El Evangelio de este domingo es uno de los
textos bíblicos más importantes que recibían los catecúmenos como preparación
al bautismo en la Pascua en los primeros tiempos de la Iglesia.
Este tiempo para nosotros durante la
Cuaresma y la Pascua, es tiempo propio para renovar y profundizar en nuestros
compromisos bautismales.
Jesús encuentra a la Samaritana cerca del
pozo, lugar tradicional para los encuentros y las conversaciones. Él parte de
la necesidad muy concreta de su propia sed y obra de modo que la mujer se
sienta necesaria y servidora. Con la pregunta, hace que la Samaritana pueda
descubrir que Él depende de ella para resolver el problema de su sed. Jesús
despierta en ella el gusto de ayudar y servir.
Jesús le pide agua: dame de beber. El agua
viva que promete Jesús provoca en la Samaritana la petición: Señor, dame de esa
agua para que no tenga más sed.
La alegría
que le dio la promesa de Jesús, hace que la samaritana olvide su cántaro para ir a contarle a sus
vecinos la buena noticia que acaba de recibir.
Es una alegría que, como le pasó a la samaritana, nos ayuda a darle el
verdadero valor a las cosas. Nos abre los ojos para descubrir al que tengo a mi
lado y valorarlo como a un hermano, nos abre el corazón para compartir con él
la vida y la alegría del Evangelio:
“La alegría del Evangelio es esa que nada ni
nadie nos podrá quitar. Los males de nuestro mundo y los de nuestra Iglesia, no
deberían ser excusas para reducir
nuestra entrega y nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para crecer”.(EG.84)
Espéranos, Señor, junto al pozo.
Aléjanos de tantos deseos, de tantos
amores efímeros
que nos distraen.
Ahonda en nosotros el vacío y
llénalo Tú.
Ensancha nuestro corazón, inflámalo
de esperanza.
Calma, Tú, esta sed que nos abrasa
interiormente.
Enséñanos a acompañar a nuestros hermanos
a buscarte y llenarnos de ti.
ORACION
INICIAL
Ven, Espíritu Santo, ilumina mi mente,
abre mi corazón, toma mis manos,
para que comprenda el mensaje de la Palabra,
para que sienta la profundidad del divino
amor,
para que camine abriendo mis manos
a los que necesitan misericordia y amor.
Amén.
CONTEXTO BÍBLICO:
El tema que
expone el evangelista en esta página es sobre el proceso del encuentro con Jesús
y sus consecuencias. Jesús escoge un escenario muy particular para darnos su lección:
el pozo de Jacob y los habitantes de
Sicar. Con elementos fundantes como el
sentido y significado del agua, nos ubica en el paso obligado para el cristiano
por el bautismo; del alimento que nos va ubicando en la Eucaristía. Detengámonos
en el texto:
LECTURA
BIBLICA Jn 4, 5-15.19b.39ª.40- 42 (texto abreviado)
Llegó (Jesús) a un pueblo de
Samaria llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su
hijo José. Allí estaba el pozo que llamaban de Jacob. Cerca del mediodía, Jesús,
cansado del camino, se sentó junto al pozo. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar
algo de comer. En esto una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús
le pidió: Dame un poco de agua. Pero como los judíos no tienen trato con los
samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo tú, que eres judío, me pides agua a
mí, que soy samaritana? Jesús le contestó: Si supieras lo que Dios da y quién
es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es muy
hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo,
del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales.
¿Acaso eres tú más que él? Jesús le contestó: Los que beben de esta agua volverán
a tener sed; pero el que beba del agua
que yo le daré, jamás volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré
brotará en él como un manantial de vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame de esa agua,
para que no vuelva yo a tener sed ni haya de venir aquí a sacarla. Nuestros antepasados los samaritanos adoraron
a Dios aquí, en este monte, pero vosotros los judíos decís que debemos adorarle
en Jerusalén. Jesús le contestó: Créeme, mujer, llega la hora en que adoraréis
al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén. Vosotros no sabéis a quién adoráis; nosotros,
en cambio, sí sabemos a quién adoramos, pues la salvación viene de los judíos.
Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre
lo harán conforme al Espíritu de Dios y a la verdad. Pues así quiere el Padre
que le adoren los que le adoran. Dios es
Espíritu, y los que le adoran deben hacerlo conforme al Espíritu de Dios y a la
verdad. Dijo la mujer: Yo sé que ha de venir el Mesías y que cuando venga nos
lo explicará todo. Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron
en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba: “Me ha dicho todo lo que
he hecho.” Así que los samaritanos, cuando llegaron donde estaba Jesús, le
rogaron que se quedara con ellos. Se quedó allí dos días, y muchos más fueron
los que creyeron por lo que él mismo decía. Por eso dijeron a la mujer: Ahora
ya no creemos solo por lo que tú nos contaste, sino porque nosotros mismos le
hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo.
LECTURA (qué dice el texto)
Algunas
preguntas para ayudarte en la lectura atenta y provechosa…
El texto
describe el diálogo entre Jesús y la Samaritana. Diálogo muy humano, que demuestra
cómo Jesús se relacionaba con las personas y cómo Él mismo aprendía y se
enriquecía hablando con otros.
¿Qué
aspectos de la conducta de Jesús te interroga, interpela o provoca?
¿Qué te llama
más la atención en Jesús y en la Samaritana durante el diálogo? ¿Qué influencia
ha tenido Jesús en ella?
A lo largo
del camino de la vida el pueblo, el hombre de hoy “padece sed”, ¿qué haces tú para
acercarlos a Jesús para que sacien su sed?
¿Adoras a
Dios en espíritu y verdad o te apoyas y orientas más sobre ritos y
prescripciones?
MEDITACIÓN. ¿Qué me dice esta Palabra?
¿Qué me dice
hoy la Palabra de Dios? ¿En qué me puedo asemejar a la Samaritana? ¿Busco
intensamente a Dios, sin un afán conformista de la vida? ¿Soy capaz de
reconocer mis propios errores y tengo la valentía suficiente para pedir al
Señor un cambio en mi vida? Doy testimonio de mi fe o me avergüenzo de ella? En
este tiempo cuaresmal he tomado la decisión de seguir de cerca cuantas enseñanzas
recibo para celebrar gozosamente la Pascua?
ORACIÓN. ¿Qué me hace decir esta
Palabra?
Ponte en posición orante (por ejemplo: de rodillas, o con las manos
abiertas hacia arriba sobre las rodillas…) lo imprescindible es sentir
serenamente la presencia de Jesucristo.
“Era la hora sexta” una hora muy especial,
como la hora en la que estuviste clavado en la cruz. Señor no esperes a la hora
sexta, ven a todas horas a visitarme, hazme un sediento de ti.«Señor, no tienes
con qué sacar agua y el pozo es profundo. ¿Dónde vas a conseguir esa agua
viva?». «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí
a sacarla». Sólo él puede verter en tu
corazón de la fuente que brota para la vida eterna.
Quédate en
silencio amando y contemplando el diálogo de Jesús y la Samaritana. Deja que él
te hable y transforme.
CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo me ayuda esta Palabra a
encontrarme con Jesús?
Me impacta y
causa profunda admiración, reverencia y adoración: Exquisita la pedagogía de
Jesús, conduciendo la conversación desde el agua material hasta la espiritual:
"el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua
que salta hasta la vida eterna". La revelación progresiva del mismo Cristo: "yo soy", el
Mesías, el que habla contigo. El que beba del agua que yo le daré... Es una respuesta
-"yo soy" la luz, la vida- que en otros domingos escucharemos en
estas claves.
También
nosotros tenemos sed. Es una experiencia que todos conocemos y que entendemos
fácilmente también en su sentido espiritual. Sed de verdad, de felicidad, de amor, de plenitud,
de vida. Es bueno que sintamos sed. El que no tiene sed, no busca fuentes de
agua. El que lo sabe todo no pregunta. El que se cree un santo, no pide perdón.
El que se siente rico, no pide nada. El que tiene todo eso, ¿para qué necesita
la conversión cuaresmal y la Pascua? ¿Te encuentras ahí?
ACCIÓN ¿A qué me comprometo para demostrar el
cambio?
¿Qué va a
suponer en tu vida este encuentro con Jesús?
La Samaritana
cambio de vida, ¿y tú?
La samaritana
dejándolo todo salió corriendo a la ciudad para anunciar ¿no será el Cristo?
Toma la iniciativa, anuncia a Jesucristo, más que con palabras con tu vida.
Busca los
momentos en que puedes estar con Jesús y hablarle.
Acércate a las necesidades de los que encuentras en tu camino y vive con ellos el mensaje de amor y esperanza de Jesús
En esta Cuaresma me propongo vivir de tal manera que los demás descubran a Jesús en mí, por mis palabras y por mi estilo de vivir, marcado en la sed que siento por las cosas de Dios
ORACION
FINAL
Quiero,
Jesús, encontrarme contigo.
Te pido que
me sacies con esa agua tuya
para no
tener más sed
de las cosas
que me desvían
de ser un
auténtico discípulo tuyo.