LECTIO DIVINA - 6º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO- 11 de febrero

6º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO   Lectio    11 de febrero

“Si quieres, puedes purificarme“

Jesús era muy sensible al sufrimiento de quienes encontraba en su camino, marginados por la sociedad, despreciados por la religión o rechazados por los sectores que se consideraban superiores moral o religiosamente.

Es algo que le sale de dentro. Sabe que Dios no discrimina a nadie. A todos acoge y bendice.

Por eso, a veces, reclama con fuerza que cesen todas las condenas: "No juzguéis y no seréis juzgados". Otras, narra pequeñas parábolas para pedir que nadie se dedique a "separar el trigo y la cizaña" como si fuera el juez supremo de todos.

Pero lo más admirable es su actuación. El rasgo más original y provocativo de Jesús fue su costumbre de comer con pecadores, prostitutas y gentes indeseables. El hecho es insólito. Nunca se había visto en Israel a alguien con fama de "hombre de Dios" comiendo y bebiendo animadamente con pecadores. En lo más íntimo de su ser sentía un respeto grande y una amistad conmovedora hacia los rechazados por la sociedad o la religión.


Marcos recoge en su relato la curación de un leproso para destacar esa predilección de Jesús por los excluidos. Jesús está atravesando una región solitaria. De pronto se le acerca un leproso. No viene acompañado por nadie. Vive en la soledad. Lleva en su piel la marca de su exclusión. Las leyes lo condenan a vivir apartado de todos. Es un ser impuro.

De rodillas, el leproso hace a Jesús una súplica humilde. Se siente sucio. No le habla de en-fermedad. Solo quiere verse limpio de todo estigma: «Si quieres, puedes limpiarme». Jesús se conmueve al ver a sus pies aquel ser humano desfigurado por la enfermedad y el abandono de todos. Aquel hombre representa la soledad y la desesperación de tantos estigmatizados. Jesús «extiende su mano» buscando el contacto con su piel, «lo toca» y le dice: «Quiero. Queda limpio»


ORACION INICIAL

Señor,…si quieres puedes limpiarme…y llenarme de tu amor…

y sacar, mis temores y susceptibilidades…

Si quieres…dame confianza y esperanza… y una alegría profunda…

Señor,…si quieres puedes hacerme sensible a los demás…

y que me acerque a ellos y te dé a conocer…

y les muestre tu amor… si quieres…


INVOCAMOS AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo necesitamos de tu ayuda para comprender, llevar al corazón y a nuestra vida el mensaje de Dios. Amén.


EVANGELIO SEGÚN MARCOS 1, 40-45

 “Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes purificarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado. Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: “No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio”. Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes”


LECTURA, ¿QUÉ DICE EL TEXTO? 

Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.


Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: ‘Si quieres, puedes limpiarme’. Jesús se abaja, entra en los terrenos solitarios de la muerte; se hace el encontradizo, espera. Un leproso, acostumbrado al desprecio y rechazo permanentes, percibe en Jesús señales de amor y se acerca confiado. La confianza en Jesús es la clave. La oración es “conocer lo que somos con llaneza, y con simpleza representarnos delante de Dios”. “Si quieres, puedes lim-piarme”. El Espíritu es el artífice de este milagro. 

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: ‘Quiero, queda limpio’. Jesús se con-mueve al ver, a sus pies, a aquel hombre desfigurado. Se acerca, extiende la mano, toca la lepra y la limpia, levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre. Jesús nos crea de nuevo. Ama sin tener que amar, engrandece nuestra nada. La oración es un grito de fe, es un tiempo de gracia que nos permite experimentar la ternura sin medida de Jesús. 

(El leproso), cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones. El en-cuentro con Jesús nos cambia la vida, devuelve la vida a nuestro corazón, nos convierte en testigos de sus maravillas, nos hace mensajeros del evangelio. 

Jesús se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes. Quienes hemos experimentado la fuerza sanadora de Jesús, no podemos ni queremos hacer otra cosa que buscarlo y estar con Él. Llevamos sus ojos grabados en el alma. Nuestras músicas lo glorifican. Cualquier descampado se convierte en un jardín; la oración es una fiesta de vida. 


Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu in-terés?


MEDITACIÓN: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?


En este texto la Lepra representa uno o más problemas y de cualquier índole en nuestra vida, con los cuales llevamos poco o mucho tiempo, y el caer de rodillas es cuando finalmente to-camos fondo y no encontramos nada más que ponernos en manos del Señor y decir: “Si quieres, puedes purificarme”, lo humanamente posible lo hemos agotado y es entonces donde entendemos más los planes del Señor y, es su voluntad y no la nuestra lo que determina lo que sigue. ¿Comprendo que Dios me ha dado la vida, un plan y misión donde hay alegrías y tristezas, así como le sucedió a Jesucristo?; mis lepras siempre tienen solución ya sea a corto o largo tiempo, es cierto que podemos ayudar, buscar soluciones pero sólo Dios sabe el momento justo para actuar, ¿Le pido al Señor que me purifique, que me ayude y confió en que él quiere hacerlo según su voluntad?


Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?


ORACIÓN, ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios...


Mi Dios, muchas veces no entiendo mis tristezas, y más aún a veces siento que no me escu-chas, que no me quieres ayudar, que no me quieres purificar, perdóname por decir esto, en-tiendo que es tu voluntad y no la mía la que debo aceptar, viendo a Jesucristo debo tener fe y confiar en tu voluntad, así aprendo que debo siempre buscarte, pedirte que me purifiques y esperar la respuesta según tu voluntad.


Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones.


CONTEMPLACIÓN, ¿cómo interiorizamos la palabra de Dios?


Contempla como Jesús se acerca al leproso, extiende su mano, le toca y le dice: «Quiero: queda limpio». Jesús hace lo mismo contigo y te dice: siéntete curado, perdonado, redimido, amado…

Jesús va por la vida haciendo el bien a todos, sobre todo, a aquellos que le suplican con fe y confianza. Se compadece de los humillados, de los enfermos… y les devuelve la dignidad como personas y como hijos de Dios. En nuestra sociedad hay otros “leprosos”: sin trabajo, marginados, incomprendidos… ¿qué sientes y puedes hacer por ellos?

Con la humildad del leproso curado interioriza y repite pausadamente, los cuatro verbos que expresan lo que Jesús hizo con él:

Señor, tú puedes sanarme…

Señor, tú puedes curarme…

Señor, tú puedes limpiarme…

Señor, tú puedes purificarme…


Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?


ACCIÓN, ¿a qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?


A aceptar que Dios me ha dado la vida, un plan y una misión con alegrías y tristezas.

Ante cualquier eventualidad siempre pedir al Señor y que se haga según su voluntad.

Ayudar a los hermanos que tienen “lepras” problemas y dejarlos en manos de Dios para que se haga su voluntad.


Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?


ORACIÓN FINAL

Gracias, Padre,

porque Jesús, curando a los leprosos

nos mostró que el amor no margina a nadie,

sino que regenera a la persona, restableciéndola en su dignidad.

Cada sanación de Cristo nos habla de su corazón compasivo

y nos confirma en la venida de tu amor y de tu reino.

Siguiendo su ejemplo, danos, Señor, un corazón sensible

al bien de los hermanos, para saber dialogar contigo en la fe.

Danos disponibilidad para escuchar tu palabra, sin encerrarnos

en el monólogo egocéntrico y estéril de nuestra propia seguridad.

Y concédenos superar todas las crisis y dificultades de la fe

en nuestro camino hacia la indispensable madurez cristiana.

Amén.