SEGUNDO
DOMINGO DE CUARESMA CICLO B 25 de febrero
2º
DOMINGO DE CUARESMA - CICLO B
Hermanos:
el Señor se nos manifiesta hoy en el esplendor de su gloria, de su divinidad, a
la que todos estamos llamados a participar, pero también nos muestra que el
camino que conduce a ella es el camino de la cruz, el camino del dolor, que
debemos vivir en este tiempo de una manera más intensa. Nos muestra hoy su
humanidad transfigurada y esto es para nosotros un anticipo de la divinidad de
la que seremos partícipes si lo seguimos con fidelidad.
De
pie, nos disponemos con gozo a participar en esta santa misa, entonando juntos
el canto de entrada.
Moniciones
a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las
lecturas
Las
lecturas de este segundo domingo de Cuaresma hablan de muerte y de vida.
Abrahán, el hombre fiel y obediente, no se reservó a su hijo Isaac; Dios Padre
entregó a su Hijo único, el predilecto, por todos nosotros; en el relato de la
transfiguración se esconde también el misterio de la muerte de Jesús.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Génesis 22, 1-2. 9-13.
15-18)
Escuchar
la Palabra de Dios es descubrirlo como el Señor de la Vida. Abraham escuchó y
su hijo conservó la vida. Escuchemos.
Segunda lectura (Romanos 8, 31b-34)
San
Pablo manifiesta que el amor de Dios por
nosotros es tan grande que fue capaz de entregar a su único hijo para nuestra
salvación y perdonar nuestros pecados.
Evangelio (Marcos 9, 2-105)
La
Transfiguración de Jesús adquiere su pleno sentido después de su resurrección.
Por eso estamos atentos a la voz del Padre del cielo que nos dice: "Este
es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos
al Padre de la misericordia y pidámosle que escuche la oración de su pueblo,
diciendo: ESCUCHA, PADRE, LA ORACIÓN DE TUS HIJOS
Para
que la Iglesia descubra en su camino la llamada permanente a la conversión y a
la penitencia, roguemos al Señor.
Por
el Papa, nuestros Obispo y nuestros sacerdotes, para que colmados con tus dones,
conserven en la doctrina de los Apóstoles a los fieles que les han sido
confiados, roguemos al Señor
Para
que todos los que sufren en el cuerpo o en el alma descubran que así tendrán
parte en la Transfiguración futura, roguemos al Señor
Para
que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu
de penitencia y prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón, roguemos
al Señor
Para
que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado,
escuchen en estos días la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor
Para
que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y
multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor
Para
que la penitencia cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes
visibles y sane nuestra aridez espiritual con el deseo de los bienes del Cielo,
roguemos al Señor
Y
pidamos también para que nuestra esperanza crezca, en este día que contemplamos
el destino glorioso que Jesús quiere compartir con sus discípulos, roguemos al
Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Con
los dones de pan y vino para la Eucaristía, ofrezcamos al Señor nuestros
esfuerzos cuaresmales para celebrar la Pascua con nuestros corazones convertidos
por el amor que sólo Él puede darnos. Acompañamos la presentación de las ofrendas, cantando.
COMUNIÓN
Como Abrahám, dejemos las seguridades que nos da el mundo para vivir la aventura de fiarnos sólo de Dios. En este camino hacia la Pascua, Cristo es el alimento que nos da las fuerzas necesarias.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la
distribución de la comunión.
Hermanos: Todos aquellos que no han podido acercarse a
recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la
siguiente oración:
Creo Señor mío que estás
realmente presente
en el Santísimo
Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las
cosas y deseo
ardientemente recibirte
dentro de mi alma;
pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese
recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas
que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA
En
este camino hacia la Pascua, en este camino de fe, debemos vivir la fidelidad
exigente del Reino de Dios, siendo testimonios de la salvación que Jesucristo
ha traído a este mundo.