5º Domingo de Pascua - Lectio Divina

5º. Domingo de Pascua,        Ciclo ‘A’     14 de mayo

 

 

El Evangelio que leemos hoy, tiene una nota de nostalgia. El Señor dice a sus apóstoles: ‘Me voy a casa, a la casa de mi Padre. Vine a este mundo para enseñarles el camino que lleva a su casa’. Tomás, que le escucha con atención, le interrumpe y le dice con el carácter fogoso que lo caracteriza: “Si no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”. Este discípulo manifiesta cómo se sienten y qué importante era para ellos que les dijera claramente qué pasaría, porque la situación se complicaba cada día más.

 

“Si creen en Dios, crean también en mí”

 

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

 

Espíritu de Vida, te invoco sinceramente: ven en ayuda de mi debilidad.

Ven, Espíritu de Dios, y habita en mi flaqueza para que tu fuerza

sea patente en mi existencia.

Ven, presencia renovadora, para que yo, en mi fragilidad,

pueda acoger la Palabra de la Vida.

Ven a mí, espíritu Santo, y por tu poder creador se encarne en mí la Buena Noticia.

Ven a mí, Espíritu de la Verdad, toma posesión de mi corazón y de mi mente,

conduce mi vida cotidiana según los designios de Dios Padre-Madre.

Ven a mí, ven a tu Iglesia y hazla gustar de tu gozo embriagador,

en la acogida diaria y confiada de la única Palabra que salva.

Amén

 

LECTURA: Juan 14, 1-12

 

Lee atentamente el texto cuantas veces sea necesario hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares, relaciones entre ellos y el mensaje central.

 

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy". Entonces Tomás le dijo: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le respondió: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Le dijo Felipe: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le replicó: "Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿O no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre". 

                                                                                                                                                                                                    

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

 

El Evangelio habla del momento en que Jesús se despide de sus discípulos durante la última cena y los invita a creer en Él; el ambiente está cargado de una dolorosa sorpresa por la traición de Judas y la triple negación de Pedro, pero al mismo tiempo está inundado de un fuerte afecto por la cercana despedida de Jesús. Por eso, Jesús consuela a sus discípulos y los invita a tener una fe más grande y profunda no sólo en Dios sino también en él, que es el Hijo predilecto de Dios. Su partida tendrá que pasar a través de la muerte pero tendrá como meta la casa del Padre. Y es justamente sobre ella que ahora Jesús se detiene a comentar. Su partida no es definitiva sino que va a preparar un lugar para los suyos.

Y así explicándoles, Jesús afirma su unidad con el Padre, hasta tal punto de decirles que verlo a Él es ver a Dios y la única forma de encontrarse con Dios es creyendo y siguiéndole a Él. De igual forma, quien crea en Jesús, participará también de su poder divino y hará, como Jesús, grandes milagros.

 

 MEDITACIÓN: saca del texto aquello que Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.

 

Jesús se presenta como el Camino, la Verdad y la Vida; es necesario pasar por Él para llegar a Dios. Jesús Resucitado es el rostro humano de Dios, desde donde Dios nos mira y en el que podemos admirar a Dios. La fe en Dios ha de vivirse de ahora en adelante como fe en Jesús; su nueva vida le ha vinculado a Dios; Él ha de estar con su Padre.

Qué bueno que Tomás le preguntó a Jesús: "¿Cómo podemos saber el camino?". El discípulo encuentra el camino de recuperación de su soledad si toma la vida de Jesús como camino de su vida, como verdad para sus dudas, como vida para sus muertes. Jesús es el camino, el método y la meta final de realización del hombre y de la mujer, que han sido pensados por Dios para compartir en Comunión. Y esta es la manifestación más grande del Padre a la toda persona; que en Jesús, el Padre se nos muestra amándonos y salvándonos. "Sólo Él nos muestra al Padre".

Aceptar a Jesús como el camino, la verdad y la vida, significa poner a Cristo Jesús en el centro de nuestra vida, hacerle la razón de nuestras decisiones y el juez de nuestros sentimientos.

¿No resulta impresionante y significativo que Jesús tenga que rogar a sus discípulos que le crean?

 

ORACIÓN: desde el texto y desde tu vida háblale y respóndele a Dios.

 

Señor Jesús, que eres el Camino, la Verdad y la Vida, alimenta nuestra pobre fe en el momento en que sentimos que nos tienes que dejar para prepararnos un lugar junto a tu Padre. Te queremos agradecer por invitarnos a compartir la intimidad contigo y con tu Padre. Hoy el camino que tenemos que realizar es creer en Ti; que actúas en nuestro mundo; descubrir y conocer quién eres y cuál es su voluntad en nosotros y sobre nuestras vidas.

Señor Jesús, al alejarte de nuestro mundo, nos hace también entender cuál es la actitud que debe vivir todo discípulo tuyo, alimentando su vida de una grande fe y confianza en Ti. Ésta es  nuestra tarea, aprender a conocerte, y confiar en Ti.

 

CONTEMPLACIÓN:

 

Hagamos silencio y en lo más hondo de nuestro corazón adoremos, alabemos y bendigamos  a Dios que nos habla y nos invita al Camino cierto, a la verdadera Verdad y a la eterna Vida;

 

ACCIÓN

Hagamos algún buen propósito para ofrecerlo a Jesús resucitado, durante esta quinta semana del tiempo de Pascua.