12º Domingo durante el año - Lectio Divina

La primera regla de conducta que Jesús inculca a sus discípulos es la ausencia del miedo; el apóstol que se sabe representante de Cristo en su ambiente, no vive con pena su misión ni mucho menos en silencio. El Evangelio de Dios es mensaje que proclamar al público y vida que vivir en público. Presentándose ante los demás contentos de ser creyente, la opción del discípulo deberá ser atrayente y su testimonio digno de ser creído.
Al apóstol de Cristo, le está prohibido el miedo y el motivo es que Dios se cuida de quien cuida sus intereses; quien entrega vida y energías para que Dios sea conocido y amado, no tardará en conocer el amor de Dios y sus cuidados; exponerse por Dios, significa tener a Dios cubriéndole las espaldas. El Dios de Jesús, nuestro Dios, es un Dios generoso: quien se presta para hacer patente su amor a los hombres, tendrá patentes en su misma existencia las pruebas del amor de Dios. Mientras el apóstol tenga sus manos ocupadas en la predicación del evangelio, su vida estará en manos de Dios. Esto tiene que hacer al creyente, más osados en el testimonio, motivado para afrontar riesgos sin cavilar demasiado y superar miedos infundados y no dejarse empequeñecer ante cualquier dificultad. La razón es que Jesús se ha comprometido en defender ante Dios a quien haya salido en su defensa ante los hombres. Tomar partido por Jesús hoy, hará que Jesús se declare partidario nuestro en el futuro delante del Padre.
La fe en Cristo se mantiene si se testimonia públicamente; no se salva la propia fe ocultándola ni ocultándose; no se hace atrayente la fe que no se ofrece, ni es digna de ser creída una vida que se esconde por miedo al ridículo. El discípulo que arriesga su vida o el honor puede que no convenza, pero su testimonio da qué pensar y cuestiona a quien lo recibe.
La confianza del apóstol nace del evangelio que le lleva a dar testimonio público y de la seguridad de que Dios está detrás de su vida y vela por ella.
Presentarse ante el mundo sin complejos de inferioridad; saberse enviado por Jesús al mundo, como los primeros apóstoles; eso debe devolverle al apóstol la confianza en sí mismo: si Cristo sigue contando con nosotros, si necesita del apóstol para llevar el evangelio al mundo, no tenemos derecho a sentirnos insignificantes ni, mucho menos, podemos seguir viviendo nuestra fe con miedo a nuestro mundo.
 
ORACIÓN INICIAL
 
Señor de la Vida,
tu Palabra es la fuente viva.
Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella,
leerla y comprenderla.
Danos también la gracia, la voluntad
y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas.   
AMÉN.  
 
Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».
 
EVANGELIO
 
Texto a meditar y orar:    Mateo 10, 26-33
 
 “ Jesús dijo a sus apóstoles: Así pues, no tengan miedo a los hombres; porque no hay nada oculto que no vaya a manifestarse, nada secreto que no vaya a saberse. Lo que yo les digo en la oscuridad, díganlo a plena luz; lo que escuchen al oído, proclámenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden quitar la vida; teman más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno sólo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos”.
 
LECTURA: Lee y relee el texto y repasa todos sus elementos
 
Después de haber visto que su actuación personal no bastaba para evangelizar a todo Israel, Jesús delega en un círculo más estrecho de discípulos su misión y sus poderes. Antes de enviarlos, los instruyó para tal ocasión. Puesto que ellos no iban a ser más que sus representantes, deberían ejercer la misión según sus orientaciones. El evangelio de éste día, forma parte del “discurso apostólico”; y señala algunas aportaciones generales dirigidas por Jesús a los apóstoles en vistas a su misión.
La invitación de Jesús es  a “no temer” y está motivada por la confianza en el Padre, que tiene cuidado de los seres más pequeños como los “pajarillos” y  se preocupa de las cosas mínimas como los “cabellos”, cuánto más se preocupará de sus apóstoles.
A la formulación del “no temer”, sigue la afirmación sobre el comportamiento auténtico del apóstol. Son dos sentencias - una negativa, la otra positiva - que le dan un tono escatológico (es decir, definitivo), donde se revela la centralidad del mensaje. El verdadero apóstol es aquel que reconocerá, es decir que aceptará públicamente su relación con el misterio de Jesús Hijo de Dios, muerto y resucitado por el Padre.
 
¿Qué dice Jesús a los que pueden sentirse intimidados por las persecuciones o adversidades? ¿Cuántas veces lo dice en el texto?
¿Qué relación hace Jesús entre los pájaros y los seres humanos para explicar por qué no tener miedo?  ¿A quién sí hay que temer?
¿Qué promete Jesús a quienes lo reconocen y anuncian abiertamente ante la gente? ¿Qué promete Jesús a quienes no lo hacen?
 
MEDITACIÓN: busca lo que Dios te dice a ti, en tu vida y circunstancias, desde el texto.
 
El “no tengan miedo”, que hoy hemos escuchado una y otra vez en el evangelio, está encuadrado en el contexto de la misión. Jesús acaba de decir a sus seguidores que los perseguirán y los encarcelarán.
Sin embargo, está claro que la advertencia podemos aplicarla a todas las situaciones de miedo que podemos encontrar en la vida. No sólo porque Jesús dice lo mismo en otros contextos, sino porque así lo insinúan las bellísimas imágenes de los gorriones y los cabellos.
Si Jesús nos invita a no tener miedo, no es porque nos prometa un camino de rosas. No se trata de confiar en que no me pasará nada desagradable, o de que si algo malo sucede, alguien me sacará las castañas del fuego.
Se trata de una seguridad que permanece intacta en medio de las dificultades, sabiendo que los contratiempos no pueden anular tu ser. Dios no es la garantía de que todo va a ir bien, sino la seguridad de que Él estará ahí en todo caso.
 
La cruz, la persecución por el evangelio parecen formar parte de la existencia cristiana.
¿Cuáles son sus causas?
¿Qué dificultades sobrevienen cuando una comunidad se toma en serio el anuncio del Evangelio y se juega por la Causa de Jesús?
¿Hemos sufrido en nuestra vida alguna forma de persecución por causa de Jesús?
¿Tenemos miedo a la cruz?
¿Tememos a la persecución, aunque sea en su forma mínima de "temor al qué dirán"?
¿Hay personas que por las dificultades e incomprensiones pierden el ánimo y la constancia en su compromiso cristiano? Comentar.
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
 
ORACIÓN: respóndele a Dios desde tu vida. Háblale haciendo oración.
 
Gracias Padre Bueno:
Porque Tú eres el Dios de Jesús; porque eres un Dios generoso que te nos das y manifiestas amándonos en la persona de tu Hijo y porque es tu Voluntad que te reconozcamos y testimoniemos a tu Hijo que es el Amor, delante de los hombres. Esta es tu voluntad y eso es lo que quieres de cada uno de nosotros. Quieres que nos fiemos de Tí y que entreguemos todas nuestras energías y nuestra vida para que Tú seas conocido y amado por los hombres a los que has amado.
Teniendo la confianza en Tí, la seguridad de que nos amas, Padre, tu Hijo Jesús nos da la confianza en él y nos prohíbe el miedo ante los hombres a la hora de testimoniarlo. Porque su mensaje a proclamar es su Persona y éste es el testimonio que inunda de alegría nuestros corazones y que nos hace ser discípulos.
Gracias, Padre porque nos invitas a testimoniar la fe que tenemos en tu Hijo Jesús; porque rompiendo nuestros miedos al fracaso y exponiéndonos al comentario y al ridículo, has querido que confiemos en Ti, que proclamemos tu Evangelio y les descubramos a los demás cuál es tu voluntad.
Gracias, Padre, por seguir contando con nosotros, conmigo, para llevar con mi pobre testimonio, tu evangelio a los hermanos más necesitados.
 
CONTEMPLACIÓN: haz silencio delante de Dios y de ese modo adóralo y contémplalo.
 “Te invito a que en el silencio de tu vida te sientas acompañado y contemplado por Dios y después invitado por Él para predicar el Evangelio del Amor. Que tu vida y tus acciones sean inundadas de sentido por el Señor Jesús.
Bendice a Dios que te habla y te invita a cambiar tu vida y toma algún buen propósito que sea oportuno en este momento.
 
ACCIÓN: ¿qué harás por Dios como respuesta a su Palabra?
Piensa en alguna situación de tu comunidad que implique tomar partido por Jesús y su Reino. Lleva una "palabra" para iluminar la situación. Puede ser un versículo o una frase del texto.
Trata de tenerla en cuenta y busca un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
 
ORACIÓN FINAL:
Señor,
te pedimos que camines siempre a nuestro lado
para que nunca cedamos ante las dificultades
y reveses de la vida.
Haz que sintamos siempre tu fuerza animándonos
y sigamos trabajando con ilusión y alegría, cada día,
para construir tu Reino.                 Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.