DOMINGO DE PASCUA
Domingo 31 de abril de 2024
INTRODUCCIÓN.
Dijo el Papa Francisco: “Jesucristo, por amor a nosotros se despojó
de su gloria divina; se vació de sí mismo, asumió la forma de siervo y se
humilló hasta la muerte y muerte de cruz. Por eso Dios lo ha exaltado y le ha
hecho Señor del universo. Jesús es el Señor”[1].
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Hechos 10, 34ª. 37 – 43)
El libro de los Hechos de los
Apóstoles nos propone el ejemplo de aquella comunidad que dio testimonio de su fe
en Cristo Jesús.
SALMO (Salmo 117)
El Salmo canta la alegría y el gozo
de la resurrección.
SEGUNDA LECTURA (1
Corintios 5, 6b – 8)
San Pablo nos convoca a buscar los
bienes del cielo porque verdaderamente hemos resucitado con Cristo.
SECUENCIA
Hoy la liturgia
introduce un himno pascual para alabar a Cristo.
EVANGELIO (Juan
20, 1 – 9)
Los apóstoles, al ver el sepulcro
vacío, comienzan a entender lo que anunciaban las Escrituras.
ORACIÓN DE LOS
FIELES
A cada intención pedimos: “Por Cristo resucitado, escúchanos Señor”
ü Por la Iglesia: para que anuncie siempre al mundo la alegría de la
Resurrección. Oremos
ü Por todos los consagrados: para que renueven su entrega generosamente y
sean signo de la Vida nueva de Jesucristo. Oremos.
ü Por nuestra patria, para que la luz del testimonio de vida de los
cristianos, contribuya a transformarla en una tierra de paz, amor y justicia. Oremos.
ü Por las familias: para que experimenten la renovación que produce Jesús
resucitado. Oremos.
Ø Por quienes padecen distintas
situaciones dolorosas, para que el llamado a la vida nueva que hace Cristo,
sufriente y resucitado, los consuele y fortalezca. Oremos.
ü Por todos nosotros: para que seamos evangelizadores como los apóstoles.
Oremos.
LITURGIA
EUCARÍSTICA
PREPARACIÓN DE LOS
DONES
Llevemos al altar los dones eucarísticos junto con
nuestro compromiso de dar testimonio de la alegría de la Resurrección.
Cantamos…
PREFACIO
Alabemos al Padre por Jesús que destruyó la muerte y
restauró la vida.
COMUNIÓN
Vayamos alegres al altar porque seremos alimentados
con el Cuerpo del Señor glorificado.
Cantamos…
DESPEDIDA
Hermanos, que nuestro mensaje a todos los hombres sea
siempre: ¡Cristo ha resucitado, Aleluya!
Esta es nuestra fe, éste es el Evangelio que anunciaron los
Apóstoles y que nosotros también tenemos que testimoniar con el ejemplo de
nuestras propias vidas renovadas.
Nos
despedimos cantando: