VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2017 SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2017 SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Celebramos hoy, junto a la Iglesia universal, la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. "Esta significativa fiesta mariana se sitúa en el marco del Adviento, tiempo de preparación para la Navidad, caracterizado por la vigilancia y la oración. Tiempo en el que María nos acompaña y nos indica cómo hacer vivo y activo nuestro camino hacia la Noche Santa de Belén."    Y hoy el Señor nos anuncia, en las palabras del Ángel, la salvación que ya está cerca: su Hijo se hace hombre para que el hombre sea hijo de Dios. Y María es la mujer que acogió en sus entrañas a Aquel que se anunció durante siglos. Es la mujer que, transparente en cuerpo, alma, vida y actitudes, nos enseña que el camino para llegar a Dios no es otro que el de la confianza y la esperanza en Él.

 

1ª. LECTURA:  Gn 3, 9-15. 20         

Ya en los albores de la creación, Dios anuncia la salvación: el Hijo de Dios que compartirá nuestra condición humana.

 

2ª. LECTURA:    Rm 15, 4-9

Dios, en su infinita misericordia, ha querido que el anuncio salvador y la vida nueva de Jesucristo, llegara no sólo al pueblo de Israel, sino a todos los hombres, a los que Él llama a la salvación.

 

EVANGELIO:   Lc 1, 26-38     

El mismo Señor, en las palabras del Ángel, nos devuelve la esperanza de la salvación. Aclamémoslo con el canto del Aleluya.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Unidos a nuestra Madre Santísima, en el día en que celebramos su Inmaculada Concepción, pidámosle que nos enseñe a caminar confiados hacia la casa paterna, repitiendo despu´s de cada petición:  PADRE, ESCÚCHANOS.


Por la santa Iglesia, para que sea también ella santa en todos sus miembros, resplandeciendo en ellos, como en María,  la gloria de Dios. Oremos.


Por el Papa Francisco, Obispos y Sacerdotes, para que  sigan siendo signo del amor de Dios en medio de los hombres, mientras esperamos al Señor que ya viene a salvarnos, Oremos...


Por las autoridades civiles de nuestro país y del mundo entero, para que sean celosos de la justicia y del bien común, rechazando las provocaciones de engrandecimiento  personal. Oremos.


Por todos los más olvidados y necesitados de nuestra sociedad: encarcelados, enfermos, los sin trabajo, los ancianos, los niños de la calle; que María, madre de los pobres, les haga sentir su cercanía materna. Oremos.


Por nuestra parroquia, para que el ejemplo de santidad de nuestra Madre Inmaculada, nos anime a progresar sin descanso en el camino de la perfección cristiana. Oremos


Por las familias de los tripulantes del Submarino Ara San Juan, para que encuentren en la fe, la fortaleza necesaria para vivir este momento de dolor, oremos …


PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

En este pan y en este vino que ahora presentamos a nuestro Padre, ofrezcámosle nuestro humilde y perseverante trabajo de transformación de nuestro corazón, como señal de su presencia salvadora en nosotros.


COMUNIÓN:

En el Evangelio hemos escuchado el anuncio del Señor que viene a salvarnos: el Emmanuel, el Dios con nosotros; ese mismo Dios que ahora se nos ofrece en el sacramento del altar, y que así quiere ser nuestro alimento en esta espera.

 

COMUNIÓN ESPIRITUAL:

Al término de la distribución de la comunión.

 

Hermanos:

Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

 

Creo Señor mío que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo

ardientemente recibirte dentro de mi alma;

pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si te hubiese recibido, me abrazo

y me uno todo a Ti;

Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

Amén.

 

DESPEDIDA: 

Como María, podemos decir  al concluir la Eucaristía: Mi alma glorifica al Señor, porque ha hecho maravillas en nuestra Madre Inmaculada y en nosotros. Por ello, estemos dispuestos, a imitación de María, a dejar a Dios cumplir sus planes en nuestra vida.