino, que a través de la misión, sus nombres están inscriptos en el cielo. Nuestro gozo debe estar puesto en la esperanza de poder ir al Cielo y no en los éxitos materiales que obtengamos. Y es necesario tener siempre un corazón sencillo, confiado  y humilde porque Dios se manifiesta y habla a los sencillos de corazón y oculta su mensaje a los soberbios ya que ellos no lo escu-chan porque tienen un corazón satisfecho de sí mismos.   Nos indica también que aprendamos a confiar en Él.  Jesús exclama:¡Gracias Padre, porque así te ha parecido bien! Cultivemos hoy la  gratitud por todo lo que recibimos de las manos providentes de Dios.
Dice Gianelli:”Busquen el Reino de Dios, la santidad y luego, no tengan miedo que todo lo demás, no les faltará y les será dado (…) Pidan, golpeen tanto más fuerte cuanto mayores sean las dificultades, las fragilidades y los peligros… y crean que serán escuchados en el momento oportuno” 

20 de octubre  Una mujer del Pueblo exclamó: Feliz el vientre que te llevó… pero Jesús dijo: más feliz es el que cumple la Voluntad de mi Padre”

María, Madre de Misericordia, puso en el corazón de Gianelli, la certeza que todos somos amados por Dios, que todo tiene sentido cuando aceptamos, con un sí definitivo, lo que el Señor quiere hacer con nuestras vidas. Antonio Gianelli se abandonó plenamente a los planes de Dios, se dejó guiar por Él, aceptó su misericordia y la expresó en su vivir cotidiano. Su amor a la Virgen se manifestaba en gestos concretos de acogida, de acompañamiento y de servicio. 

Hablando a su pueblo S.A. M. Gianelli expresó: “María lo puede todo, y no temo ir más allá de la verdad si digo que Ella es “Omnipotente en Misericordia”: Su misericordia se extiende sobre todas las creaturas. María puede todo en el reino de la Misericordia y creemos que Ella puede abrir la fuente de la divina piedad a quien quiere, en la medida en que lo desea. Tú, hombre, en tu gran miseria, tú, enfermo en tu situación desesperada, ustedes pueblos en sus desventuras, recurran de corazón a María, Ella se empeñará por ustedes, no teman, ustedes están salvados, están al seguro. Basta ser unos miserables para tener derecho a la misericordia de María. Cuanto más desgraciado es uno, tanto más lo mira María con ternura.   En el Reino de la Misericordia el poder de María, tiene como objetivo salir al encuentro de nuestras miserias, de nuestras necesidades. ¿Por qué no recurren a María con plena confianza?” 

21 de octubre FIESTA DE S.A.M. GIANELLI y de la FAMILIA GIANELLINA

Damos gracias a Dios por el regalo de este sacerdote y Obispo, conocido como el “Santo de hierro”, que no teniendo grandes títulos académicos, tenía el gran DON de descubrir a Dios en medio de la  HISTORIA y de la GENTE, dentro de la relación tiempo y espacio geográfico, en que le tocó vivir. Reconoció a Cristo en los más pobres y fue un pastor dispuesto  a dar  la vida por sus ovejas, un pastor con olor a “oveja”, como dice el Papa Francisco.
Por hacerse pobre y servidor de todos en el cuidado de las almas; por ser un sacerdote ex-cepcional: padre de los pobres, confidente y auxilio de los pecadores, por ser un hombre de oración, desbordado de amor, paciencia y humildad, alegría, bondad y sencillez,  LA IGLESIA LO PROCLAMÓ SANTO  el 21 de octubre de 1951.

Dice Gianelli: “Viva la bondad, la misericordia y la Providencia de Dios. El prueba a sus siervos, pero no los abandona, aunque sean ingratos como lo soy yo. En todas las vicisitudes de mi pobre Congregación me ha dado siempre buen corazón y nunca perdí la calma, los ánimos, la confianza”   
 “Pero cuando yo ya no viva, ni vos, ni los otros, ¿cómo funcionarán las cosas? Dios proveerá, me diréis. Y diréis bien, y veo yo, asimismo, que a la postre, conviene abandonarse en las manos de la providencia y misericordia del Señor. Pero, entre tanto, nosotros debemos prever y proveer todo lo que podamos y sepamos. Aprender de la experiencia de los demás para bien nuestro”  
El bien es siempre bien. [...] Hagamos el bien lo mejor que podamos y dejemos luego que El se haga cargo de todo. [...] ánimo, confianza más grande que todo lo creado  

                       “SEAN TESTIGOS INCANSABLES DE ESPERANZA”

Entre las virtudes que deben practicar las Hijas de María Santísima del Huerto, San Antonio María Gianelli pone de relieve la GRAN CONFIANZA EN DIOS. Vivir abandonadas a él: esto les ayudará a que no las turben los aparentes fracasos; por el contrario, vivir esta ‘gran confianza en Dios’, les permitirá sostener a las personas angustiadas y desorientadas. Su fundador exhortaba así a las Hermanas de entonces y sigue exhortando a las de ahora: "Cuando las cosas no van bien, o incluso cuando van mal, no se turbarán, ni las considerarán un verdadero mal, sino que se humillarán ante Dios y confiarán en que él sabrá sacar de ellas algún bien".
Tengan siempre la  mirada, fija en su Fundador y en las hermanas que las han precedido en el servicio fiel a la Iglesia. Estén convencidas que también en los momentos difíciles la divina Providencia no deja de sostenerlas eficazmente”.