LECTIO DIVINA 22º domingo durante el año ‘L’

22º domingo durante el año  ‘L’


Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho allí.  Jesús tiene una vida y un lenguaje provocativos. Camina con libertad. Quiere entregar la vida para que el fuego del reino prenda en la tierra. Desea nuestro bien. No busca un halago fácil que nos deje vacíos. Nos propone una vida auténtica y plena, solidaria y feliz, crucificada y resucitada. Nos habla de lo que tanto nos cuesta entender: del misterio de la cruz, de saber perder para ganar. Él va delante, el prime-ro, decidido a amar. Su propuesta de vida: una cruz en la que está la salvación del mundo.
El proyecto de Jesús muestra el camino del amor, un amor fiel, que no se echa atrás ante las dificulta-des; un amor que vale más que la vida y que, por eso, está dispuesto a entregarla por amor. Jesús ofrece un modo generoso de vivir pensando en los demás.
«El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» Tras un diálogo tenso con Pedro, Jesús reitera su propuesta: cargar con la cruz y seguirle. Así como el Padre nos ama en el abrazo de Cristo crucificado, así nosotros, sin desviar la mirada de Jesús, podemos amar a la humanidad llevando la cruz de cada día. No hay cristianismo sin cruz, porque no hay amor sin cruz. La cruz, que las crónicas del mundo llaman derrota o fracaso, lleva dentro auroras de libertad y de alegría, de resurrección. En la cruz de Jesús está la vida y el consuelo. Ella sola es el camino para el cielo.


Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros. Amén


TEXTO BÍBLICO Mt. 16. 21-27

“Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta”.

LEAMOS  ATENTAMNTE y reconstruyamos el texto

El texto de hoy sigue al del domingo anterior, donde Pedro  reconoce a Jesús  como el Mesías Salvador.  Inmediatamente Jesús les dice a sus discípulos sobre lo que le ocurrirá, sufrirá mu-cho en manos de los judíos más relevantes de la sociedad, y anuncia que lo matarán y que resucitará. Pero los discípulos escuchando esto no lo entienden.

Pedro mismo, quien lo había reconocido como el Mesías, ahora reprende al Señor y le dice que eso no puede suceder nunca, porque Pedro espera a un Mesías muy humano… Jesús lo trata muy severamente diciéndole que no debe interponerse en los planes de Dios por pensar en sus propios planes. Jesús le aclara a Pedro que está pensando como los seres humanos, pero no está pensando como Dios. El plan que Dios tiene es salvar a la humanidad concreta y el mesías no es aquel que vendría a liberar a Israel con el poder de la espada, sino a abrir sus fronteras con el poder del amor redentor. Costará mucho tiempo para Pedro y los demás discípulos entender todo esto de Jesús.
Aquí se ve claro el anuncio que el camino de los discípulos deberá seguir las huellas de su Maestro: Ser discípulo implica también compartir los sufrimientos, humillaciones, aparentes fracasos y así se podrá compartir la victoria de Jesús.
Las frases siguientes son muy fuertes, pero debemos entenderlas en el contexto que Jesús las ofrece:
     El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.
     El que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mi causa la con-servará.
     ¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?
     ¿qué precio pagará por su vida?
Al final, Jesús anuncia que después de su muerte, resucitará y luego volverá en su Gloria y pagará a cada uno según su conducta.

MIENTRAS MEDITAMOS  hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

Jesús anuncia que lo maltratarán, lo matarán y luego resucitará.
    ¿Soy como Pedro que quiere impedir el plan de Dios? ¿Cuántas veces yo he pensado. Si hubiera vivido en la época de Jesús, a Él no lo hubieran matado? ¿Será que soy así?
    ¿En qué momentos el Señor podría decirme: Apártate de mí, Satanás? ¿Cuándo soy un obstáculo para los planes del Señor?

De las condiciones que Jesús pone para seguirlo,
    ¿Cuáles son las que me cuestan más y no las cumplo?
    ¿Qué significa negarse a sí mismo? ¿Cargar con la propia cruz? ¿Seguir al Señor?
    ¿Quisiera yo un discipulado sin cruz? ¿Quisiera sólo quedarme con un Cristo que da buenas enseñanzas pero rechazo la cruz del Señor y la propia?
    ¿Cómo entiendo esto de perder la vida por el Señor para salvar la propia? ¿Me doy cuenta que seguir al Señor implica renuncias de mi propia vida?
    ¿Cómo entiendo yo la frase: “de que sirve a un hombre ganar todo el mundo si pierde su vida”?
    ¿Me doy cuenta que el Seguimiento de Jesús es más importante que todas las cosas materiales y de poder?
    ¿Espero la venida del Señor con serenidad y gozo porque en el juicio, mi conducta será juzgada bien?

MIENTRAS TRATAMOS DE ORAR busquemos  responderle al Señor con nuestras  pala-bras, Po demos recitar esta ORACION  

Señor concédeme que no me olvide de tu cruz,
que no rechace tu pasión que se hace
presente también en mi vida
Ayúdame a recordar que no estoy hecho
para una gloria eterna en esta tierra,
sino para entregar mi vida, cada día,
en la alegría y en el dolor,
y alcanzar la felicidad perfecta en tu eternidad Amén.

PARA EL MOMENTO DE LA CONTEMPLACIÓN

 Podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón, mientras  agradecemos  su entrega por nosotros y le decimos que estamos dispuestos  seguirlo.
«El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo,
cargue con su cruz y me siga»
(Versículos 24)


¿QUÉ RESPUESTA LE DARÁS AL SEÑOR DURANTE ESTA SEMANA?

VOLVER  a volver a leer el texto y, a la luz de la Palabra, analizando si en verdad estás bus-cando a Jesús o a ti mismo: tu prestigio, tu poder, tu deseo de aparentar… en vez de buscarlo a Él.
     «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me si-ga» Es el momento de actuar, de tomar la cruz que aparece en tu vida. No la que tú te buscas, y seguirle.
     No seas como Pedro, que frena a las personas que quieren cumplir la voluntad de Dios en sus vidas, aceptando el sufrimiento. Actúa siempre como la voz de Dios y no como la voz de Satanás.
     No vivas tu vida molesto, negativo o amargado. Abraza la cruz en el lugar donde te en-cuentres con sus limitaciones y saca lo mejor de cada situación. Te espera no cualquier premio. La vida eterna.
     Invita a otras personas a vivir la fe desde la aceptación de la cruz de cada día y dedicar algo de su tiempo a las actividades que nos acercan a Jesús y ayudan a los nece-sitados.