LITURGIA SEMANAL 19º SEMANA DURANTE EL AÑO

19º semana durante el año       

Lunes  9 de agosto
Mateo 17,22-27: “Jesús dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.
 “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, … ?” Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.

El Evangelio de hoy habla de dos temas bien diferentes el uno del otro: El segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús y la conversación de Jesús con Pedro sobre el pago de los impuestos… Del primer tema Mateo dice que los discípulos se entristecieron mucho. Parece que los apóstoles comprendieron que el camino de Jesús no estaba exento de dificul-tades, que su proyecto trae consigo el dolor, la muerte, pero también la esperanza de una nue-va vida.
Respecto del segundo tema podemos decir que hay que evitar escándalos innecesarios.. En la lectura de hoy hay algo que conecta estos dos asuntos: El Señor se manifiesta como Hijo de Dios… que deberá morir para resucitar, conforme a lo que se va disponiendo en un escenario de injustica y legalidad.   Y la pregunta a Simón Pedro, la dirige también a nosotros hoy. Jesús, al hacer cosas a las que, por su calidad de ser el Hijo de Dios, no estaba obligado, nos enseña a ayudar, o colaborar al bien común. Nos enseña a saber cumplir, como cristianos, con los deberes sociales y políticos. No hace uso de algún privilegio y cumple con su deber…
Nos podemos preguntar: El sufrimiento y la cruz ¿nos desaniman y entristecen como a los dis-cípulos? ¿Respondemos a nuestros deberes, responsablemente, o tratamos de hacer uso de algún privilegio para no hacerlo?

Martes 10 de agosto   San Lorenzo  mártir  (F)
Juan 12,24-26: “Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde Yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre”.

Hoy la iglesia celebra el martirio del Diácono Lorenzo, que entregó su vida en la persecución del emperador Valeriano, en el año 258.
El evangelio contiene palabras solemnes y decisivas sobre el modo en que la misión de Jesús y de sus discípulos “produce mucho fruto”, nos presenta una breve parábola para transmitirnos el profundo significado de su pasión: la donación de su vida, característica crucial de su mesia-nismo. La preciosa imagen del trigo que para granar antes tiene que caer en tierra, morir y bro-tar en espiga nueva, así su función es hacer un servicio a la vida. Hoy, la fiesta del diácono y mártir san Lorenzo nos muestra una historia de servicio y de entrega de la vida. La imagen de la fecundidad del grano de trigo sepultado en la tierra nos revela la fecundidad de su vida y de su muerte. Hoy rezamos por los diáconos que, con su presencia, enriquecen la vida de nuestra Iglesia.
¿Es tu vida expresión de la donación de ti mismo? ¿Eres una semilla de amor que produce amor?

Miércoles 11 de agosto   Santa Clara  (MO)
Mateo 18,15-20: Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que, si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos».
Luego de advertir sobre la importancia de los pequeños, Mateo nos ubica en medio de la co-munidad, nos habla de la corrección fraterna y de la oración en común. En nuestra vida comu-nitaria, muchas veces nos ofendemos unos a otros, rompemos la comunión, nos hacemos daño. ¿Cómo abordar las situaciones de ofensa sufridas o provocadas de manera que poda-mos caminar hacia la reconciliación? El Señor nos enseña importantes formas de proceder, que frecuentemente ignoramos. Para empezar Jesús invita a llamar la atención al hermano “a solas”, es decir en el espacio de la intimidad que posibilita la escucha, el diálogo, el hacer pro-ceso y la transformación necesaria que lleva a la reconciliación. Es cierto que el camino de reconciliación a veces es muy lento; incluso puede haber momentos que necesitemos contar con la mediación de otros; o en último caso la comunidad. Pero siempre, desde las actitudes de misericordia que pone en pie y no la del juicio que condena.
¿Por qué será que es tan difícil perdonar? En nuestra comunidad, ¿hay espacio para la recon-ciliación? ¿De qué manera?

Jueves 12 de agosto
Mateo 18,21-19,1:   “Se acercó Pedro y le preguntó a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdo-nar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

En el evangelio de hoy el tema central es el perdón y la reconciliación. Jesús enseña a sus discípulos que hay que perdonar. Y habla de perdonar al hermano, no de perdonar una falta u otra. El perdón se dirige a la persona. Por eso no depende del tipo de falta, ni existe una gra-duación según la gravedad. No se puede perdonar más o menos. O sí, o no. Muchas veces es difícil perdonar. Por eso, la parábola nos hace volver la mirada hacia la misericordia de Dios. Él, que es pura santidad, perdona infinitamente, y nos da la oportunidad de volver a empezar. Al abandonarnos en su gracia, seremos capaces entonces de perdonar las ofensas que nos haga el prójimo. Ahora bien, perdonar es cuestión toda la vida, especialmente perdonar como Jesús nos enseña, perdonar por amor. Pero “de toda la vida” no significa que haya que con-formarse con lo que somos ahora porque “ya iremos mejorando”; no es cuestión de vivir tran-quilos pensando que “ya llegará el momento”. De toda la vida significa también desde el co-mienzo de la vida; es decir, que el mandato es que perdonemos ya desde ahora, desde hoy mismo, a todos y para siempre. Por supuesto, sólo lo conseguiremos contando con la ayuda de Dios.

Viernes 13 de agosto
Mateo 19,3-12: Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de uste-des; pero al principio no era así”

En cuestión de poner a prueba a Jesús de Nazaret, los fariseos no dan tregua. No le preguntan si el divorcio es o no lícito, sino si se puede romper el vínculo matrimonial por cualquier causa. Los fariseos en tiempo de Jesús admitían que el marido podía repudiar a la mujer en ciertos casos y dar por terminado el matrimonio. Jesús contesta a sus preguntas acerca del verdadero significado del matrimonio, subrayando la indisolubilidad del mismo, pero no se queda en los estrictos términos de esta polémica, sino que va mucho más lejos y evoca el primer designio del Creador. El Señor, con sus palabras, recupera el proyecto original de Dios, donde no se habla de matrimonio sino de amor, amor que es búsqueda, salida de lo propio para construir un nosotros’   La voz de Jesús nos sigue invitando a soñar, a ilusionarnos, a volver a intentarlo, aunque el fracaso esté delante de nosotros como una posibilidad, Porque el amor entre el hombre y la mujer será siempre uno de los signos más bellos del amor con el que Dios nos ama.

Sábado 14 de agosto   San Maximiliano M. Kolbe   (MO)

Mateo 19,13-15: “Trajeron a unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: “Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos”.

¿Qué puede ver Jesús en los niños para hablarnos de ellos de esta manera y proponerlos co-mo modelos a imitar: “De los que son como ellos es el Reino de los cielos”? Podemos pensar que Jesús ve en ellos su imagen como Hijo amado del Padre. Él se siente, por encima de todo, como un niño en las manos de Dios. El espíritu anima  continuamente en Él esos sentimientos filiales de ingenuidad y confianza. Esa misma ingenuidad y confianza la debemos tener noso-tros ante todo lo que nos dice Jesús sobre nuestro Dios. Nos asegura que no es un ser lejano y despreocupado de nosotros. Es nuestro Padre y Padre amoroso que cuida de cada uno de nosotros. Al que debemos proclamar como Rey de nuestra vida, es decir, como el que quere-mos que rija y dirija nuestros pasos. Estamos en buenas manos, en las manos amorosas de nuestro Padre Dios.

 Domingo 15 de agosto    Asunción de la Bienaventurada Virgen María (S)

Lucas 1,39-56: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generacio-nes me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!

La asunción de María es una de las fiestas más queridas dedicadas a nuestra madre del cielo y se refiere a la “dormición” de María y su pasar en cuerpo y alma al cielo. Este dogma de fe, como todos, se funda en la Palabra de Dios y en la creencia que se remonta a los tiempos apostólicos.
En consonancia con la fiesta, en el evangelio de hoy San Lucas narra la visitación de María a su prima Isabel donde recibe las alabanzas y bendiciones de su prima por la misión que el Se-ñor le ha confiado, a lo cual la Virgen responde con alegría profunda del corazón como la ena-morada de Dios que es, proclamado su canto, con el que expresa su gozosa alabanza y grati-tud a Dios por la bendición personal que ha recibido de Él; exalta la infinita misericordia de Dios para con todos los que lo aceptan en sus vidas- María le canta a Dios por haberse dignado ele-girla a ella, una humilde aldeana de un pueblo perdido, para llevar a cumplimiento las esperan-zas de toda una Nación, más aún de toda la humanidad. Es un canto que muestra que todo es posible para quien tiene a Dios de su lado.
¿Qué me llama la atención de la vida da la virgen María? ¿Amo a María como Madre de Dios y madre nuestra? ¿Cómo puedo fortalecer mi devoción por María Santísima?