13º SEMANA DURANTE EL AÑO

13º SEMANA DURANTE EL AÑO

Lunes 28 de junio   San Ireneo Obispo y Mártir   (MO)
Mateo  8,18-22: “Se le acercó un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adonde vayas.  Jesús le respondió: Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Otro, que era discípulo, le dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le replicó: Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos”

El relato del Evangelio  de hoy está situado en medio de distintas curaciones y milagros, pero también habla del Reino como  de una realidad presente con la vocación al seguimiento de Jesús. El Evangelio nos muestra a modo de ejemplo, la radicalidad de la llamada, la responsabilidad que conlleva seguir a Jesús. Él ya ha llamado a algunos discípulos para estar con él y enviarlos más tarde, a la misión. Viendo la gente que lo rodea, Jesús manda pasar a la otra orilla. Parece que Jesús toma distancia de la gente, no todos comprenden el sentido profundo de sus signos, no todos reconocen en él al Mesías. En este contexto Jesús no nos promete ninguna seguridad. Él asumió su vida terrenal en la pobreza y el desprendimiento, sin un lugar donde reclinar la cabeza y orientando todo hacia la inminencia del Reino de Dios. Seguir al Maestro exige de nosotros la disposición para subordinar todo a la primacía del Reino.

Martes 29 de junio      San Pedro y San Pablo Apóstoles   (S)
Juan 21,1.15-19: “…Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”.

Jesús pregunta a Simón Pedro si lo ama y él le responde que sí lo quiere y Jesús le encarga que apaciente sus ovejas (corderos), y el mismo diálogo se repite por segunda vez de forma idéntica. La palabra amar, que usa Jesús, hace referencia al amor al modo de Dios, o sea, amor-donación, amor sin límites, amor-decisión, amor-sacrificio. Pedro se siente todavía limitado en su amor por el Señor por eso no se atreve a decir todavía que lo ama. Jesús en su tercera pregunta se adapta a Pedro y le pregunta si lo quiere, y Pedro responde: “Tú lo sabes todo, sabes que te quiero.” Al terminar el relato el Señor predice la forma de la muerte de Pedro y cómo así demostrará que el siempre amó al Señor.

La solemnidad de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso. Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él.
Hoy toda la Iglesia está invitada a orar por el Papa Francisco. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y en la caridad.

Miércoles 30 de junio
Mateo 8,28-34: “¿Cuando Jesús llegó a la otra orilla del lago, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. … Y comenzaron a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios?

Realmente no es fácil desentrañar todos los sentidos de este texto de San Mateo. Lo que sí parece claro es que se plantea un enfrentamiento entre Cristo, el Hijo de Dios, la Encarnación del Bien y el Amor contra el Mal en toda su tenebrosa y profunda oscuridad. Jesús exorciza a dos personas que quedan liberadas de su mal. Pero este milagro provoca un efecto inesperado en el entorno: la muchedumbre le pide a Jesús que se vaya de ese lugar. Así, aunque Cristo ha venido para salvarnos del mal y la muerte definitiva, y sale constantemente a nuestro encuentro “mirándonos con cariño”, hay temores y de algún modo rechazo en diversas personas. Jesús realiza los llamados signos del Reino, los que no siempre encuentran lugar en el corazón de las personas porque el pecado está presente: eso nos transmite el texto: los endemoniados viven en un escenario de muerte sin norte ni horizonte de esperanza, la piara de animales representa la resistencia organizada al Dios de la Vida, del Sentido… y finalmente el abismo y el mar, es decir, la Nada, el Caos…
¿Pongo toda mi confianza en Jesús que puede salvarme de todas mis dificultades y pecados?


Julio            INTENCIÓN DEL SANTO PADRE
Recemos para que, en situaciones sociales, económicas y políticas
conflictivas, seamos arquitectos de diálogo y de amistad valientes y apasionados.


Jueves 1º de julio
Mateo 9,1-8: “Le presentaron a Jesús a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”.

Continúan hoy los relatos de milagros con la curación del paralítico. Llegado a Cafarnaúm le presentan un paralítico tendido en una camilla, inmediatamente al Señor lo conmueve la fe del paralítico y de los que lo traen, por eso, inmediatamente le perdona los pecados. Frente a esta forma de actuar de Jesús los escribas piensan que Él blasfema, ya que es claro que sólo Dios puede perdonar los pecados; efectivamente los judíos hacían un rito anual, en el Templo, para pedir a Dios el perdón de los pecados de todo Israel, en cambio Jesús perdona pecados en todo momento y en todo lugar. Jesús los confronta y les demuestra que puede perdonar pecados sanando al paralítico. Habiéndose ido el paralítico (caminando), la multitud queda atemorizada y, asombrada, glorifica a Dios; y esta alabanza es porque al sanar al paralítico Jesús demostró que Él tiene el poder de perdonar los pecados y, además, que ese poder Jesús lo ha transmitido también a sus discípulos: “glorificaban a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.”

Viernes 2 de julio     Nuestra Señora del Huerto
Mateo 9,9-13: Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió …..  “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: «Yo quiero misericordia y no sacrificios». Porque Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.

Para el asombro de muchos, Jesús llama a un pecador para ser su discípulo. Sabemos la especial sensibilidad del Maestro sobre los rechazados por su debilidad, condición y oficio. Y hoy, se nos recuerda cómo el Señor invita a Mateo  a seguirlo y con él, nos invita a cada uno de nosotros. Situación que no evita el escándalo de los fariseos, expertos en trazar muros separadores del perdón de Dios. Los fariseos, estrictos observadores de la ley y las tradiciones de pureza, estaban escandalizados con este hecho y probablemente permanecerían afuera pues no se atrevían a tener contacto con esa “gentuza”. Jesús no sabe de separaciones y, menos, en nombre de Dios. Hoy cuando Mateo se presenta como un publicano perdonado y llamado, nos ayuda a entender qué significa la vocación de Apóstol: no “príncipes”, sino pecadores perdonados por la misericordia del Señor.
Mateo deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. Porque el seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús. Y hace muy bien en poner la norma cultural al revés o, dicho de otra manera, en ridículo; porque ha venido a acoger a los que nadie considera, y a declarar con nitidez que los privilegiados de Dios son los olvidados de los hombres, al igual que el médico se ocupa de los enfermos.

Sábado 3 de julio   Santo Tomás  Apóstol  (F)
Juan 20,24-29: “Jesús  dijo a Tomás: Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Mete tu mano  en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”

Hoy recordamos a uno de los 12, de las primeras piedras que Jesús puso para construir este edificio vivo que es la comunidad de los cristianos: recordamos a Tomás; uno de los 12, al que le costó creer… La celebración de hoy nos recuerda que quienes nos han precedido en la fe son humanos, y han tenido que hacer su camino, como nosotros. Incluso aquella primera generación, los que vivieron con Jesús tuvieron que poner su parte en el camino de fe. Y la fe siempre es un salto, que no todos están dispuestos a dar. La incredulidad de Tomás da lugar a que Jesús formule una bienaventuranza que llega hasta nosotros, muchos siglos después: “¡Felices los que creen sin haber visto!”. Nuestra fe se funda en el testimonio que la Iglesia conserva y transmite desde el tiempo de los Apóstoles. Todos aquellos discípulos que anunciaron a Jesús vivo, han hecho posible que la Buena Noticia se siga anunciando hoy. ¿Cómo estoy viviendo mi camino de fe? ¿Le creo hoy al Señor?

Domingo 4 de julio    (14ª durante el año)
Marcos 6,1-6: “Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: «¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?». Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo…”

En el evangelio de hoy se habla de Jesús visitando Nazaret. Jesús ha predicado en otros lugares, ahora vuelve a su pueblo, acompañado de discípulos que lo siguen pero nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares. Les habla a los suyos, allí donde aprendió las cosas de Dios. Allí quiso hacer milagros, quiso acercar a los suyos hacia el Reino de Dios, proponer una visión nueva de Dios más cercana, limpia y pura. Pero no le creyeron, se resisten a abrirse al misterio que se encierra en su persona.
 La gente de Nazaret se encierra en sí misma y no lo acepta. Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.
Jesús no pudo hacer muchos milagros en Nazaret porque faltaba fe. Y hoy, ¿encuentra fe en nosotros, en mí? ¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»?