LITUGIA SEMANAL 1ª SEMANA DE CUARESMA

1ª SEMANA DE CUARESMA

Lunes 7 de marzo

Mateo 25-31-46: “ Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso….el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;…  Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento… sediento, … Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
 Nuestras acciones no quedan ocultas y nuestras opciones no son intrascendentes. Todo es importante ante la mirada de Dios, que rechaza nuestro egoísmo y quiere premiar toda obra de generosidad que podamos hacer. Esto queda reflejado en el relato del juicio final, donde las únicas preguntas que se mencionan son las que tienen que ver con lo que hicimos o dejamos de hacer por los demás.
Los que son elogiados por sus obras de misericordia se asombran por ese elogio. Cuando Je-sús los felicitó porque le habían dado de comer… ellos preguntaron asombrados: ¿Cuando te vimos hambriento y te dimos de comer? Esas obras  les brotaban espontáneamente de su co-razón generoso. No las hacían por obligación sino que viendo a un hermano en necesidad, no podían dejar de ayudarlo.
Un corazón transformado por el Señor, hace espontáneamente el bien. Cumple sin que se lo pidan lo que sugería San Pablo: Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas”
Señor, si cuando lleguemos a ti nos vas a preguntar por el amor, danos la gracia de reaccio-nar con amor y generosidad ante las necesidades ajenas: abre nuestro corazón a los demás y no permitas que seamos insensible ante sus angustias.

Martes 8 de marzo
Mateo 6,7-15: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro…”

Aí como ayer el Evangelio insistía en el servicio de caridad, hoy la palabra sigue formándonos en este tiempo de cuaresma y, en este caso, animándonos en la vida de oración.
El Señor introduce el Padre nuestro recordando que hay que tener cierta sobriedad a la hora de entrar en intimidad con Dios y no abundar tanto en palabras
Jesús nos dice que nuestro Padre Dios no necesita que lo convenzamos con nuestros argu-mentos porque él conoce nuestras necesidades. Esto no significa que no oremos con frecuen-cia, ni que no debamos ser insistentes en la súplica. Luego Jesús enseña un modelo de ora-ción: el Padre Nuestro, donde se comienza adorando al Padre y pidiéndole que venga su reino y que se haga su voluntad. Sólo después le suplicamos por nuestras necesidades más esencia-les, el pan de cada día. Al final del Padre Nuestro, Jesús resalta la necesidad de perdonar a los demás para poder suplicar el perdón de Dios.
Señor, danos la gracia de ser sencillos en nuestro diálogo contigo, de suplicarte como niños y dejarlo todo en tus manos con absoluta confianza

Miércoles 9 de marzo
Lucas 11,29-32: “Jesús dijo a la multitud que la única señal que se les daría sería la señal de Jonás, porque él mismo era una señal decisiva para el pueblo, como Jonás lo había sido para la gente de Nínive.

Cuando Jonás predicó su sencillo mensaje de arrepentimiento, los habitantes de Nínive, ciudad pagana, se arrepintieron y creyeron en Dios. Jesús predicó el mismo mensaje al gentío que lo escuchaba y los llamó “generación perversa” por no haber creído. Jesús era una señal para su generación, porque hizo presente el Reino de Dios en medio de ella. Mucho más que Jonás, Jesús fue una señal que manifestaba el Reino de Dios y llamaba al pueblo al arrepentimiento. Su sola presencia exigía una definición de la gente, porque, siendo la luz del mundo, él revela-ba lo más íntimo del corazón humano. Hoy también Cristo es una ‘señal’ para nosotros: tene-mos su Palabra en la Escritura, una Palabra que tiene tanto poder ahora como hace dos mil años: “Porque la Palabra de Dios es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu;…” Dejemos que las palabras de Jesús sean esa espada que penetre hasta el corazón y nos muestre cuál tiene que ser nuestra respuesta a Dios.
“Señor Jesús, no permitas que nuestro  corazón se endurezca. Penetra en él con la espada de tu Palabra, para que sepamos responder a tu mensaje de amor y nos  arrepintamos  de nues-tros pecados.”

Jueves 10 de marzo

Mateo 7,7-12: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.

Jesús promete que Dios nos concederá todo lo que le pidamos en oración, si lo pedimos con insistencia. Dios es sumamente generoso y está constantemente dando …; pero quiere que aprendamos a pedir, buscar y llamar a la puerta. ¿Por qué? Es porque sabe que en el proceso de pedir con perseverancia y confianza, a derribar las barreras de la incredulidad, la descon-fianza y el desaliento. A todos puede  parecernos  que Dios no responde con la rapidez que quisiéramos. Pero cuando una respuesta demora, debemos recordar que Dios ve hasta la eternidad, mientras que nosotros apenas vemos el aquí y el ahora.
Tomemos en serio lo que Jesús nos dice. Si perseveramos, Dios contestará todas nuestras peticiones, con respuestas que a veces son sutiles o que se van revelando a través del tiempo; o bien, pueden ser inesperadas y presentarse de repente. Pero de cualquier manera que ven-gan las respuestas, podemos tener la seguridad de que si le presentamos nuestras necesidades y anhelos al Señor, él nos responderá, pero lo hará como un Padre que nos ama;  no nos dará cualquier cosa como “solución rápida” para resolver lo que consideramos una necesidad ur-gente. De lo que podemos estar seguros es que sus bendiciones serán muy superiores a cual-quier cosa que hayamos pedido nosotros.
Señor Jesús, enséñanos a orar…

Viernes 11 de marzo
Mateo 5,20-26: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a  la de los escribas y fariseos no entrarán en el reino de los cielos”

Aunque Jesús anula muchas exigencias del A. Testamento, no elimina las exigencias esencia-les; y esta simplificación tampoco implica que el seguimiento de Jesús sea menos exigente, ya que invita a poner todo nuestro ser, empeñar todas nuestras fuerzas para vivir como a él le agrada. Cuando Jesús critica el legalismo de los fariseos, no está diciendo que sus discípulos se despreocupen de las exigencias del Evangelio,  particularmente de las exigencias con res-pecto al prójimo. Jesús lo que espera, es que sus discípulos se destaquen en el amor más que los fariseos y no se contenten con ‘no matar’.
Jesús nos hace profundizar un poco más y extiende el ‘no matarás’, en un sentido metafórico, pero no por eso menos real. Nos recuerda que matamos al hermano cuando nos enojamos contra él de forma exagerada, lo insultamos y lo maldecimos. También matamos con la indife-rencia, con el desprecio…. Por eso Jesús nos invita en este tiempo de cuaresma a reconciliar-nos con el hermano antes de celebrar el culto.
Señor, ayúdanos con tu  gracia, a comprender y poner en práctica las palabras del Evangelio.

Sábado 12 de marzo
Mateo 5,43-48: “Amen a sus enemigos… Si ustedes aman solamente a los que los aman, ¿qué recom-pensa tendrás? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario?... Por lo tan-to, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”

En línea con lo que compartíamos ayer, hoy, Jesús, comentando textos del Antiguo Testamen-to y algunas tradiciones judías, nos recuerda que hay que amar a todos, incluso a los enemi-gos. Un Evangelio más que exigente y difícil de vivir en las circunstancias cotidianas de nues-tra vida.
En primer lugar, deberíamos examinar  la palabra ‘enemigo’ y bucear en nuestra conciencia si tenemos enemigos o si somos enemigos de alguien. Hay enemigos declarados y otros no; hay enemigos evidentes y frontales y otros falsos y sutiles.
Más allá de esas disquisiciones: ¿somos capaces de amar a nuestros enemigos, a las perso-nas que nos hirieron o que nos son indiferentes por alguna causa?.
Ayúdanos, Señor, con tu gracia para que  podamos crecer siempre en el amor a todos, espe-cialmente, en el amor a nuestros enemigos

Domingo 13 de marzo
Lucas 9,28b-36: “Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante”.

Mientras suben a la montaña, los discípulos llevan en su mochila el desconcierto causado por las palabras que Jesús les ha dicho un poco antes. No saben qué significa cargar con la cruz o perder la vida para ganarla.
En la cima del monte tiene lugar una experiencia de la belleza de Dios. Debió de ser de tal magnitud que Pedro, en nombre de los otros, exclama: "Qué bueno es estar aquí". También podría haber dicho: "Si seguirte a ti consiste en esto, yo me apunto en seguida". Es la experien-cia de ver que "todo concuerda": Moisés y Elías dan testimonio de que Jesús no es un impostor sino el Mesías anunciado. Por si fuera insuficiente el testimonio de estos dos notarios del Reino, se oye la voz del que todo lo puede: "Este es mi Hijo amado". Tanta concordancia llena de miedo a los discípulos. Y otra vez, Jesús tiene que repetir el mismo mensaje: "No tengan mie-do". Pero añade algo: "No se lo cuenten a nadie". La bajada debió de ser en silencio. Hay ex-periencias para las cuales no disponemos de palabras adecuadas. Y, sin embargo, se trata de experiencias que nos permiten seguir caminando en el llano, con más sentido y con más espe-ranza.
Señor, que podamos alimentarnos de los momentos de transfiguración en nuestra vida, para que tu presencia luminosa sea fortaleza y roca firme, en los momentos de duda, dolor y oscu-ridad. Amén