5º DOMINGO DURANTE EL
AÑO CICLO B 4 DE FEBRERO
DIOS ENTRE NOSOTROS
Jesús
entra en la vida de todos aquellos que le dejan. Algunos lo hacen por necesidad,
le piden la curación de sus males, el perdón de sus pecados,… le dejan entrar
porque le necesitan. Otros, sin embargo, simplemente van a escucharle por
curiosidad y sin saberlo, casi sin darse cuenta, le dejan entrar, a través de
sus palabras, en sus corazones.
¿De
qué tipo somos nosotros? ¿De los que le dejan entrar porque lo necesitan o de
los que simplemente se dejaron atrapar? No es que haya mucha diferencia, al
menos no en el texto evangélico, pero maticemos. Normalmente, cuando nos
acercamos a alguien por necesidad, acabada la necesidad, acabada la relación, o
como decimos por aquí: si te he visto no me acuerdo; sin embargo, cuando
conocemos a alguien por curiosidad, despacio, así como quien no quiere la cosa,
esa persona va calando en nosotros, la vamos descubriendo y nos va
descubriendo, hasta que el tiempo hace el cariño.
Para
estar con Jesús es preferible no necesitarle; sabemos que está ahí, como lo
están los amigos, los padres, los hermanos. Nuestra relación con él debe ser
construida día a día, paso a paso, oración a oración, ejemplo a ejemplo. Y no
acordarnos de él sólo cuando el agua la tengamos al cuello. Él mismo lo dijo a
sus discípulos antes de irse: siempre estaré entre vosotros.
Jesús
siempre está ahí ayudándonos aunque no lo notemos. Es su ejemplo vital el que
nos ilumina y nos anima. Cuando el mundo se nos hace cuesta arriba recordémoslo
cargando la pesada cruz, cuando parezca que nadie nos escucha miremos al cielo
como él hizo tantas veces al sentirse solo, cuando estemos enfermos recordemos
que también él sufrió (es parte de nuestra naturaleza humana),… y no lo olvidemos
nunca.
LECTURA: Marcos 1,29-39.
“Cuando salió de la sinagoga, fue con
Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con
fiebre, y se lo dijeron de inmediato. El se acercó, la tomó de la mano y la
hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al
atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y
endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a
muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios;
pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana,
antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí
estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo
encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando". El les respondió:
"Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas,
porque para eso he salido". Y fue predicando en las sinagogas de toda la
Galilea y expulsando demonios”.
LECTURA, ¿Qué dice el texto?
Jesús
curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios;
pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por
la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto;
allí estuvo orando.
El
les respondió: “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones
vecinas, porque para eso he salido”.
Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes
que atraen tu atención, tu interés?
MEDITACIÓN, ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Aquí
Jesús hace distintas curaciones, dice que curo a muchos enfermos que sufrían de
distintos males. Esto es realmente una gran emoción del paso de Jesús por la
vida de la gente. Antes también Jesús hace un signo con la suegra de Simón
Pedro que estaba en cama con fiebre y Él la toma de la mano y la hizo levantar.
Muchos signos a una persona en concreto, muy clara a Pedro y luego en el texto
comienza la misión de Jesús, dice :
Por
la mañana, antes de que amaneciera Jesús se levantó y se fue a rezar. Después
cuando Jesús es advertido que mucha gente lo busca, Él les pide a los
discípulos que lo acompañen para ir a otro lado a predicar, porque "para
eso he venido, para eso he salido”.
Jesús
no es simplemente un “milagrero” sino que los signos que realiza los hace en
función de la predicación, del anuncio del reino de Dios a todas las personas
que quieren estar abiertas y dejarse seducir, dejarse impregnar por la Palabra
que es transformadora.
También
en nosotros se hace urgente que descubramos por encima de todo lo que a nivel
personal nos puede estar haciendo el Señor, que salgamos de nosotros mismos y
anunciemos a Jesucristo desde los pobres a todos, para que se formen
comunidades orantes, fraternas y misioneras y que vivan este misterio de Amor
que es la presencia de Jesús entre nosotros.
Qué
hermoso es saber que la evangelización se realiza, en el decir de los obispos
de Aparecida y en la pluma del Papa Francisco, Jorge Bergoglio en aquel
entonces, no por invasión o proselitismo, sino por testimonio e irradiación.
Ser
misionero, significa por lo tanto vivir la fe hasta las últimas consecuencias.
Sólo si somos anunciadores del reino podemos decir “estamos/estoy viviendo a
fondo el llamado de Dios”.
Siguiendo el mensaje de este
texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?
ORACIÓN, ¿Qué le decimos a Dios?
Dios
mío, tú estás siempre a mi lado, luchando contra los males que me aquejan y
protegiéndome del malvado, En mis oraciones te agradezco por ello y por todo
cuanto me das, por eres generoso y me amas. Ayúdame a salir a ir a predicar tu
Palabra no sólo en mi alrededor, en mi entorno sino más allá, hasta tú quieras.
Siguiendo el mensaje de este
texto, ¿Cuál es tu oración personal?
Cada uno pone sus
intenciones. Amén.
CONTEMPLACIÓN, ¿Cómo interiorizamos la
Palabra de Dios?
“Vayamos a otra parte, a predicar también”
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o
párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
ACCIÓN: ¿A que me comprometo con Dios?
Vayamos
a nuestro alrededor y más allá, a llevar el mensaje del Señor, demos alivio a
los males y oremos juntos para invitar al Señor que nos proteja de todo mal
Siguiendo
el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?
ORACIÓN
SÁLVAME, SEÑOR
Del dolor y de la enfermedad, del sufrimiento y del
pesimismo
SÁLVAME, SEÑOR
Del cansancio y de la angustia, de la tristeza y del
desencanto
SÁLVAME, SEÑOR
De la maldad y del rencor, del fracaso y de las caídas
SÁLVAME, SEÑOR
Del pecado y de la debilidad, de la muerte y de las
lágrimas
SÁLVAME, SEÑOR
De la impaciencia y las prisas, del quererlo todo sin
hacer nada
SÁLVAME, SEÑOR Amén