DEJEMOS QUE EL FUEGO DE GIANELLI ARDA
EN NUESTROS CORAZONES
“SER CRISTIANO Y SER MISIONERO ES LA MISMA COSA”
“…ser misioneros, solo de nombre, no basta…”
Si aceptamos que nuestra vida en la tierra es para los demás, nos será fácil descubrir que nuestra vida es una “misión”. El tiempo limitado en que Dios nos da la posibilidad de vivir en este mundo, nuestra existencia es para cumplir esa misión.
Todos fuimos llamados por Jesús para anunciar su evangelio de una manera activa …; pero se puede cumplir también esta misión de una manera más misteriosa y poco llamativa. Santa Teresita descubrió que su misión era alimentar el amor de la Iglesia con su oración escondida y con su vida oculta en un Carmelo.
No se trata de ser eficientes. Se trata más bien de apasionarse con el sueño de aportarle al mundo lo mejor de nosotros mismos. Porque esa entrega realizada con amor siempre da fruto, más allá de lo que uno pueda ver o constatar.
Es importante detenernos y prestar atención al llamado del Señor, que nos llama a una mi-sión en el mundo. Es bueno detenernos a escuchar con el corazón al Señor que nos sigue llamando y tratar de reconocer su voz ¿Cuál es la misión a la que el Señor nos llama en este momento? Toda tu vida tiene que ser una respuesta.
1º DÍA Familia gianellina: SOMOS IGLESIA CON CORAZÓN MISIONERO
“… recuerdo a todos que ser misionero solamente de nombre no basta. Hay que tener el espíritu misionero, el cual, siendo caridad, suele ser, más aún, debe ser operativo"
“… misioneros, no sólo de nombre, sino de hecho, no solo de profesión, sino de pasión, no solo comunes sino escogido, extraordinarios, valerosos”
GE 138-“Nos moviliza el ejemplo de tantos (cristianos) que se dedican a anunciar y a servir con gran fidelidad, muchas veces arriesgando sus vidas y ciertamente a costa de su como-didad. Su testimonio nos recuerda que la Iglesia… necesita misioneros apasionado, devo-rados por el entusiasmo de comunicar la verdadera vida. Los santos sorprenden, desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la mediocridad…”
2º DÍA Familia gianellina: SOMOS ENVIADOS DESDE EL BAUTISMO
“Yo os ruego, carísimos, que os examinéis un poco en la presencia de Dios y ver si en este punto habéis hecho verdaderamente toda clase de esfuerzos”. “Quien no lo ha hecho, hága-lo, y quien lo ha hecho hasta aquí siga haciéndolo en lo sucesivo y sin hacerse buscar ni rogar, ofrezca su nombre espontáneamente a los asistentes para cuantas obras le parezca que puede,…” .
MME “Evangelizar a los pobres es la misión de Jesús, según cuanto Él dice; esta es tam-bién la misión de la Iglesia, y de todo bautizado en la Iglesia. Ser cristiano y ser misionero es la misma cosa. Anunciar el Evangelio, con la palabra y, sobre todo, con la vida, es la finalidad principal de la comunidad cristiana y de cada uno de sus miembros” .
3º DÍA Familia gianellina: AL CONTACTO CON EL MAESTRO SENTIMOS ARDER NUESTRO CORAZÓN
“Creo, en resumidas cuentas, que quien no tiene espíritu de misión, no tiene espíritu de Sa-cerdocio, o al menos tiene poco, poco, poco” .
“Yo creería que ese tal no merece en modo alguno un nombre tan grande. Preparémonos, pues con el estudio, y con la oración,... y también con un capital de paciencia. Crezcamos sobre todo en el celo, en la perfecta caridad hacia Dios y hacia las almas... Y todos los obstáculos terminarán" .
EG 273 La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. (…)
4º DÍA Familia gianellina: ESTAMOS ANIMADOS POR EL ESPÍRITU SANTO
“Es mejor ser pocos y resueltos que muchos e inertes. El soldado que no combate causa gran estorbo a los valerosos”. “Sintámonos todos urgidos a prepararnos para las santas misiones, para las cuales cada uno debe estar dispuesto a sacrificar algo. Muy ruin Misione-ro es el que no sabe ir a misión como no sea cuando está libre de todos los obstáculos y cuando una misión no le ha de costar sacrificios .
275. (…) Algunas personas no se entregan a la misión, pues creen que nada puede cambiar y entonces para ellos es inútil esforzarse. (…) Con esa actitud se vuelve imposible ser mi-sioneros. Tal actitud es precisamente una excusa maligna para quedarse encerrados en la comodidad, la flojera, la tristeza insatisfecha, el vacío egoísta. (…) Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muer-te y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. De otro modo, «si Cristo no resu-citó, nuestra predicación está vacía» (1 Co 15,14).
5º DÍA Familia gianellina: FORMAOS PARTE DE UNA COMUNIDAD DE AMOR.
“Encendamos en nosotros el verdadero anhelo de la divina gloria y de la salvación de las almas y entones seremos verdaderos, celosos, activos misioneros... Pero ¿cómo se encen-derá en nosotros este anhelo si nos desentendemos de nuestra propia santificación? Sea este pues, el primer cuidado, el primer afán, el primer empeño, y en pos de esto vendrá aquel fuego que, según el Evangelio enciende el mundo”
EG 266. (…) El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús ca-mina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en me-dio de la tarea misionera. Si uno no lo descubre a Él presente en el corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie.
6º DÍA Familia gianellina: NOS NUTRIMOS DEL PAN DE LA PALABRA Y DE LA EU-CARISTÍA.
“Tened por seguro, hijos míos, (… ) que quien tiene poco celo en su casa, quien es frío, quien es lánguido, quien es indiferente en casa, así es también o algo más en misión y muy a menudo en vez de cooperar a la conversión de las almas, coopera a estropear la misma misión” .
EG 275 Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos re-conocer también que cada persona es digna de nuestra entrega. (…) Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Es lindo ser pueblo fiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de rostros y de nombres!
No estamos solos para cumplir nuestra misión . Está el Señor con nosotros. El acompaña, fortalece, guía, alienta. Hay que aprender a confiar en El, seguros que si confiamos, todo terminará bien y podremos cumplir nuestra misión. Confiando daremos frutos aunque no podamos medirlos ni comprobarlos. Hay muchas cosas que nosotros no vemos, pero que el Señor ve con claridad. Por eso, donde todo parece fracaso, el Señor obra con su gracia y hace maravillas…
7º DÍA Familia gianellina: No nos cansamos de hacer el bien
“En este mundo hay que contentarse con hacer algún bien, incluso poco, y a veces el Se-ñor se contenta sólo con que lo deseemos y busquemos y lo hagamos hasta donde se nos alcanza. Pro hasta donde se nos alcanza es preciso suspirar por él y hacerlo, y aspirar a hacer tanto que convirtiéramos y salváramos el mundo entero, si fuera posible. Pero si luego no logramos nada o poco, habrá que tener paciencia y decir: Hágase tu voluntad”
EG 279 (…) quien se ofrece y se entrega a Dios por amor seguramente será fecundo. Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida. (…)
8º DÍA Familia gianellina: CREEMOS QUE JESÚS ESTÁ ENTRE NOSOTROS.
“Bien sé que algunas veces no se puede verdaderamente aquello que se querría; pero, cuántas cosas se harían si tuviéramos la verdadera caridad, cosas que ahora no hacemos porque nos falta y nos imaginamos que no podemos” .
EG 279 Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parez-ca.
9º DIA Familia gianellina: JESÚS NOS HA CAUTIVADO Y DESEAMOS DARLO A CO-NOCER.
“Recomiendo encarecidamente, … aquella irreprensible y edificante conducta que los bue-nos misioneros deben tener en todo tiempo y lugar…”
GE 139 Pidamos al Señor la gracia de no vacilar cuando el Espíritu nos reclame que demos un paso adelante, pidamos el valor apostólico de comunicar el Evangelio a los demás y de renunciar a hacer de nuestra vida cristiana un museo de recuerdos. En todo caso, dejemos que el Espíritu Santo nos haga contemplar la historia en la clave de Jesús resucitado. De ese modo la Iglesia, en lugar de estancarse, podrá seguir adelante acogiendo las sorpresas del Señor.
La respuesta a la misión que el Señor nos confía requiere un corazón generoso. Y para dis-frutarla, hay que vivirla con generosidad y gratuitamente, sin esperar reconocimientos o aplausos por lo que hacemos. Nuestra misión es mucho más que eso, porque en el fondo es una respuesta al amor que nos llama. Cuando le decimos que sí, ya no estamos midiendo nuestra entrega o calculando nuestros beneficios. O lo damos todo o nos volvemos miserables comerciantes de las cosas más profundas. ¿De qué modo estamos viviendo nuestra respuesta al llamado?
9º DÍA MARÍA NOS ENSEÑA A COMUNICAR A SU HIJO.
“Queridos hermanos y hermanas, hagamos misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. Que la Virgen nos ayude a decir nuestro «sí» en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de busca nuevos caminos para que llegue a todos el don de la salvación .
María, cuando fue a ver a Isabel, fue como misionera. Fue como sierva del Señor que lleva-ba en su seno: iba deprisa. Ella nos enseña esta fiel premura, esta espiritualidad de la ur-gencia. María nos enseña la prontitud de la fidelidad y de la adoración. No era ella la prota-gonista, sino la sierva del único protagonista de la misión.
21 DE OCTUBRE
Damos gracias a Dios por el regalo de este sacerdote y Obispo, conocido como el “Santo de hierro”, que no teniendo grandes títulos académicos, tenía el gran DON de descubrir a Dios en medio de la HISTORIA y de la GENTE, dentro de la relación tiempo y espacio ge-ográfico, en que le tocó vivir. Reconoció a Cristo en los más pobres y fue un pastor dispues-to a dar la vida por sus ovejas, un pastor con olor a “oveja”, como dice el Papa Francisco. Por hacerse pobre y servidor de todos en el cuidado de las almas; por ser un sacerdote ex-cepcional: padre de los pobres, confidente y auxilio de los pecadores, por ser un hombre de oración, desbordado de amor, paciencia y humildad, alegría, bondad y sencillez, LA IGLESIA LO PROCLAMÓ SANTO el 21 de octubre de 1951.