LECTIO DIVINA - 4º DOMINGO DURANTE EL AÑO ‘C’ 30/01

4º DOMINGO DURANTE EL AÑO ‘C’  30/01

Encontrándose en la sinagoga de Nazaret, Jesús ha leído el c. 61 de Isaías que anuncia el Mesías de los pobres y luego afirma que dicha profecía se cumple “hoy.”

Tres son las reacciones del auditorio: admiración, desprecio y, por último, odio mortal.

Al principio, todos le prestan atención y quedan maravillados de sus palabras. Luego, sin em-bargo, nace la duda en sus corazones, pues las “palabras de gracia” pronunciadas por Jesús no encajan con su humilde origen.

     A nosotros hoy nos  queda una pregunta en el aire:
¿Por qué, en tiempos de fuerte necesidad del pueblo que era el “Pueblo escogido”, Dios opta por derramar su Gracia en los que no eran del pueblo escogido?

     Parece que para poder recibir la Gracia de Dios, es necesario tener un corazón disponi-ble.
     No basta con saberse amado de Dios, sino que también hay que amarlo y aceptarlo.
     La aceptación incondicional de Dios, es signo de amor y disposición para recibir el de-signio de aquél que nos ama.
     Así los que se jactaban de ser los elegidos de Dios, han de reconocer que, pese a ser muy amados, tal vez no amaban lo suficiente.
Lo pensamos detenidamente…


TEXTO A MEDITAR Y ORAR:   LUCAS 4, 21-30


“Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga, todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: - Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy. Y todos da-ban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían:
-¿No es éste el hijo de José? El les dijo: - Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria. Y añadió:- En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: Mu-chas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;  y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.   Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;  y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó”.

LECTURA    Leo atentamente y con devoción el evangelio las veces que sea necesario hasta en-contrar los elementos que me ayuden a entender lo que dice en sí mismo: su estructura, personajes, relaciones, acciones y reacciones.

El texto que escucharemos este domingo es la continuación del que escuchamos el domingo anterior y ayudan a hacer el nexo las palabras centrales de Jesús: "hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar".

Nos sirve recordar que Jesús ya era conocido en las sinagogas de otros pueblos y su buena fama, lo que decía y hacía en otros lugares, le precedía ahora que llegaba a su pueblo para encontrarse con sus paisanos.

Es claro que sus paisanos le admiran y aprueban en un primer momento. En un segundo mo-mento se cuestionan y no dan crédito a lo que ven y oyen de él porque "es el hijo de José", ha crecido entre ellos y no pueden admitir que sea ahora más que ellos aplicándose las palabras de Isaías.
 Finalmente le exigen que haga entre ellos lo que ha hecho en Cafarnaúm, centro de operacio-nes y lugar de la residencia apostólica de Jesús, y hasta le rechazan y le quieren matar porque pone en cuestión sus actitudes y su fe con su modo de actuar y hablar.

Este proceso en las actitudes de sus paisanos no se refiere sólo a este día sábado en la sina-goga, sino que Lucas presenta sintéticamente lo que pasará en la relación de Jesús con el pueblo judío hasta el final de su vida. Ayuda a entender este proceso y actitudes la figura de Jeremías en la primera lectura.

Por otra parte, Jesús se pone en la línea de los profetas Elías y Eliseo a través de los cuales Dios lleva generosamente la salvación más allá del pueblo judío. Esto es lo que más indigna a sus paisanos, y al pueblo judío en general, dejando ver el inflado orgullo nacionalista y el craso egoísmo de un pueblo que creía tener la exclusiva sobre Dios y no aceptaba que los beneficios de su amor misericordioso se extendieran a los demás pueblos llamados por ellos paganos, impuros y pecadores.

MEDITACIÓN  Lo que me dice a mí Dios a través de su Palabra en mis circunstancias iluminando mi vida.

Señor Jesús, me queda claro que tú eres el anunciado por los profetas, el Hijo de Dios, el sal-vador no sólo del pueblo judío sino de todos los pueblos, tú eres el salvador mío. ¡Tú eres el único salvador ayer, hoy y siempre! En tí se cumplen las escrituras.

Por otra parte veo la resistencia no sólo de tus paisanos y del pueblo judío en general, para admitir que en ti está el Espíritu del Señor y que eres el Hijo de Dios hecho hombre, veo tam-bién la resistencia de nosotros, los y las mujeres de esta época tan llena de egoísmo, consu-mismo, envidias, celos y desconfianzas que no nos dejan aceptar tu encarnación y la implica-ción de que tu amor llegue a todos y no sólo a los que se creen o nos creemos buenos.

No damos crédito a la bondad y presencia de tu Espíritu en el esposo o la esposa, en el her-mano o la hermana, en el hijo o la hija, en el patrón o el obrero, en el maestro o el alumno por el simple hecho de "que ya la o lo conocemos" y pretendemos saber todo de él o de ella, hasta sus intenciones. Y si madura o se desarrolla más que nosotros y es reconocido/a por los demás pasamos al rechazo y hasta el rencor, con malos pensamientos, malas intenciones y malas acciones en su contra.

Es cierto que "nadie puede ser profeta en su tierra". De ese modo nos privamos de lo que nos das y nos dices a través de ellos. ¡Qué lástima!
 
ORACIÓN 
  Lo que le digo al Señor desde su Palabra y desde mis circunstancias.

Señor Jesús, hoy como en aquellos días de tu ministerio en Nazaret, tú estás en medio de no-sotros, tus familiares, como un extranjero.
Me asusta un poco pensar que, creyéndome yo también ser un fiel oyente de tu Palabra,  lle-gue en algún momento a sucederme lo mismo que a tu Pueblo, al ser sordo a esa Palabra o a escandalizarme de la verdad que en ella se me revela.

Y todavía más, me escandalice de ver que tu Gracia puede llegar a otros, pobres, excluidos, perdedores que son humildes y que te reconocen incondicionalmente como Salvador y que humildes escuchan tu voz y están dispuestos a hacer lo que les pidas.
Y de mi parte no te sigo… Enséñame, Señor, a creer en tu persona y en los regalos de tu pre-sencia y de tu amor en medio de mi vida
 
CONTEMPLACIÓN . ACCIÓN

Hago silencio, adoro, alabo y bendigo al Señor.
Tomo una buena decisión y propósito para mi vida personal, familiar, laboral, escolar y la cum-plo durante la semana.
(Salesianos Centro América)