LITURGIA SEMANAL - 21º SEMANA DURANTE EL AÑO .

21º semana durante el año


Lunes 23 de agosto
Mateo 23,13-22  ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los cielos! ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran...”

El evangelio de hoy describe  el enfrentamiento con quienes no aceptan esa novedad insólita de las enseñanzas  de Jesús. Estamos ante textos sin medias tintas, Jesús pronuncia cuatro ‘ay’ o plagas contra los líderes religiosos de la época. Son palabras muy duras. El texto denuncia y se lamenta porque los que fallaron eran los destinados a ser guías. Al meditarlas, nos hace pensar en los doctores y en los fariseos del tiempo de Jesús, pero también y sobre todo en el hipócrita que hay en mí, en nosotros, en nuestra familia, en nuestra Iglesia, en la sociedad de hoy. Es muy probable que la comunidad de Mateo tuviera enfrentamientos frecuentes con los representantes del judaísmo fariseo y el autor sagrado cargara las tintas para prevenir posibles desviaciones. El escenario crítico que nos presenta el evangelio nos invita a seguir  aprendiendo que nuestra esencia es el servicio.
Gracias por tu Evangelio, Señor, por los que, más allá de ritualismos y formalismos, han testimoniado con su vida, un modo de vivir y de actuar, semejante al tuyo. Ayúdanos a mantenernos alerta y a preguntarnos: ¿Cuál de las cuatro críticas que el evangelio que el evangelio presenta, cabe en mí y en mi comunidad?

Martes 24 de agosto  San Bartolomé Apóstol  (F)
Juan 1,45-51: ”Éste es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”


Celebrando  la Fiesta de San Bartolomé, leemos del Evangelio de San Juan  el texto de la vocación de Natanael. Felipe, había encontrado a Jesús y, no pudiendo callar tan inmensa alegría, se lo comunica a Natanael, nativo de Caná de Galilea y que mira en menos la aldea vecina de Nazareth, de donde procede Jesús, y cuestiona que Jesús sea el Mesías prometido. Felipe, usando las palabras de Jesús le dice: “Ven y verás”. Cuando Jesús lo ve lo alaba por ser un verdadero israelita, sin doblez.  Natanael, este verdadero israelita  reconoce en Jesús al Hijo de Dios y Rey de Israel. Percibe que sus expectativas se están cumpliendo: se encuentra ante el enviado de Dios. Como buen seguidor del Maestro, manifiesta una fe que va más allá de lo que ve, que se consolida con la fuerza y gracia del encuentro con quien lo ha llamado.
Cristo es ruta de ida y vuelta entre Dios y los hombres, por la que transitamos todos los que, por necesitados de gracia, buscamos la ternura y la misericordia de Dios que nos restaura y anima. A la luz del texto hoy escuchemos al Jesús que siempre se ha adelantado a nosotros. Callemos un poco. Dejemos que sea Dios quien hable. Y que, como casi siempre, nos sorprenda y desinstale.

Miércoles 25 de agosto
Mateo 23,27-32: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos …! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.

Hoy contemplamos a Jesús, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: ’por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están a los escribas o estudiosos de la Ley; y a los fariseos o cumplidores de la Ley llenos de hipocresía y de iniquidad’. Tal vez nos choca oír palabras tan duras de Jesús como las dirigidas, con los que el profeta de Nazaret tendría que tener más bien convergencia y cordialidad, dado que  el proyecto de ambos grupos es el mismo que  el de Jesús. Sin embargo, hoy nuevamente se confirma que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza…, son virtudes queridas por Dios. Lo que se condena en el discurso no es el fariseísmo, es decir, el celo por cumplir la ley, ni a los escribas estudiosos del Ley, sino las deformaciones en las que han caído y que amenazan a toda persona humana. ¿Acaso a nosotros no nos sucede algo similar? Aunque suene fuerte, ¿podemos oír hoy la palabra hipócrita dirigida a nosotros porque no armonizamos de forma coherente nuestra palabra, nuestra mente y nuestra conducta?   Que este texto del Evangelio nos ayude a reflexionar y preguntarnos sinceramente: ¿Cuál es la imagen de mi mismo que trato de presentar a los otros? Corresponde a lo que soy de hecho ante Dios?

Jueves 26 de agosto
Mateo 24,42-51: “Jesús habló diciendo: Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.


El Evangelio de hoy  habla de las realidades últimas, en especial de la venida definitiva del Señor. Mateo presenta dos parábolas. La primera es corta y habla del dueño de casa que está siempre atento para no dejarse sorprender por el ladrón. La segunda parábola habla de los dos servidores, uno fiel y previsor que alimenta al personal y a quien su señor encuentra ocupado en su trabajo cuando vuelve; el otro, por su parte, es el malvado que se dedica a maltratar al prójimo y darse “buena vida”, pensando que su señor tarda en llegar, por eso su amo lo encontrará en medo de comilonas y borracheras cuando vuelva; al primero lo premiará haciéndolo administrador y al segundo lo castigará.  Es la advertencia de Jesús a sus discípulos para que estén siempre preparados para su vendida, amando al prójimo como a sí mismos.  ¿De qué manera estoy preparado para la venida del Señor? ¿Qué aspectos de mi vida debo corregir antes de que llegue el día del Señor? ¿Hasta qué medida soy capaz de amar al prójimo como pide Jesús?

Viernes 27 de agosto     Santa Mónica (MO)
Mateo 25,1-13: “El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo”


El telón de fondo de esta parábola es una celebración nupcial tal como se hacía en Israel en tiempos de Jesús; el último día, el novio con sus amigos se dirigía a casa de la novia que esperaba con sus amigas. Si la negociación entre familias, con vistas al matrimonio se alargaba, la espera de la novia y sus acompañantes también se demoraban. Al fin, cuando el novio llegaba, se formaba un solo cortejo hacia su casa donde se celebraba el matrimonio y el banquete. Hoy, todos sabemos lo que es prepararse para una fiesta de casamiento. Y cuánto más si nos han distinguido para alguna función especial en esa fiesta. No se menosprecia a nadie ni se improvisa a último momento para una ocasión así. Lo mismo ocurre con el Reino de los Cielos. La invitación ya la hemos recibido. ¡No nos quedemos dormidos! Velemos, porque no sabemos, ni el día, ni la hora. Miremos más allá del momento presente, y prevengamos contar con el aceite que falta en nuestra  lámpara.
El seguimiento de Jesús no consiste en arrebatos más o menos intermitentes, sino en buscar el Reino de los cielos y su justicia en cada instante de nuestra existencia, pues cada momento es regalo y tiempo de Dios. Nuestra lámpara ¿está dispuesta para este encuentro con el Señor?

Sábado 28 de agosto.    San Agustín (MO)
Mateo 25,14-30: ““Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”.


El evangelio de hoy nos habla de la Parábola de los Talentos. Los cristianos somos los siervos a quienes Jesús nos encarga hacer fructificar sus dones para el desarrollo del Reino y hemos de rendir cuentas de la gestión. La parábola de los talentos nos enseña a no cerrarnos en nosotros mismos, enterrando los propios talentos, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino a abrirnos, a ser solidarios, a estar atentos al otro. Todo lo bueno que tenemos, en la vida, en la familia, en el trabajo, en la amistad, nos lo ha prestado Dios para que lo administremos en favor de los demás y para mejorar las estructuras sociales. El Reino es de Dios, quien ha puesto en nuestras manos los bienes para extenderlo. No nos quedemos pasivos y ociosos, sino pongamos nuestras energías al servicio del crecimiento del Reino.
Nosotros, ¿tratamos de conocer y valorar los dones de cada persona? Nuestra comunidad ¿es un espacio donde las personas pueden hacer crecer sus dones?

Domingo 29 de agosto  (22º durante el año)
Marcos 7,1-8.14-15.21-23: “Jesús volvió a llamar a la gente y empezó a decirles: Ninguna cosa que de fuera entra en la persona puede hacerla impura; lo que hace impura a una persona es lo que sale de ella. Los pensamientos malos salen de dentro, del corazón: de ahí proceden la inmoralidad, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, codicia, maldad, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral. Todas estas maldades salen de dentro y hacen impura a la persona".

Hoy el Evangelio de Marcos viene a nuestro encuentro con este texto duro y desafiante de Jesús, en donde muchos que están y viven cerca de Él, viven de una manera hipócrita, porque se muestran como personas muy cumplidoras en lo exterior pero no tanto en lo interior. Personas que tienen una gran sensibilidad por cumplir todas las normas, los ritos, las leyes religiosas….
¿Será para quedar bien con los otros? ¿o para quedar bien con su conciencia? No lo sabemos. Pero lo que si sabemos por lo que Jesús nos muestra, es que son personas que a pesar de que exteriormente son así al mismo tiempo no tienen esa misma sensibilidad para vivir el espíritu de la ley. Y por eso les dice con dureza: Hipócritas! De ustedes profetizó Isaías diciendo que me honraban con los labios pero no con el corazón, el corazón está lejos…..
Hoy también a nosotros llega esta Palabra y nos desafía, quizás nos desinstala, quizás tengamos el corazón un poco lejos aunque nuestros labios siempre tengan a Jesús presente, quizás nuestro corazón esté frio aunque en nuestras manos esté el Rosario, la Biblia, la señal de la Cruz en nuestro rostro, quizás sobre nuestro pecho siempre esté presente esa medalla, esa cruz…pero en nuestro corazón, no esté tan grabada a fuego la cruz de Jesús.
Hoy es un día para pedirle la gracia al Señor: "Señor si ves que en nuestra vida no somos tal como parecemos, danos la gracia de la verdad, de vivir con integridad y que nuestra fe sea expresión de lo que hay en nuestro corazón