4º
DOMINGO DE CUARESMA 11 de marzo Lectio
En el
evangelio de hoy vemos que Jesús se encuentra con un fariseo llamado Nicodemo que
presiente que Jesús viene de Dios. Nicodemo
pueden ser todas aquellas personas que buscan de corazón a Jesús, y llegan a
encontrarlo, por ello en la narración del evangelista aparece Jesús con un largo
monólogo donde nos invita a vivir buscando la luz y alejándonos de la oscuridad.
Jesús
dice que «Dios amó tanto al mundo que entregó a su
Hijo para que todos nos salvemos y tengamos vida eterna».
Estamos
tan acostumbrados a vivir estresados, a presumir de fe y de amor, que no caemos
en la cuenta que la mayoría de las veces
lo que hacemos es simplemente una rutina, porque creer en Jesús es poner nuestra mirada en Él
en los momentos buenos, pero también en los difíciles y duros, porque si
miramos hacía Él nuestra vida será realmente luz. Jesús nos manda continuamente
señales de amor, de vida y también de esperanza.
Cuando
miremos a Cristo en la cruz no pensemos que ha terminado su amor, que ya no puede
abrazar, ni acoger, recordemos que el Padre sigue con sus brazos extendidos
para acoger, mecer, abrazar y sostener a todos a aquellos que lo necesiten.
INVOCAMOS AL ESPÍRITU
SANTO
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida,
a nuestros corazones,
a nuestras
conciencias.
Mueve nuestra
inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que
el Padre quiere decirnos
a través de su Hijo
Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue
a toda nuestra vida
y se haga vida en
nosotros.
Amén
LECTURA Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena.
Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos.
Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la
comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
EVANGELIO según Juan
3, 14-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno
de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su
Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El
que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha
creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la
luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus
obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se
acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza
la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según
Dios.»
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a
su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él.» El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya
está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En
esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las
tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la
luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En
cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga
de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
¿Qué dice el texto?
Tanto
amó Dios al mundo que no quiso que muriera. Entregó a su Hijo al mundo, para
que quien crea en Él, entonces tenga vida eterna. El Hijo no vino para juzgar,
sino que vino para salvar a todo el que crea en el Hijo. Los que no creen ya
quedaron juzgados, y el juicio es que llegó la luz y los de la oscuridad prefirieron
las tinieblas. Quien obra mal, no se acerca a la luz para que no se conozcan
sus obras malas. El que obra la verdad se acerca sin miedo a la luz.
Las
palabras claras aquí son: Muerte y Vida eterna; no creer y Creer; Perdición y
Salvación; Tinieblas y luz. Todo con su explicación en Jesús el Cristo, el
Mesías, el Salvador, el Redentor.
Reconstruimos el
texto:
¿Cómo comienza este relato?
¿A quién le está explicando estas cosas
Jesús?
Jesús explica que será levantado para
salvación de todos los que en Él crean ¿Qué pasaje bíblico del Antiguo
Testamento recuerda?
¿Para qué envió el Padre a su Hijo amado?
¿Cuál es la misión del Hijo del Hombre?
¿Qué pasa con los que creen en Jesús?
¿Qué pasa con los que no creen?
¿En qué consiste el juicio, según esta
narración?
¿Dónde prefieren estar los que obran bien y
lo que obran mal, de acuerdo a la luz?
Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes
que atraen tu atención?
MEDITACIÓN,
¿Qué nos dice Dios en el texto? ¿Algún aspecto nos parece
dirigido por Dios a nuestro grupo, a nuestra situación?
Hagámonos
unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
Jesús
nos recuerda el Antiguo Testamento. Es en Jesús que se cumplen las Escrituras.
¿Tengo también presente toda la Biblia cuando
me refiero a mi fe?
El
maligno enemigo de Dios está tentándome frecuentemente.
¿Soy capaz de tener la humildad de mirar la
Cruz de Jesús, como el símbolo de salvación más importante, donde Dios ha
querido reconciliarse con los que somos pecadores?
¿Tomo la cruz de Jesús en serio, me
identifico con Cristo crucificado, que sufrió por mí y por mi liberación del
mal, del pecado y de la muerte?
¿Llevo con orgullo la cruz de Cristo y me
manifiesto abiertamente cristiano?
Hoy
hay muchas formas de cristianos “light”, porque ven el cristianismo como un tiempo
o momento de esparcimiento y muchas cosas periféricas al Señor.
¿Entiendo que no hay un cristianismo sin
cruz? ¿Qué también yo debo ser seguidor, discípulo de un crucificado?
¿Soy capaz de hablar de Cristo a mis amigos,
colegas, a los que me rodean? ¿Oculto mi fe ante el mundo?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu
reflexión personal?
ORACIÓN,
¿Qué le decimos a Dios?
Señor
sé que nos has venido a juzgarme, sino a salvarme para ir al Reino de Dios, sé
que me conoces perfectamente, que conoces mis debilidades y tentaciones, mis faltas,
que caigo en obscuridades; pero bien sabes que me esfuerzo y doy mi mejor voluntad
por seguirte tu mensaje de verdad, tu luz. Tu amor es tan grande que con todos
mis defectos y virtudes tú me sigues buscado, llamando; ayúdame a desaparecer
mis obscuridades y llenarme de tu luz.
Siguiendo
el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?
Hacemos un momento de
silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy podemos hacerlo ante una
imagen de Cristo crucificado. Añadimos
nuestras intenciones de oración.
Cada
uno expresa sus intenciones.
Amén.
CONTEMPLACION: ¿Cómo
interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para
el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del
Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos
varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
«
Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo
se salve por medio de él »
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o
frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
ACCIÓN, ¿A que me
comprometo con Dios?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que
te invita a realizar?
Si
estoy solo, volver a leer detenidamente
las lecturas. Es importante tomar una actitud de asumir el texto sagrado. Debo
preguntarme muy seriamente cuál es la actitud que tomaré para mostrar mi
cambio. Cómo diré que creo que Cristo es mi Salvador, Redentor. Voy a realizar
una acción muy humilde, que me recuerde la humillación de Cristo. Elegiré algo
que sea muy sencillo, por ejemplo iré a limpiar la casa de personas ancianas
que no pueden hacerlo, o cuidar algún enfermo, o algún acto de caridad que me
recuerde la humildad que el Señor me pide.
En el
grupo, invitar a otras personas a una celebración propia de adoración a Jesús
en la Cruz. Haremos algo propio de la Cuaresma, intensificar la oración, pero
tomando este texto bíblico. Invitamos a todos los participantes también a
expresar públicamente su fe en Cristo Jesús, Señor Crucificado en quien
obtenemos la salvación. Siempre acompañamos nuestra oración con acciones y
obras de caridad que demuestren nuestra fe, atendiendo a los más necesitados.
DA GRACIAS...
Puedes
acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale
gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de
la Palabra a la vida.
Gracias,
Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra, ayúdame a progresar en el conocimiento
de tu Hijo Jesús y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida. Amén