7. Mientras que en Dios la misericordia está unida a la omnipotencia, que se expresa también como justicia, en María todo es misericordia pura. El poder que contemplamos en María, es el sostén de su misericordia misma.
8. Decir que María tiene entrañas de misericordia y de bondad hacia todos nosotros, es hablar de lo que es su distintivo: ella es buena, afectuosa, tierna y sensible a los males de todos sus hijos, para elevarlos a todos, salvarlos a todos.
9. María, elegida por Dios para ser instrumento de misericordia para los hombres, vino al mundo como precursora y anuncio feliz de misericordia.
10. María es poderosa en cuanto es misericordiosa. Su poder no es otro que una inmensa efusión de misericordia.
11. En María, la misericordia supera todo otro atributo. A través de ella nos vienen donadas las gracias y el perdón. En María todo estuvo orientado a la misericordia y ella se puede definir como la Obra de la misericordia misma.
12. La preservación del pecado, los dones y privilegios de que fue enriquecida María, no tenían otro objetivo que prepararla a aquella ternura de Madre, a aquella amorosa compasión hacia el género humano, por lo que apresuró la redención.
13. María iluminada por Dios, muy pronto comprendió la esclavitud y la miseria a que estaban sujetos los hijos de Adán y se sintió tan conmovida por esto, que habría sido capaz de hacer de todo, soportar toda pena y martirio para salvarlos.
14. Cuánto le costó a María, sernos Madre! Contemplémosla a los pies de la Cruz… ¿Cómo hizo María para resistir?. Sólo la misericordia que sentía por nosotros, la sostuvo en aquel largo y penoso martirio.
15. Fue la misericordia que enjugó las lágrimas de los ojos de María, que frenó el afanoso suspiro del corazón. La misericordia hizo de una tierna madre, un sacerdote que inmolaba “voluntariamente” su único hijo a la justicia divina, para salvar a aque-llos tantos hijos, engendrados en el Espíritu.
16. La misericordia de María no terminó con el sacrificio de la Cruz y con su vida terrena; ella continúa ejercitándola con nosotros en el cielo. Mientras que las otras virtudes fueron ejercitadas por María, sólo en esta vida, su misericordia con nosotros continúa en el cielo, porque es parte del amor materno que ella nutre por sus hijos.
17. Podemos decir también que en María, la misericordia fue la virtud que unificó todas las otras, porque todas viven en esta misericordia y triunfan para nuestro bien: su misericordia se extiende sobre todas las creaturas…”
18. Hablando de la misericordia de María, conviene buscar una imagen sólo en Dios, en su Omnipotencia. Los Padres de la Iglesia, la definen como dispensadora de las gracias, árbitro de los deseos divinos, tesorera del cielo, madre de todo socorro, fuente de celestiales bendiciones.
19. Dios que eligió a María, quiso confiarle el poder de su misericordia., reservan-do para sí mismo la administración de la justicia: “a fin de que Ella fuese Reina de Misericordia, como Cristo es rey de justicia”.
20. En el cielo, María es Soberana y Reina de Misericordia, a diferencia de cuánto era humilde sierva aquí en la tierra: a fin de que ella sea reina de la Misericordia.
21. María es Reina que puede todo lo que quiere y quiere nuestro bien: tanto pue-de ella en misericordia cuanto puede Cristo en Justicia. Y si la justicia ¿alguna vez, estuviese en discrepancia con la misericordia? No teman, vencerá la misericordia de la Madre.
22. ¿Si el juicio de María fuese diverso al de Cristo?. Ciertamente vencería la mi-sericordia de María: La escuchará el Hijo, por Amor a su Madre y será escuchada por el Padre, al que presentará las plegarias de sus hijos. ella lo puede todo y no temo ir más allá de la verdad si digo que Ella es “Omnipotente en Misericordia”: Su miseri-cordia se extiende sobre todas las creaturas.
23. María puede todo en el reino de la Misericordia y creemos que Ella puede abrir la fuente de la divina piedad a quien quiere, en la medida en que lo desea. En el Reino de la Misericordia el poder de María, tiene como objetivo salir al encuentro de nuestras miserias, de nuestras necesidades, para remediarlas.
24. María, muéstrate Madre de Misericordia, muéstranoslo en vida y en muerte, para que todos podamos dar gloria a Dios eternamente!
25. María es la obra más grande de Dios, es lugar de las complacencias de Dios, Ella, corredentora con Cristo para nuestra salvación, entretejió con nosotros sus hijos, dulces rela-ciones de Madre y nos concede generosamente tantos prodigios.
26. Dios se goza haciendo resplandecer ante nuestras miradas, alguna de sus perfeccio-nes, imprimiendo una pálida imagen de las mismas en alguna creatura, que refleje un rayo de su belleza infinita. Tal es María: un rayo purísimo que refleja la Belleza Divina, que nosotros podemos reconocer y admirar!
27. Basta pensar que la Redención fue obra de la Misericordia de Dios, y que María, fue elegida como Corredentora, Madre del Redentor, para decir que su característica esencial es la misericordia. No es una entre tantas características, sino aquella que está por encima de todas las otras, aquella que inspira su sentir y su actuar.
28. Las virtudes más sublimes de María, que en Dios tienen su origen ¿podrían tener algo que no fuera dulzura, misericordia y bondad? Dice S. Gregorio:”María es obra de la bondad de Dios, imagen de su Misericordia.
29. Desde que María fue elevada al cielo, ¿Cuál de sus cualidades sobrevive y actúa en nuestro favor, si no es su Misericordia?
30. Por su Misericordia, María toma parte en nuestras dificultades, en nuestros males y necesidades, y siente su peso. Basta ser infortunados, escribe Bernardo, para merecer el favor de María; su misericordia crece en la medida de nuestro sufrimiento