LITURGIA SEMANAL - 15º SEMANA DURANTE EL AÑO

15º SEMANA DURANTE EL AÑO

Lunes 12 de julio

Mateo 10,34-11,1:   “No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.... El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.

Jesús concluye su discurso misionero, y señala exigencias radicales respecto a su seguimiento. Nos invita a perseverar hasta el fin. Con ello se reafirma que el mensaje del evangelio trae aparejado necesariamente la división, pues cambia el modo de comprender las cosas. El adherir a Jesús y a su misión tiene consecuencias. No es que busquemos enemigos, sino que nos pide ser radicales y coherentes en nuestras opciones. Al iniciar esta semana preguntémonos… ¿quiero seguir a Jesús hasta el final?
Toma, Señor, el lugar que sólo a ti te corresponde en nuestra vida. Tú eres el único Señor; apodérate del espacio más íntimo y personal de nuestro corazón, para que así podamos amar a los demás con tu amor y reconocerte en los hermanos.

Martes 13 de julio
Mateo 11, 20-24: “En el día del juicio, Tiro, Sidón y la tierra de Sodoma serán tratadas menos rigurosamente que ustedes “

Este texto del evangelio de Mateo muestra a Jesús que denuncia, y cuestiona fuertemente, a las ciudades de Galilea, donde comenzó su vida pública y realizó curaciones milagrosas. Los contemporáneos de Jesús, en estas ciudades, donde vivió, enseñó y realizó curaciones, no fueron capaces de ver quién es este hombre extraordinario que está en medio de ellos.
Cristo Jesús desplegó una intensa actividad misionera enseñando con su palabra y demostrando con sus hechos, la llegada del Reino de los cielos, pero los habitantes de estas  ciudades galileas no han sabido leer los signos de los tiempos mesiánicos y han rechazado el mensaje. A partir de este rechazo, Jesús manifiesta un amargo lamento por las ciudades donde sus milagros cayeron en “saco roto”. Cafarnaúm, la ciudad de Jesús, tampoco reconoció la llegada del Reino, por eso es comparada nada menos que con Sodoma, la gran ciudad pecadora del A.T. Estas palabras duras de Jesús son una angustiosa última llamada a esta generación, para que reconozca en Jesús la llegada del Reino de Dios, …
¿Aceptamos a Jesús en nuestra vida? ¿Sentimos que el Reino de Dios actúa en nosotros, o somos como Cafarnaúm, Betsaida y Corozaín?

Miércoles 14 de julio

Mateo 11,25-27: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido”

El texto del Evangelio  de hoy nos regala una gran noticia que vale la pena considerar. Entre quienes reciben la Palabra y se dejan transformar por el anuncio del Señor, están los pequeños, los sencillos, los humildes…. todos aquellos a quienes el mundo considera inferiores o demasiado simples. Si nos detenemos a pensarlo y a “sentirlo”, ese anuncio es una de las noticias más maravillosas que el ser humano puede recibir. Sólo que a veces no queremos ser esos pequeños, nos gusta estar entre los “sabios y entendidos” y esa revelación se nos desdibuja un poco, porque creemos “saber” lo suficiente sobre Dios y su salvación. Y así nuestros oídos, nuestra mente, nuestro corazón, no se abren a Él con la alegría ilusionada de quien espera al Dios que es novedad cada mañana y cada tarde de nuestra vida. Hoy debemos sentirnos llamados a dejarnos empapar por la revelación que El Señor nos entrega, porque recibir la revelación del Hijo, por los más diversos caminos, es lo más maravilloso que le pueda suceder a un ser humano.  Cuánto trabajo nos queda por hacer en este camino de la humildad del corazón.
En tu búsqueda de Dios, ¿pones tu confianza en tu saber e inteligencia, o te dejas guiar por la sabiduría de Dios? ¿Cuál es mi grado de asombro y de sorpresa a la acción del Espíritu Santo?

Jueves 15 de julio    San Buenaventura, Obispo y Doctor de la Iglesia (MO)
Mateo 11,28-30: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.

El texto de hoy cambia la perspectiva de la oración de Jesús, no habla de cómo Dios actúa, sino de la manera cómo Él mismo se da a todo ser humano, quebrantado por el peso de una realidad, muchas veces, violenta y agobiante. “Vengan a mí los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré”. El Señor nos anima a acudir a Él en nuestros cansancios y agobios. Es Él que nos ayuda, el que nos reconforta, el que nos anima en los momentos difíciles de nuestra vida; cuando el desaliento y la tribulación nos visitan. Nos pide seguir su camino, vivir como él vivió. Es la mejor manera de encontrar nuestro descanso y nuestro gozo. No nos promete que si le seguimos nos irá bien, que todo va a ser vida y dulzura. A veces, al seguir sus huellas, nos encontraremos con cruces, con zozobras. Lo que sí nos promete es su presencia amorosa en todos los momentos, en los buenos y en los otros, y eso nos animará y nos dará fortaleza y alivio.
¿Qué significa cargar con el yugo de Jesús? ¿Qué responsabilidad tenemos respecto de los yugos de nuestros hermanos? Las palabras de Jesús ¿cómo pueden ayudar nuestra comunidad a ser un lugar de descanso para nuestras vidas?

Viernes 16 de julio   Bienaventurada Virgen María del Carmen  (MO)
Juan 2,1-11:    “Y La Madre de Jesús estaba allí” .

El texto del Evangelio que la liturgia nos propone para la memoria de la Virgen del Carmen,  corresponde el relato de las Bodas de Caná, donde el rol de María es clave. El evangelista San Juan nombra dos veces a la Madre del Señor, al comienzo de su ministerio en las bodas de Caná y al final de su ministerio al pie de la cruz, en los dos casos el papel de María es esencial.
San Juan nos presenta este signo del agua convertida en vino como el primer milagro de Jesús, que se realiza por la preocupación y diligencia de la bienaventurada Virgen  María, a pesar de la inicial reticencia de Jesús y su frase enigmática: “qué a ti y qué a mí”, a la cual la Virgen responde con una hermosa frase para los sirvientes: “hagan todo lo que Él les diga”. Como resultado de este intercambio de palabras entre Madre e Hijo los sirvientes obedecen a Jesús y Él muestra su gloria y sus discípulos creyeron en Él.
¿De qué manera María es un camino para amar más a Jesús? ¿Cómo es nuestra relación personal con María? ¿Qué nos  enseña el relato de las bodas de Caná?

Sábado 17 de julio
Mateo 12,14-2: ““Éste es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre Él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre”.

Hoy en el Evangelio Jesús cumple las palabras del profeta Isaías: él es el siervo de Dios. Pero su servicio será hacia los dolientes, los enfermos y los agobiados por la vida. El siervo de Dios pasa a ser siervo de los que sufren. Seguir al Señor requiere siempre de nosotros una profunda conversión, un cambio en el modo de pensar y de vivir, abriendo el corazón a la escucha para dejarnos iluminar y transformar interiormente, porque la lógica de Dios es siempre otra respecto a la nuestra. Que Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos ayude a ser cada vez más siervos al estilo de Jesús; es decir, siervos suficientemente valientes para anunciar y denunciar y a la vez, suficientemente comprometidos para que cada una de nuestras palabras vaya siempre acompañada de gestos concretos y sencillos que son, los que al final, hacen de este mundo un lugar más humano, más justo y más fraterno.
Jesús es el Siervo de Dios. Y hoy ¿nuestra Iglesia, nuestra comunidad, yo, somos siervos de Dios para la gente? ¿Qué nos falta?

Domingo 18 de julio    (16º durante el año)

Marcos 6,30-34: “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato

San Marcos nos narra el regreso de la expedición misionera de los discípulos. En este texto se destaca con fuerza la participación de los Doce en el ministerio de su Maestro, el entusiasmo de la gente y la compasión de Jesús. Los apóstoles entusiasmados por su misión, le cuentan a su Maestro todo lo que habían hecho y dicho;  compartir la dicha de la misión y del apostolado requiere tiempo de intimidad en la comunidad, por eso Jesús los invita a un lugar desierto, donde descansar, compartir y evaluar.  Pero al intentarlo, se ven sorprendidos por un gentío inmenso e indigente que se lo impide. A pesar del cansancio, Jesús no puede sino sentir compasión por las personas que lo buscan para obtener de Él sanación de sus dolencias y palabras que iluminen sus vidas. Y no se los negó.  El Señor es el Pastor de todos, tanto de sus discípulos como de la multitud. Su pastoreo proviene de su compasión, al vernos a todos nosotros descarriados, sin rumbo, y perdidos.  Hoy, no podemos no pensar en S.A. Gianelli y en ese corazón de pastor que procuró cultivar.