MIÉRCOLES DE CENIZA 1 DE
MARZO DE 2017
Con la liturgia de este día, Miércoles de
Ceniza, damos comienzo al tiempo de Cuaresma; ese período de cuarenta días de
preparación a la Pascua. "Entramos en el abismo de la pasión de Cristo,
nos acercamos a su cruz, a la cruz en que dio su vida por nuestros pecados; nos
acercamos a ella, para experimentar, después del ayuno de cuarenta días, la
alegría de la Resurrección".
Y en esta sagrada liturgia, se bendecirán
las cenizas de las palmas y olivos que fueron bendecidas el Domingo de Ramos
del año pasado, y esa misma ceniza, símbolo de la nada de las cosas humanas, y
que nos recuerda lo que somos y lo que seremos, nos será impuesta a cada uno de
nosotros, sobre nuestra cabeza, signo de la penitencia de este tiempo fuerte
que hoy comenzamos.
Hermanos,
El Señor nos llama hoy a reconciliarnos con Él, ya que éste es el tiempo
favorable para hacerlo, efectuando un profundo cambio en nuestras vidas, una
verdadera conversión y renovación pascual que exige una ruptura con el pecado y
con el "hombre viejo", y a la que sólo podremos llegar por medio de
la oración, la penitencia y la caridad fraterna.
1ª.
LECTURA: Jl 2, 12-18
Estas
exhortaciones del Profeta al pueblo de Israel, son las palabras del Señor a
cada uno de nosotros hoy, convocándonos a una sincera y profunda penitencia.
2ª. LECTURA: 2 Co 5, 20—6,2
Las
palabras del Apóstol son bien claras: éste es el tiempo propicio para
reconciliarnos con Dios, no recibiendo en vano la gracia que Él nos ofrece.
EVANGELIO:
Mt 6, 1-6. 16-18
En el
Evangelio, el mismo Jesús nos llama a practicar la caridad, el ayuno y la
oración, es decir, de los actos penitenciales propios del tiempo que hoy
comienza.
IMPOSICIÓN DE LAS CENIZAS:
Ahora será bendecida la ceniza que se impondrá sobre nuestra cabeza,
recordándonos de esta manera nuestra nada, y las palabras de una de las
fórmulas de imposición de la ceniza nos recuerdan lo que somos: “Polvo eres y
al polvo volverás”, realidad sobre la que debemos meditar profundamente en este
tiempo.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
GUÍA:
Elevemos nuestra plegaria al Señor, que nos concede el don de iniciar este
tiempo cuaresmal, respondiendo a cada
petición: "SEÑOR, ESCÚCHANOS Y TEN PIEDAD"
Por
la Iglesia y el Papa Francisco, para que todos los hombres recibamos su llamado
a la penitencia, a rasgar el corazón, con la vista puesta en la Pascua, en la
que el dolor se convertirá en alegría y gozo, pedimos…
Por
nuestros Obispo y nuestros sacerdotes, para que con su ejemplo y guía, nuestra
Iglesia diocesana sea ferviente en la oración, la penitencia y el amor
fraterno, pedimos...
Por
nuestra Patria, para que junto con nuestros gobernantes volvamos a Dios de todo
corazón, y ante las numerosas dificultades que nos toca vivir, nos unamos de
verdad y seamos auténticos sembradores de esperanza, de misericordia y de
perdón, pedimos...
Por
todos los que sufren, para que jamás caigan en la tentación de creer que Dios
está lejos de ellos y para que en el ofrecimiento de su dolor encuentren el
camino hacia la pascua eterna, pedimos...
Por
toda nuestra comunidad, para que este sea un tiempo propicio para sentirnos
pueblo peregrino que camina hacia laa Pascua definitiva, pedimos…
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al
presentar ahora el pan y el vino para el sacrificio, ofrezcámonos al Padre, con
nuestras virtudes y nuestras miserias, pero con un sincero deseo de conversión
y salvación.
COMUNIÓN:
Al
compartir ahora con nuestros hermanos, el mismo Pan de salvación, entramos en
íntima comunión con Cristo, que debe hacernos partícipes de sus mismos
sentimientos: el amor por todos los hombres hasta la entrega total.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al
término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido
acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual
rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en
el Santísimo Sacramento del altar.
Te
amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente
recibirte dentro de mi alma;
pero,
no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven
al menos espiritualmente a mi corazón.
Y
como si te hubiese recibido, me abrazo
y me
uno todo a Ti;
Oh
Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Iniciemos la Cuaresma con esperanza y alegría, reconociéndonos pecadores y sabiendo que nuestro Dios es compasivo y misericordioso. El pecado nunca debe producir en nosotros desánimo, sino un real propósito de conversión.