Nos encontramos a orillas del lago de Genesaret, lugar
donde Jesús enseñó tantas veces y donde llamó a sus primeros discípulos; allí
ellos descubrieron el valor del Reino.
Este texto, propuesto para la lectura de hoy, es la conclusión
del capítulo 13 de Mateo, centrado sobre las parábolas. Y se distinguen
fácilmente tres parábolas. La del "tesoro escondido", la del
"vendedor de perlas" y la de la "Red que echan en el mar".
En las dos primeras parábolas se muestra claramente el
comportamiento de los protagonistas y la última que nos habla de una selección,
es de carácter escatológico, donde tendrá lugar una separación, semejante a la
del trigo y la cizaña. Las parábolas nos invitan a un discernimiento y elección
en favor de un bien que vale mucho más que cualquier otro. Es decir, se ilustra
la actitud que es necesario asumir frente a un tesoro o una perla que se han
encontrado y que es la misma actitud que hay que tener frente a la realidad del
Reino. Delante del "don de Dios" para las personas, realizado en
Cristo, es necesario hacer una evaluación y una elección. Pero, es bueno
reflexionar que habrá una selección hecha por los ángeles como la que hicieron los pescadores al sacar la red a la
playa.
INVOCACIÓN
INICIAL
Dios, Padre Bueno,
concédenos sabiduría
para descubrir el significado y la importancia
del Reino que tu Hijo anunció e inauguró entre
nosotros;
que lo recibamos en nuestra existencia
como el tesoro más precioso,
y que dediquemos toda nuestra vida a construirlo.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Amén
PALABRA DE DIOS: MATEO 13, 44 - 52.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un
campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende
cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los cielos se parece también a
un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y
vende cuanto tiene y la compra.
También se parece el Reino de los cielos a
la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando
se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los
pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al
final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos
y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?"
Ellos contestaron: "Sí".
Entonces él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del
Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su
tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".
LECTURA:
lee atentamente el texto
varias veces hasta identificar su estructura: personajes, verbos, lugares,
relaciones entre ellos y el mensaje central.
Ayúdate con alguna de estas preguntas
Jesús
compara el Reino de los Cielos con un tesoro escondido en un campo:
¿Qué
consecuencias tiene en la vida de una persona que lo encuentra?
Jesús
compara el Reino de los Cielos con la actividad de un comerciante que buscaba
perlas finas:
¿Qué
hace al encontrar una de gran valor?
Jesús
compara el Reino de los Cielos con una red que se echa al mar:
¿Qué
clase de peces recoge? ¿Qué pasa con los peces que no sirven?
¿Qué
pasará también a los seres humanos al final de los tiempos?
¿Con
quién compara Jesús un maestro de la ley que se hace discípulo del Reino de los
Cielos? ¿Qué saca de sus reservas?
¿Qué
significaría "lo nuevo" y "lo antiguo"?
MEDITACIÓN: saca del texto aquello que
Dios nos dice a todos y te dice a ti en tu propia realidad.
El
descubridor de tesoros y el traficante de perlas, se encontraron repentinamente
con algo que no esperaban; no perdieron tiempo y tuvieron que perder sus
bienes; supieron que solo vendiendo todo lo que tenían podían hacerse
propietarios del bien recién descubierto. Y porque sabían que era lo que habían
descubierto, reaccionaron con rapidez; y el desprendimiento de sus posesiones
fue total.
Así
es el Reino de Dios: una vez encontrado, se encuentra la fuerza para poner todo
en venta con tal de adquirirlo; una vez descubierto, se descubre que los bienes
que se tienen no valen tanto, ni siquiera todos juntos, como vale el Reino de
Dios.
¿Hemos
descubierto el Reino de Dios como lo que da sentido a nuestra vida, como el
tesoro por el que merece la pena darlo todo a cambio?
¿Somos
capaces de venderlo todo por ese tesoro?
¿Hemos
buscado lo suficiente para encontrar "la perla fina" del Reino de
Dios?
¿Cómo
esforzarnos más?
¿Cómo
comunicar la buena noticia del Reino de Dios como el mejor tesoro a quienes
parecen no tener otro reino que sus propios proyectos, intereses y egoísmos?
La
red echada en el mar captura de todo, cosas buenas y cosas menos buenas. Sólo
al final se realiza la separación de los malos y los buenos.
¿Qué
nos enseña para nuestra vida?
¿Nos
sentimos capacitados para relacionar la vida y predicación de Jesús (lo nuevo)
con las promesas del Antiguo Testamento (lo viejo) y viceversa?
¿Qué
nos falta para poder hacerlo?
¿Cuál
es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
ORACIÓN: desde el texto y desde tu
vida háblale y respóndele a Dios.
Dios
y Padre Bueno: Te pedimos que nos asista tu Espíritu Santo para vivir en
continua búsqueda de ese Reino de los Cielos que se encuentra oculto.
Gracias
por este gran regalo que nos invitas a buscar; danos la fuerza para que
encontrándolo, saber desprendernos de todo cuanto tenemos y entregar todo a
cambio.
Hoy,
ante este Reino que está oculto y que se nos ha sido descubierto, nos sentimos
motivados a actuar con rapidez y vender todo lo que tenemos para alcanzarlo.
Señor,
te pedimos la fuerza para adquirir este tesoro; te pedimos la claridad de inteligencia
y la sabiduría para descubrir que todo cuanto poseemos, no vale tanto como vale
ese tesoro; te pedimos que muevas nuestro corazón para deshacernos de todo lo
que nos impide encontrarnos con este tesoro.
Y al
final cuando haya esa selección, esa separación, cuéntanos entre aquellos, que
dejaron, que vendieron todo, para poseerte, Porque ese tesoro eres tú Señor.
CONTEMPLACIÓN: haz silencio y en lo más
hondo de tu corazón adora, alaba y bendice a Dios que te habla y te invita a
cambiar tu vida, a descubrirlo como la Luz que ilumina tu vida y a vivirla con
profundidad y sentido.
“Y al encontrar una de gran valor, fue a
vender todo lo que tenía y la compró”.
Siguiendo el mensaje de este
texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar
este texto?
ACCIÓN, ¿A que me comprometo con Dios?
Hagamos
una lista de las cosas materiales a las que les damos mucho valor.
Hagamos
una lista de las actitudes, sentimientos, cosas no tangibles a las que les damos
mucho valor.
Reflexionemos
sobre estas listas “Y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que
tenía y la compró”
Siguiendo el mensaje de este
texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?
ORACIÓN FINAL:
Dios,
Padre Bueno,
concédenos
sabiduría
para
descubrir el significado y la importancia
del
Reino que tu Hijo anunció e inauguró entre nosotros;
que
lo recibamos en nuestra existencia
como
el tesoro más precioso,
y
que dediquemos toda nuestra vida a construirlo.
Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
"Invito
a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar
ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la
decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No
hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque
«nadie queda excluido de la alegría del Señor». Al que arriesga, el Señor no lo
defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya
esperaba su llegada con los brazos abiertos." Papa Francisco, EG 1.3