Familia Gianellina

14 DE DICIEMBRE SAN JUAN DE LA CRUZ, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

14 DE DICIEMBRE

SAN JUAN DE LA CRUZ, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

“Sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo”

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Gál 6, 14[1]

 

ORACIÓN COLECTA[2]

“Dios nuestro, tú hiciste de san Juan de la Cruz, presbítero, un modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la cruz; concédenos que, imitándolo siempre, lleguemos a contemplar tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

 

ALGUNOS DATOS IMPORTANTES…[3]

ü  Juan de la Cruz nació en 1542 en el pequeño pueblo de Fontiveros. La familia era muy pobre, porque al padre, de noble origen toledana, le habían echado de casa y desheredado por haberse casado con Catalina, una humilde tejedora de seda. 

ü  En 1563 inició el noviciado en los Carmelitas de la ciudad.

ü  Teresa de Jesús, le expuso su plan de reforma del Carmelo, también en la rama masculina de la Orden, y propuso a Juan que se adhiriera «para mayor gloria de Dios»;

ü  La adhesión a la reforma del Carmelo no fue fácil y a Juan le costó graves sufrimientos. El episodio más traumático fue, en 1577, su secuestro y encarcelación en el convento de los Carmelitas de la Antigua Observancia de Toledo, a causa de una acusación injusta. El santo permaneció encarcelado durante meses, sometido a privaciones y constricciones físicas y morales.

ü  Sus mayores obras son cuatro: Subida al Monte Carmelo, Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva.

 

¿QUÉ TIENE PARA DECIRNOS HOY SAN JUAN DE LA CRUZ?[4]

 

         “Para encontrar la respuesta debemos tener presente que la vida de san Juan de la Cruz no fue un «volar en nubes místicas», sino que fue una vida muy dura, muy práctica y concreta, tanto como reformador de la Orden, donde encontró muchas oposiciones, como superior provincial, como en la cárcel de sus hermanos, donde estaba expuesto a insultos increíbles y a maltratos físicos. Fue una vida dura, pero precisamente en los meses pasados en la cárcel escribió una de sus obras más hermosas. Y así podemos entender que el camino con Cristo, ir con Cristo, «el Camino», no es un peso añadido al ya suficientemente duro fardo de nuestra vida, no es algo que haga más pesado esta carga, sino que es una cosa totalmente distinta, es una luz, una fuerza, que nos ayuda a llevar este peso”.



[1] Liturgia Cotidiana; 2021. Editorial San Pablo.

[2] Ídem.

[3] Cfr. BENEDICTO XVI, AUDIENCIA GENERAL; Sala Pablo VI; San Juan de la Cruz; 2011.

[4] Ídem.