29º Domingo del Tiempo Ordinario - Lectio Divina

El problema que plantean los fariseos a Jesús es un problema que también tenemos hoy. Como creyentes nuestro guía y referente debe ser Jesús de Nazaret, pero no podemos olvidarnos que también vivimos en una sociedad en la que todos debemos cumplir con unas normas sociales, que deben buscar el bien común.
 
Nosotros somos seguidores de Jesús y, aunque cumplamos como ciudadanos con nuestros impuestos, siempre debemos tener la suficiente lucidez para no poner nuestra felicidad, ni la de los demás, en manos de ningún poder.
 
Ser creyentes es vivir y compartir la fe, tener unas pautas de comportamiento que nos ayuden a vivir el Reino de Dios entre los hombres de la tierra. No debemos vivir al margen,  o ser indiferentes al dolor de nuestros hermanos.
 
Dejemos que el Evangelio nos transforme y que nuestra fe no se limite a cumplir con la práctica dominical, sino que nos interpele, nos haga salir, buscar, apoyar, acoger y acompañar a los más desvalidos.
 
 
ORACION INICIAL
 
Señor, ayúdanos a vivir en medio del mundo.
Queremos entregarte lo que es tuyo,
Dar testimonio de ti, y manifestar tu mensaje.
Enséñanos a expresar los valores del Reino
en todos los ámbitos donde nos movemos.
Amén

 
TEXTO BÍBLICO para reflexionar y orar
 Mt. 22, 15- 21

Entonces se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:    «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?».  Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario.  Él les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

LECTURA  ¿Qué dice el texto?
 
 El enfrentamiento de Jesús con los fariseos es cada vez mayor, buscan motivos para acusarlo y condenarlo. De ahí que quieran enfrentarlo con las autoridades políticas del momento, los romanos. Para esto utilizaron el tema de los impuestos, si se debía pagar o no. Según su respuesta, quedaba claro si Él apoyaba la ocupación romana, siendo un detractor del pueblo judío o si la rechazaba, siendo de esa manera un conspirador del pueblo romano. Pero el Señor se da cuenta de la trampa que le tendían, y en este contexto nos dejó sus enseñanzas respecto de la necesidad de distinguir entre lo político y lo religioso, buscando dar a cada uno su ámbito propio: “…dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios…” 
Es un tema que marca una distinción clara entre lo que es de Dios y lo que es del mundo. La conclusión a la que lleguemos determinará nuestra presencia como cristianos en el mundo.
Ante una situación como ésta, surgen muchas preguntas a la hora de hacer un planteo práctico; ¿hasta qué punto lo que es de Dios está al margen de lo que es del mundo?, ¿se puede decir que hay un aspecto donde lo de Dios no tiene injerencia?
 
En esta perspectiva, tenemos que tener claro qué implica la presencia cristiana en el mundo, es decir, el testimonio que debemos dar como personas de fe, haciendo realidad la misión que el Señor nos ha dejado de dar testimonio de su proyecto de amor, siendo sal y luz en la sociedad, ser como la levadura, que contagia toda la masa, buscando impregnar de espíritu cristiano toda nuestra sociedad.
 
El mensaje de este texto es vital porque debemos identificar y examinar cómo es nuestra manera de ser y nuestra presencia como cristianos en el ámbito en que nos movemos.
Como cristianos tenemos que contribuir a la construcción de la sociedad civil, dando y siento testimonios del mensaje de Cristo, tanto personal como comunitariamente. Con nuestra vida, con nuestras obras, con nuestros compromisos tenemos que contribuir a una sociedad más justa, más humana… y actualizar en la sociedad el proyecto de amor del Padre.

MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el texto?
 
*      ¿Tu identidad de cristiano te ayuda a comprometerte en el mundo donde habitas o por el contrario te hace alejarte?
*      ¿Cómo te ubicas ante esta doble perspectiva: ciudadano de un país o de una sociedad y discípulo de Jesús? ¿Tines claros los planteamientos del Evangelio en relación a vivir y ejercer el amor al prójimo?
*      ¿Cómo vives en el mundo, sin ser del mundo? ¿Cómo te sitúas ante lo caduco y transitorio? ¿Cómo valoras el trabajo productivo, tu trabajo? ¿Con qué criterios valoras a las personas?
*      ¿Qué compromisos tienes como ciudadano cristiano, en favor de los necesitados: hambre, soledad, ausencia de Dios…?
*      ¿Pones al servicio de Dios y de los hermanos tus propias riquezas: dinero, valores, capacidades, tiempo…?  En este sentido, ¿qué le prometes a Dios y qué le prometes a tu comunidad cristiana?

ORACION ¿Qué respondo al Señor que me habla en el texto?
 
Padre,
Quiero dar a Jesús el lugar que le corresponde en mi vida.
Ayúdame a vivir como criatura tuya,
como hijo, como discípulo, como creyente.
 
Guíame y condúceme a asumir tu respuesta de amor,
a realizar en mi vida tu querer y tu voluntad.
Quiero vivir con las mismas actitudes de Jesús. Amén
 
CONTEMPLACION ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el texto?
 
Contempla a Jesús que desafía a los fariseos, saduceos y herodianos a favor de la dignidad de las personas. Contempla, también, a tu sociedad necesitada y a ti mismo. ¿Qué le respondes a Jesús?
Jesús hoy te invita a liberarte del poder del dinero, de la vida cómoda, a compartir, a que lleves su presencia a la sociedad de hoy, ¿qué le respondes?
La transformación que la sociedad necesita solo vendrá si dejamos que Dios transforme nuestros corazones. ¿En tu vida qué es “lo que es de Dios”? ¿y tuyo o del “Cesar”?
 
ACCIÓN ¿A qué me comprometo este texto?
 
*      Analiza en qué situación te encuentras ante el mundo y ante Dios.
*      Invierte tu tiempo, dinero, compañía, consejo, consuelo…, para mediar situaciones de necesidad entre los que te rodean.
*      En tu ambiente, en tu círculo, haz que también se escuche la otra cara de la moneda, la cara de Dios, para ser Sal y Luz en los momentos sociales de la vida, desde la propuesta, la novedad del Evangelio.
 
 
ORACION FINAL
 
Muchas gracias Señor
por este momento en que me recuerdas
la importancia de aprovechar el tiempo que me regalas
para conquistar la santidad que anhelo.
Mi vida no está en mis manos sino en las tuyas.
Ayúdame con tu gracia a fortalecer mi libertad
para responder con fidelidad a lo que me pides cada día,
poniendo por obra tus palabras. Amén.