Familia Gianellina

LLAMADA A SER RELIGIOSA EN EL INSTITUTO HIJAS DE MARIA SMA DEL HUERTO

¿Cómo era María Angélica? No era de estatura muy alta, tenía una mirada profunda y un encanto particular, irradiaba pureza, bondad y alegría. Hablaba con gusto de Dios: las oraciones, la comunión diaria y la confesión eran la fuente secreta de su vida sencilla y buena…

Cuando sintió la llamada a ser Hermana, dio con prontitud su sí a Jesús. Sus padres la apoyaron, estaban siempre dispuestos a hacer lo que agrada a Dios. Así fue que, el 31 de diciembre de 1915, cuando María tenía  18 años, acompañada por dos religiosas dejaba el “Hogar de Jesús” y entraba en el noviciado de las hermanas del Huerto.

El camino que tenía por delante no era fácil María Angélica se dedicaba con todas sus fuerzas a profundizar la palabra de Dios y los escritos del fundador. El Santo Obispo Antonio María Gianelli. El objetivo era claro: hacer ofrenda de sí misma al Señor, hacer de toda su vida una entrega a Él y a los hermanos, siguiendo el ejemplo de la Virgen María.
Cuando era pequeña se distinguía por su humildad, mansedumbre y dulzura. Como pide Jesús a quien  quiere seguirlo, ahora ella estaba aprendiendo a negarse a sí misma, a sacrificarse, a vivir según la regla de las Hermanas con sencillez y fidelidad. No buscaba sobresalir. Se preocupaba por vivir el Evangelio. Lo había aprendido de Santa Teresa del Niño Jesús, en “el camino de la infancia espiritual”: A imitación de esta Santa se abandonaba en los brazos de Dios, de la misma manera que un niño lo hace en los brazos de su madre