22º semana durante el año
Lunes 30 de agosto Santa Rosa de Lima, Patrona de América Latina (F)
Mateo 13,44-46: “… El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al en-contrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró”.
Las parábolas del tesoro y la perla de gran valor son exclusivas de Mateo y su propósito es manifestar el misterio del Reino de Dios; si bien al leerlas llama la atención el valor ilimitado del tesoro y de la perla, en realidad el centro de atención está en el comportamiento de quienes lo venden todo para adquirir el objeto encontrado; por lo tanto, la clave está en el descubrimiento de algo valioso que provoca la reacción inmediata de los protagonistas de ambas historias.
Lo mismo pasa con el Reino de los Cielos. Una vez que se ha descubierto en todo su valor hay que tomar postura frente a él y ningún precio es demasiado alto; de ahí la insistente invitación de Jesús a seguirlo y dejarlo todo; la alegría plena viene de encontrar a Jesús (y su Reino) y convertirse a Él, ya que el Reino es un tesoro de tan alto valor que quien así lo comprende da-ría gozosamente todo para conseguirlo, por lo tanto la conducta “a medias” no sirve frente al Reino de Dios.
¿Abro mi corazón al mensaje de Jesús? ¿Soy como la “gente” o soy discípulo? ¿Estoy dispues-to a dejarlo todo por Jesús y su Reino?
Martes 31 de agosto San Ramón Nonato (ML)
Lucas 4,31-37: “Jesús bajó a Cafarnaúm, .. y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. …Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Lucas nos muestra que la misión de Jesús no se reduce sólo a anuncios y palabras, como pa-só en Nazareth, sino que su programa evangelizador se desarrolla, en concreto, salvando a los marginados como es el caso del endemoniado que se nos presenta hoy. Con la misma autori-dad con la que habla, Jesús enfrenta al demonio que posee al hombre de la sinagoga de Ca-farnaúm. El demonio confronta a Jesús e intenta controlarlo pronunciando su nombre de Santo de Dios, ya que en la Biblia conocer y nombrar a alguien es, prácticamente, dominarlo, pero no lo logra porque Jesús tiene autoridad y efectivamente es el Santo de Dios, es decir, Él está ungido por Dios y está totalmente dedicado al Reino de Dios con una obediencia inquebranta-ble a su Padre Dios. Por otro lado, el demonio sabe y le dice “has venido a acabar con noso-tros”, porque se esperaba, por parte del pueblo, que con la llegada de los tiempos mesiánicos, habría una confrontación final de Dios contra los demonios antes de la manifestación del Día del Señor.
Jesús es el Santo de Dios completamente dedicado a su Padre y al Reino ¿Qué hago yo por el Padre y su Reino?
Intención del Santo Padre
Recemos para que todos tomemos decisiones valientes a favor de un estilo de vida
sobrio y eco sostenible, alegrándonos por los jóvenes que están comprometidos con él.
Miércoles 1º de septiembre
Lucas 4, 38-44: “También a las otras ciudades debo anunciar el evangelio…”
Hoy continúa San Lucas presentándonos la actividad sanadora de Jesús, siempre en Cafar-naúm. Empieza con la curación de la suegra de Pedro, la cual se encontraba en cama con mucha fiebre, y Jesús la sana de su mal.
Lucas enfatiza la autoridad y poder de Jesús con pequeños detalles: la fiebre desaparece de inmediato, en seguida ella se levantó; además el evangelista nos presenta la curación a mane-ra de un exorcismo donde la fiebre es obra de un demonio, por eso Jesús increpa a la fiebre, o sea confronta al demonio para que libere a la mujer. Agrega San Lucas que ella se puso a ser-virlo, con esto destaca a la primera mujer, de varias más, que se hace discípula del Señor aco-giéndolo, siguiéndolo y/o sirviéndolo.
Descrito este milagro, San Lucas continúa la narración de la actividad sanadora del Señor di-ciendo que todos los que tenía enfermos se los llevaron y Él impuso las manos y curó a cada uno de ellos. Nuevamente San Lucas destaca la presencia de los demonios que salían de mu-chos de los enfermos, para enfatizar así la lucha sin cuartel, de Jesús contra los poderes de-moniacos en el contexto de la llegada de los tiempos mesiánicos y del Reino de Dios.
Hoy me pregunto: ¿Cómo puedo servir al Señor? Ofrezco una oración por todas las personas que sufren enfermedades, especialmente las que conozco.
Jueves 2 de septiembre
Lucas 5,1-11: “Abandonándolo todo, lo siguieron”
Hoy, el evangelio cuenta cómo Pedro fue llamado por Jesús. Lucas nos dibuja un escenario donde la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios. El lugar es el lago de Genesaret, todos conocen el arte de la pesca. Y tras la experiencia de la actividad diaria y el cansancio de la noche, Jesús pide que “remen mar adentro”, para cumplir con su propósito.
Es una escena de vocación que no nos puede dejar indiferentes. En nuestra realidad social, “líquida”, para algunos, se nos desafía a superar las barreras del desgano, del cansancio, de la rutina… para ir “mar adentro” ¿Por qué mar adentro? Porque se necesita ir hasta las profundi-dades del alma para encontrarse con lo que uno busca. Y en definitiva, para poder seguir a Jesús, se requiere un encuentro profundo con Él, para tomar la determinación de seguir tras sus huellas, abandonando aquellas seguridades que tenemos a la mano. Dejarlo todo supone un cambio radical de vida, asumir la de Cristo, encontrarnos con su Palabra.
Pensando en nuestra realidad (en la mía y en la tuya) ¿Dónde el Señor nos invita a echar las redes? ¿Dónde y cómo acontece hoy la pesca milagrosa? ¿Dónde ocurre esa llamada de Dios?
Viernes 3 de septiembre San Gregorio Magno (MO)
Lucas 5, 33-39: “Cuando el esposo les sea quitado, entonces tendrán que ayunar” Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”.
Jesús continúa su predicación, y participa en un banquete con pecadores. En este contexto los fariseos y escribas le cuestionan por la práctica de sus discípulos que no ayunan, como lo ha-cen ellos dos veces a la semana, los jueves y los lunes. Pero Jesús declara solemnemente que ellos no pueden ayunar ya que el Novio está con ellos; de esta manera, el Señor está anun-ciando que los tiempos mesiánicos han llegado y que el Reino de Dios está actuando en su persona, por lo tanto sólo hay motivo para celebrar; Jesús es el profeta de la alegría que asocia su ministerio con las profecías que anuncian la llegada del Día de Señor, asociándolo con el gran banquete mesiánico, el banquete de Bodas entre Dios y su pueblo. Termina el Maestro exhortando a entrar en la alegría del Banquete usando la comparación entre lo nuevo y lo viejo; lo nuevo o novedoso es el Reino inaugurado, predicado y testimoniado por Jesús (el vino nue-vo) y lo viejo son las prácticas de los fariseos amarrados a las leyes de los antepasados (los odres viejos). No se trata de eliminar la Ley y los Profetas (el vino añejo) sino de adaptarlos a la novedad del Evangelio (el vino nuevo).
¿Cómo vivo la alegría del Evangelio? ¿Soy profeta de alegría en medio de los problemas de hoy, la pandemia, por ejemplo? Conozco la enseñanza del Santo Padre sobre la alegría?
Sábado 4 de septiembre
Lucas 6, 1-5: “Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espi-gas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: “¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?” …. Después les dijo: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”.
El evangelio de hoy nos habla del conflicto alrededor de la observancia del sábado. El sábado era la expresión clara de la religión judía, era día de descanso y muy pocas cosas se podían hacer en sábado, con la idea de homenajear al Señor de manera más explícita. Ante este con-flicto, Jesús utiliza dos argumentos para ir más allá de las prohibiciones del sábado. Ninguna ley humana, ni supuestamente divina, ni la ley del sábado, pueden ir en contra de hacer algo que favorezca a cualquier persona humana, sea curando a enfermos, sea alimentándose de las espigas arrancadas en el campo. El sábado está para servir al hombre y no el hombre para servir al sábado.
La actitud de los fariseos no nos resulta extraña. Es muy fácil ponerse a la orilla del camino y criticar lo que hacen los demás. Claro, a partir de los propios esquemas y puntos de vista. Para Jesús sólo hay un criterio: amar. Todo lo demás es superfluo.
El Señor es el Dios de la vida y nosotros debemos testimoniarlo. ¿Qué he hecho por los enfermos du-rante la pandemia? ¿Cumplo las normas sanitarias para cuidar mi salud y la de los que me rodean, especialmente los ancianos? ¿Qué he hecho por los necesitados durante la pandemia?
Domingo 5 de septiembre (23 durante el año)
Marcos 7,31-37: “… le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente….. Y, en el col-mo de la admiración, la gente decía: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mu-dos”.
El evangelio de hoy nos presente una de las varias curaciones que hace Jesús en territorio pagano y a personas que no profesaban la fe de Israel. Es más, viene justamente después del impresionante testimonio de la cananea que se atreve incluso a replicar a Jesús cuando le re-procha no ser judía. De este modo, Jesús sale del ámbito salvífico de Israel porque lo que le interesa es el hombre allí donde se encuentre, especialmente los que más sufren. Y es que la Salvación es siempre universal. En esta ocasión Jesús cura a un sordo que tartamudeaba… le ordena que se “abra” a la Salvación, no ya de su enfermedad, sino de toda su vida. Así, Jesús destraba y abre. Lo mismo hace con todas nuestras falencias y bloqueos, pues ellas ceden ante su presencia. Es hora de ponernos ante él, como este sordomudo, y dejarlo obrar. Jesús toca, transmite y sana. Y nuestra vida resulta renovada.
¿De qué tiene que limpiar el Señor mis oídos y mi lengua? Jesús sintió compasión por el hombre en-fermo ¿Siento compasión por los enfermos y necesitados? ¿Qué siento, qué pienso cuando escucho la frase sobre Jesús: “todo lo ha hecho bien”?