LECTIO DIVINA - 14º DOMINGO DURANTE EL AÑO

14º DOMINGO DURANTE EL AÑO

“Jesús era para ellos un motivo de escándalo…

y Él se asombraba de su falta de fe”

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús que va de visita a Nazaret, su pueblo natal. Jesús visita la pequeña aldea en la que había crecido y vivido durante unos treinta años y es la primera y única visita a su aldea registrada por el evangelio. Como buen judío observante, el sábado se dirige a la sinagoga, a fin de atender a sus obligaciones de creyente. Estando en la sinagoga se puso a enseñar a la gente y su explicación sorprendió a muchos.

ORACION INICIAL

Señor, te vemos incomprendido pero no derrotado,

sufres y te asombras por la falta de fe de los tuyos

pero no te desalientas, buscas nuevos rumbos,

buscas otros que te quieran recibir,

te quieran escuchar.

Jesús, ayúdanos,

enséñanos a no dejarnos vencer

frente a la incomprensión, frente al desaliento,

frente al no ser aceptados, frente al ser rechazados.

Ayúdanos a cumplir siempre tu voluntad

y ser sembradores de tu Palabra.

TEXTO BÍBLICO Marcos 6, 1-6.

“En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?” Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: “No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa”. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñan-do”.

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Jesús no tiene demasiado éxito entre sus familiares y vecinos de Nazaret. Nadie es profeta en su tierra y en su familia, y esto le pasó a Jesús y nos pasa a todos nosotros. Admiran sus pa-labras y no dejan de hablar de sus curaciones milagrosas.

Pero se cuestionan: si es el carpintero, el hijo de María, conocemos a su mamá, y a sus pa-rientes, ¿cómo se puede explicar lo que hace y lo que dice? Y desconfiaban de él. No llegaron a dar el paso a la fe: Jesús se extrañó de su falta de fe, así termina el texto de hoy.

Se cumple una vez más lo que dice el prólogo del evangelio de san Juan que ‘vino a los suyos y los suyos no le recibieron’.

Nosotros podemos preguntarnos: ¿Puede hacer ‘milagros’ porque en verdad creemos en él, o se puede extrañar de nuestra falta de fe y así no hacer ningún milagro?

La excesiva familiaridad es enemiga del amor. Nos impide reconocer la voz de Dios en los pequeños signos cotidianos de su presencia: en los acontecimientos, en la naturaleza, en los ejemplos de las personas que viven con nosotros, a veces muy sencillas, pero ricas ante Dios.

Tal vez podemos defendernos de tales testimonios como los vecinos de Nazaret que dijeron ¿pero no es éste el carpintero?, y seguir tranquilamente nuestro camino. ¿Cómo podía hablar Dios a los de Nazaret por medio de un obrero humilde, sin cultura, a quien además conocen desde hace años? ¿Cómo puede el hijo de María ser el Mesías?

Muchas veces el mensaje de Jesús resulta incómodo, o no entra dentro de nuestro esquema. Reconocerlo como el enviado de Dios, es aceptar también lo que está predicando sobre el Reino. Reconocerlo como el enviado de Dios nos lleva al compromiso. Muchos prefieren grandes milagros y apariciones: mientras que Dios nos habla a través de las cosas de cada día y de las personas más humildes. Que bajemos el copete y nos coloquemos entre los de bajo perfil o sea entre los humildes para reconocer a Jesús en medio de nosotros.

Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.

Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”.

Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe.

Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu interés?

¿QUÉ NOS DICE DIOS EN EL TEXTO?

La palabra tropiezo es sinónimo de “envidia”. Suele suceder que en nuestro entorno más cer-cano siempre existen las comparaciones y el que haya disputas por demostrar que uno tiene mejores dones y virtudes que otro, porque hay una convivencia frecuente; no así en el entorno exterior porque no hay una convivencia frecuente, también cuando no hay las condiciones de unidad y amor, difícilmente puede actuar el Señor. Dentro de mis familiares y seres queridos cercanos ¿Hay comparaciones, quienes quieren sobresalir, envidias?, ¿Reconozco los dones y virtudes de mis familiares y seres cercanos?, ¿Los acepto?, ¿Me doy cuenta que cuando no hay unidad y amor difícilmente el Señor actúa o se manifiesta?

¿QUÉ LE DECIMOS A DIOS?

Jesús, Señor, te vemos incomprendido pero no derrotado, vemos que sufres, que te asombras por la falta de fe de los tuyos pero no te desalientas, buscas nuevos rumbos, buscas otros que te quieran recibir, te quieran escuchas. Señor ayúdanos, enséñanos a no dejarnos vencer frente a la incomprensión, frente al desaliento, frente al no ser aceptados, frente al ser recha-zados. Señor ayúdanos a confiar en tu Padre Dios y a cumplir siempre su voluntad”.

Señor, la envidia siempre se hace presente, bloquea mis buenos deseos y no me deja crecer en amor y espiritualidad, debo comprender, aceptar los dones y virtudes, los míos y de quie-nes me rodean, ser humilde ante quienes me superan y eso no significa que me menosprecio, al contrario es ayudar a crear unidad y amor, que el Señor actúe y se haga presente.

¿CÓMO INTERIORIZAMOS LA PALABRA DE DIOS?

“Los que lo escuchaban se sorprendían“

No pudo hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos

enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.

v. 6: Jesús se maravillaba de su falta de fe.

¿A QUÉ NOS COMPROMETEMOS CON DIOS?


a reconocer nuestros dones y virtudes, los de nuestra familia y seres queridos,  a reflexionar y convencernos que hay otros que son mejores que nosotros o quizás no-sotros seamos mejores que los demás, pero que la humildad y unidad siempre preva-lezca para permitir que el Señor actúe.