LECTIO DIVINA - 17º domingo durante el año ‘L’ 25/07

17º domingo durante el año ‘L’   25/07

               ¡Denles ustedes de comer!!  

Para Jesús el gesto del niño que quiere compartir lo poco que tiene es suficiente. A nosotros como comunidad debería removernos interiormente el deseo de compartir. En un mundo donde cada vez hay más hambre física y espiritual, en un mundo cada vez más necesitado, … para nosotros es un reto la generosidad, el acompañar, el compartir el tiempo y los dones que Dios nos ha regalado.
El niño con su humilde comida parecía tener muy poco que ofrecer; pero lo que tenía alimentó a una multitud. A menudo creemos que tenemos poco que ofrecer en el servicio de Jesús. Su trabajo ahora depende de nuestra cooperación con Él.
 Lo que se ofrece por amor puede producir grandes resultados. Tu oración es un medio, una oferta diaria de amor y cuidado para los que te rodean.
Todos los milagros de Jesús requirieron de la fe de quienes los pedían. Éste, además, requirió de la generosidad de aquel muchacho. Como si el evangelista quisiera decirnos que para obtener el milagro de la propia conversión o del propio progreso espiritual y humano, siempre se requiere generosidad. Darlo todo, y darlo de corazón.
Cuando se trata de la ayuda a los demás, muchas veces tenemos en nuestras cestas los cinco panes y dos peces que necesita nuestro prójimo. A veces es una limosna, a veces es ceder el paso en la calle o una simple sonrisa que devuelva la confianza a nuestros hijos o compañeros de trabajo….
Los cinco panes son una representación de los talentos que Dios nos ha regalado. Sólo en la medida en que los demos a los demás, fructifican y rinden todo cuanto pueden. Hay que recordar que el milagro comienza cuando aquel muchacho cedió al Maestro sus panes, para que diera de comer a toda una multitud…
Nosotros también somos enviados hoy a alimentar a los que tienen hambre corporal y espiritual. Jesús está presente en los encuentros de nuestra vida diaria. Está presente en aquellos con quienes nos encontramos cada día, y especialmente en los que necesitan de nuestra ayuda.
JESÚS,
ayúdanos a saber multiplicar nuestro amor.
Para que el milagro se produzca
necesitamos simplemente ofrecerte lo que tenemos,
nada más… pero tampoco nada menos.
Multiplica estos pocos o muchos dones
para el bien de todos.
Te ofrezco nuestros talentos,
conscientes de que los hemos recibido
para darlos a los demás.

TEXTO BÍBLICO: Juan 6,1-15

 “Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?» Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.» Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.» Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.» Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo”.

PARA COMPRENDER LA PALABRA


Jesús percibió… entre aquella multitud que le seguía que no sólo no tenían pastor y por lo tanto había que enseñarles, sino que tampoco tenían pan, y entonces, igualmente había que alimentarlos.
“Jesús, al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos?”. Andrés propone una solución: aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, ¿pero qué es eso para tantos?
Jesús hizo ese milagro ante todos, y quedó manifiesta la grandeza de Dios… pero a través de la pequeñez humana: fue realizado con la ayuda humilde del muchacho que encontró Andrés: con sus cinco panes y sus dos peces.
Es un impresionante testimonio de cómo Jesús…ha querido tener necesidad de nuestra pequeña colaboración humana para que su grandeza divina pueda ser manifestada.
Otras hambres de otros panes tiene la humanidad: paz, trabajo, justicia, amor, respeto, esperanza,  fe,  verdad… Son muchas las hambres de los hombres.
Quizás haya quien espere de Dios un milagro…. pero Jesús nos seguirá diciendo como entonces: denles ustedes  de comer, busquen el pan adecuado para esas hambres concretas.
Jesús sigue haciendo milagros, pero éstos pasan por nuestras manos, nuestro corazón, nuestros ojos, nuestros labios: Él necesita también hoy nuestros panes y nuestros peces, para dar de comer a la multitud de tan diversas hambres.
El milagro somos nosotros, que ofreciendo  Dios nuestra pequeñez Él convierte en grandeza, en signo. Y también hoy la gente quedará saciada.
    ¿No vemos el hambre?
    ¿No nos vemos como el pan que las manos de Jesús reparten?
Dejémonos tomar, partir y repartir, dejémonos ser milagro para los demás.

MEDITACIÓN. ¿Qué me dice a  mí el texto de la Palabra de Dios?


“Denles ustedes de comer”. Jesús quiere involucrar a sus discípulos, quiere educarlos. La actitud de los discípulos es la actitud humana, que busca la solución más realista sin crear demasiados problemas: Despide a la gente, que cada uno se las arregle como pueda; por lo demás, ya has hecho demasiado por ellos: has predicado, has curado a los enfermos… ¡Despide a la gente!
La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades.
De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús…sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta; esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios.
Los discípulos vieron, pero no captaron bien el mensaje. Se dejaron llevar, como la gente, por el entusiasmo del éxito. Una vez más siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la del servicio, del amor, de la fe. …(Jesús) nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos.
La multitud quedó impresionada por el prodigio de la multiplicación de los panes; pero el don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento. Jesús sacia no sólo el hambre material, sino el más profundo, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios.
Ante el sufrimiento, la soledad, la pobreza y las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer ese poco que tenemos, como el joven del Evangelio. Seguramente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia.
    ¿Quién de nosotros no tiene sus «cinco panes y dos peces»?
 Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarían para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría. ¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don. (Papa Francisco).

ORACIÓN. ¿Qué le digo al Padre a partir   del texto proclamado?

Jesús, mueve mi corazón para poner todo lo que tengo a tu disposición aunque sea poco. Quiero contribuir a que por mi medio, sacies el hambre de tanta gente que a ti se acerca con esperanza.
No permitas que me llene sólo de ese sentimiento pasajero de lástima por los necesitados sino que me sume para convertirme en pan para los demás. Reconozco la desproporción entre la necesidad y mis recursos. Pero confío en que unido a ti tú saciarás el hambre de la multitud.
Dame tu mismo corazón de pastor para mirar la muchedumbre que recurre a ti hambrienta para desprenderme de mí mismo y vivir bajo tu servicio de manera que continúes haciendo prodigios.
Hoy te ofrezco mi vida, desde la pobreza de mi ser, convencido que tú podrás servirte de ella para dar en abundancia.

CONTEMPLACIÓN: Me dejo mirar y miro …

Contempla y con tu imaginación entra en la escena, y comparte la perplejidad de Felipe; mira al niño cuando entrega el almuerzo que su madre ha hecho para él. Observa a Jesús que ora, y reparte el pan y el pescado. Dedica tiempo para alimentar a cada uno… Él también llena tus manos vacías; míralo y  agradécelo.

ACCIÓN-COMPROMISO. ¿Qué me lleva a hacer la Palabra de Dios?

Uno de los discípulos de Jesús, supo descubrir al pequeño, que tenía cinco panes y dos peces. Es una invitación a saber descubrir en los demás esos “panes y peces” que puestos en las manos de Jesús sirven para satisfacer el hambre físico y de Dios.

Después de leer este Evangelio, es el momento para preguntarte
    ¿Qué estoy dispuesto a entregar a Jesús, para que Él siga obrando en medio de nosotros?.
    Ante la multitud que seguía al Señor, Él buscó una solución a esa situación,
    ¿qué puedes hacer para estar más atento a las necesidades de los que sufren y necesitan algo?, ¿cómo puedes ayudarlos?, ¿qué puedes hacer por ellos?