5º SEMANA DURANTE EL AÑO
Lunes 23 de setiembre S. Pío de Pietrelcina, religioso (MO)
Lucas 8,16-18: “No se enciende una lámpara para cubrirla”
El evangelio de hoy nos permite descubrir la profundidad y la misión que se tiene desde el mismo momento que se recibe la novedad del Evangelio y se experimenta el Amor de Dios. Esa renovación que se recibe al dejarse encontrar por Jesús, esa experiencia única no puede quedar solamente en haberla recibido. La lógica del amor no es la de encerrarse, sino todo lo contrario, la de salir y compartirse. Así debe ser quién ha experimentado el encuentro con Jesús. Así lo enseña el documento de Aparecida: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (n° 29).
No recibimos el Amor de Dios para guardarlo. Jesús quiere llegar a todos, pero quiso hacerlo a través de cada uno de nosotros. Este es nuestro regalo y nuestro mayor gozo, darlo, compartirlo con los demás. Por eso somos discípulos y misioneros. Como decía san Francisco de Asís: “predica el Evangelio, y cuando sea necesario, habla”
“Santo Espíritu, haz brillar tu luz en nuestro corazón, te lo rogamos, para que escuchemos tu voz y para que tu luz alumbre la oscuridad que envuelve al mundo.”
*.- Memoria de San Pío de Pietrelcina. Heredero espiritual de San Francisco de Asís, el Padre Pío de Pietrelcina ha sido el primer sacerdote en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la crucifixión.
El Padre Pío, se empeñó con todas sus fuerzas por la salvación de las almas. Los muchos testimonios sobre su santidad, llegan hasta nuestros días, acompañados por sentimientos de gratitud. Su intercesión cerca de Dios fue para muchos hombres causa de sanación en el cuerpo y motivo de renacimiento en el Espíritu.
Martes 24 de setiembre Nuestra Señora de la Merced (MO)
Juan 19,25-27 “Desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él”.
Hoy hacemos memoria de la Virgen de la Merced. La palabra "Merced" significa ante todo "mi-sericordia". La Virgen es misericordiosa y sus hijos también deben serlo. Esto significa que te-nemos que acercarnos a ella, en primer lugar, con el deseo de llegar a ser misericordiosos como Jesús.
Al inicio del año 1200, los moros se llevaron a muchos cristianos como esclavos de África. Mu-chos perdieron su fe creyendo que Dios los había abandonado. Pedro Nolasco, rico comer-ciante, decidió invertir su fortuna para liberar el mayor número posible de esclavos. Inspirado por la Virgen María, Nolasco, fundó la orden dedicada a la merced (que significa obras de mi-sericordia). Su misión era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los mu-sulmanes. Fue apoyado por el rey Jaime, el Conquistador, y aconsejado por San Raimundo de Peñafort. Pedro Nolasco y sus frailes, muy devotos de la Virgen María, la tomaron como patro-na y guía. Su espiritualidad estaba fundamentada en Jesús, el liberador de la humanidad y en la Virgen María, la Madre liberadora e ideal de la persona libre.
Madre de misericordia, enséñanos a valorar nuestra fe cristiana, a hacernos capaces de amar con cari-dad misericordiosa, transformándonos en portadores de la paz de tu Hijo amado. Amén
Miércoles 25 de setiembre
Lucas 9,1-6: Jesús reunió a los Doce y les dio autoridad para expulsar todos los malos espíritus y poder para curar enfermedades. Después los envió a anunciar el Reino de Dios ….”
Jesús llama a sus discípulos y los envía, desafiándolos con una serie de actitudes y comporta-mientos que deben tener. Recordemos esas recomendaciones: “No lleven para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero... permanezcan en la casa donde les den alojamiento”. Podría-mos concentrarnos en las palabras: “pan”, “dinero”, “alforja”, “bastón”, “sandalias”, “túnica”. Pero hay una palabra clave, que podría pasar desapercibida. Una palabra central en la espiritualidad cristiana, en la experiencia del discipulado: la ‘hospitalidad’. Jesús como buen maestro, los envía a vivir la hospitalidad. Les dice: “Permanezcan donde les den alojamiento”. Los envía a aprender una de las características fundamentales de la comunidad creyente. Jesús no los envía como poderosos, como dueños, jefes o cargados de leyes y normas; por el contrario, les muestra que el camino del cristiano es simplemente transformar el corazón propio y ayudar a transformar el de los demás. Aprender a vivir de otra manera, con otra ley, bajo otra norma. Es pasar de la lógica del egoísmo, del aislamiento, de la lucha, de la división, de la superioridad, a la lógica de la vida, de la gratuidad, del amor, del acoger, recibir y cuidar. (Papa Francisco).
“Amado Jesús, no sabemos cómo ser tus mensajeros, pero confiamos en que hoy estarás con nosotros cuando demos el primer paso.”
Jueves 26 de setiembre Oramos por las vocaciones
Lucas 9,7-9: “Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo”.
Herodes había decapitado a Juan Bautista; pero ahora Jesús aparece en el escenario y está recibiendo reconocimientos. Herodes estaba impresionado, perplejo y ansioso por las cosas que se decían de Él. Trataba de verlo, pero más por temor y mala conciencia que por un deseo genuino. Herodes aparece como el político que busca la publicidad, que no desea perder ser visto con alguien que está siendo noticia. Como todo el mundo hablaba de Jesús, Herodes tenía que verlo. Verlo con los ojos de un espectador curioso, pero sin involucrarse. Herodes se preguntaba quién podría ser, y eventualmente lo conoció durante su Pasión. Pero su estilo de vida hacía una burla de cualquier encuentro con Jesús. San Lucas dice que Herodes estaba muy contento de verlo. Pero rechaza la gracia ofrecida por Él, porque su deseo era muy pe-queño: quería que Jesús le diera un signo que lo divirtiera, nada más. Pero Jesús no dice ni hace nada, y Herodes incita a sus tropas a burlarse de Él y ordena lo lleven de vuelta donde Pilato.
Señor, que te podamos reconocer en los momentos de gracia que se nos presentan en nuestro camino. Que nos abramos a Tí, sin importar el aspecto con que te acerques a nosotros.
Viernes 27 de setiembre S. Vicente de Paúl (MO)
Lucas 9, 18-22: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los sumos sacerdotes y letrados, tiene que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.
Cuando el Señor preguntó a los discípulos quién decía la gente que era él, ellos dijeron lo que habían oído de la multitud. Entonces, Jesús les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” No bastaba saber lo que decían los demás. Pedro, respondiendo por todos, dijo: “Tú eres el Cristo, el Mesías de Dios.” Aunque la respuesta de Pedro fue correcta, Jesús les recomendó guardar si-lencio. Jesús era el Mesías prometido y enviado por Dios para liberar a todos, para hablar y realizar obras haciendo sentir su presencia en medio del pueblo. Pero mientras los discípulos no entendieran el sufrimiento y la muerte de Jesús, no estarían en condiciones de hablar acerca de él. Jesús sabía que tenía que aceptar la cruz y que su gloria provendría de su sumisión incondicional a la voluntad de su Padre. Nosotros, los discípulos de Cristo, también necesitamos reconocer que el Reino de Dios quedó establecido gracias al sacrificio de la cruz. Nosotros también debemos aceptar la cruz como él lo hizo, dejando que ella dé muerte a nuestros deseos egoístas para que podamos hacer la voluntad de Dios.
“Espíritu Santo, enséñanos a conocer íntimamente a Jesús, nuestro Señor y Salvador. Abre nuestro entendimiento para llegar a comprender el verdadero significado de la cruz, y ayúdanos a aceptarla de todo corazón.”
*.- Memoria de San Vicente de Paul: Hablando de San Vicente. S.A.Gianelli dijo: “fue un hombre de corazón grande, según el espíritu de aquella caridad y gracia… que supera todo conocimiento. Nosotros llamamos generoso al que se desprende de los propios bienes para darlos a otros, y vemos como Vicente, no se desprendió sólo de sus bienes, sino que se desprendió de sí mismo para ser todo de Dios y del prójimo… aprendan de Vicente la verdadera caridad.. que tal ejemplo nos sacuda, dilate nuestro corazón para vivir la verdadera caridad”.
Sábado 28 de setiembre
Lucas 9,43b-45: “…Presten mucha atención a lo que les voy a decir: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.
Una vez más, Jesús reveló la realidad fundamental de su misión: la cruz, que es el camino de la salvación y de la vida eterna. El discipulado, la unión con Dios, la plenitud de vida, todas estas cosas vienen, no como resultado de milagros o enseñanzas, sino de la obediencia al lla-mamiento de Jesús: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga”
Esta fue la segunda oportunidad que Jesús anunciaba su pasión a los discípulos, pero nueva-mente “ellos no entendieron.” Tuvieron que experimentar la resurrección de Cristo para llegar a comprender la importancia de la cruz. Lo mismo nos sucede a nosotros. Sólo por el poder del Espíritu Santo podemos experimentar la gran libertad y la esperanza que emanan de la cruz de Cristo cuando la cargamos y ella da muerte al pecado en nosotros.
“Espíritu Santo, abre nuestra mente y nuestro corazón para recibir el poder que fluye de la muerte y la resurrección de Jesús, para rechazar el pecado en nuestra vida, renovar nuestra entrega y ser buenos discípulos de Cristo.”
Domingo 29 de setiembre (26 durante el año)
Lc. 16,19-31: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto.”
El rico y Lázaro vivían en mundos opuestos, aunque estaban lado a lado. El rico jamás entró en el mundo del mendigo y ni siquiera veía que Lázaro fuera un ser humano, mucho menos su prójimo. Era absolutamente indiferente al sufrimiento del pobre, y como lo escuchamos hoy, la indolencia puede ser mala consejera y separarnos de Dios. Esto es lo que sucedió en la pará-bola del Rico y Lázaro. Las circunstancias de ambos eran diametralmente opuestas, pero Dios los amaba a los dos por igual y les concedía innumerables oportunidades para que ellos res-pondieran a su amor. Lázaro tenía la opción de soportar su condición con paciencia y confianza en Dios; el Rico tenía la opción de aliviarle el sufrimiento a Lázaro.
Lázaro cooperaba con los propósitos de Dios, pero no así el Rico. El Señor le había dado a éste muchas oportunidades para aceptar su amor y cambiar de actitud: le había dado “a Moisés y a los profetas”, y más importante aún, le había dado a Lázaro postrado junto a su puerta, para que practicara el amor al prójimo. Día tras día, la presencia de Lázaro era una invitación para que el Rico se olvidara un poco de sus intereses egoístas y atendiera a un semejante en necesidad. Dios amaba al Rico y a Lázaro, pero el rico lo rechazó y terminó en el más terrible sufrimiento: él pasó a ser el afligido, mientras Lázaro entró en el reposo eterno con el Señor. Hoy también el Señor nos presenta cada día oportunidades como aquellas, para que dejemos de lado nuestros deseos egoístas e imitemos a Jesús poniéndonos al servicio de nuestros hermanos.
“Señor, Padre de los pobres, te rogamos que nos abras los ojos para que veamos la necesidad de los ‘Lázaros’ que tenemos cerca y nos decidamos a hacer algo concreto para ayudarles.”
El martes comienza el mes de octubre, MES DEL ROSARIO, Es bueno
recordar la importancia de rezo del santo Rosario durante este mes.
NOS PREPARAMOS PARA EL MES MISIONERO EXTRAORDINARIO
propuesto por el Papa Francisco a toda la Iglesia.
Oración propuesta por el Papa Francisco para el Mes Misionero Extraordinario
Octubre 2019
Padre nuestro, Tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó a sus discípulos el mandato de “id y haced discípulos a todas las gentes”. Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia. Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la gracia de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo. Ayúdanos a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén