18º DOMINGO DURANTE EL AÑO 1/08
Todo lo que somos y lo que seremos,
en definitiva, toda nuestra vida
encuentra sentido sólo en Jesús,
ya que él es la Vida,
Él es el pan de Vida bajado del cielo.
la felicidad más profunda.
El sentido de nuestra vida
se descubre al aceptar a Jesús,
y aceptar su enseñanza
pero sobre todo aceptar su persona, aceptarlo a Él.
TEXTO BIBLICO: Juan 6, 24-35
“Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron en los botes y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. Lo encontraron a la otra orilla del lago y le preguntaron: Maestro, ¿cuándo llegaste aquí? Jesús les respondió: Les aseguro que no me buscan por las señales que han visto, sino porque se han hartado de pan. Trabajen no por un alimento que perece, sino por un alimento que dura y da vida eterna; el que les dará el Hijo del Hombre. En él Dios Padre ha puesto su sello. Le preguntaron: ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios? Jesús les contestó: La obra de Dios consiste en que ustedes crean en aquél que Él envió. Le dijeron: Qué señal haces para que veamos y creamos? ¿En qué trabajas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo Les respondió Jesús: Les aseguro, no fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó: Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed.”
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
El texto que leemos hoy, es parte del “discurso sobre el Pan de Vida”. La multitud sigue a Jesús, y lo hace de la forma que puede, sin importar el esfuerzo que ello significa.
En este caso se acercan en barcas hasta Cafarnaúm. Pero no buscan a Jesús por Jesús mismo, sino por lo material por encima de lo espiritual.
Recordemos el signo milagroso de la multiplicación de los panes, que había ocurrido pocas horas antes, y los protagonistas eran en la mayoría estos mismos que se acercan a Jesús y lo “buscan”.
Jesús les hace notar el interés que los moviliza; “ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse”. Es decir, no vienen porque reconocen plenamente a Jesús como el Mesías, sino como aquel que logró a través de un signo sobrenatural, darles pan en abundancia.
Esa multitud sigue buscando signos para creer. Jesús les reprocha su actitud, y los exhorta a buscar y trabajar no por el alimento perecedero, sino por el que permanece para la vida eterna.
Este pan, es el que dará el Hijo del Hombre, es decir Jesús, quien ha sido marcado por el Padre. ‘Hijo de Hombre’, es uno de los títulos con los cuales se designa a Jesús en los Evangelios, el más utilizado y, llamativamente, el que utiliza Jesús para designarse a sí mismo. El Pan de Vida, lo dará el Hijo del Hombre.
Creer en aquel que el Padre ha enviado, de eso se trata la obra de Dios. Esta es la respuesta de Jesús a quienes lo seguían. Jesús no les dice directamente que se trata de creer en él, ni tampoco les dice que él mismo es el Hijo de Dios, sino que se pone en el lugar de enviado del Padre, para ser reconocido como tal.
Ante esta respuesta, piden aún más signos; necesitan ver para creer. No bastan los panes multiplicados, ni sus palabras, signos, y gestos. Hasta tienen el atrevimiento de preguntarle qué obra realiza. Le recuerdan el maná que sus antepasados comieron en el desierto. Le repiten la cita del Salmo “les dio de comer el pan bajado del cielo”.
No es Moisés quien le dio el pan venido del cielo al pueblo, sino que es Dios, el Padre, quien lo da. En su momento fue el maná, ahora da el verdadero pan bajado del cielo.
Verdadero, no porque el maná fuese falso, sino porque solo era una figura, un anticipo, pero no una realidad. Jesús es el maná que permanece, que el Señor hizo llover del cielo como alimento de los hombres.
Porque Cristo, descendió por todos los hombres y hasta el lugar concreto de cada hombre, y de esta forma atrae a todos hacia sí, por su gran amor. Este pan desciende del cielo, y da vida al mundo. No solo al pueblo judío, sino a todo el mundo. Ya no se habla de alimento sino de vida, es decir lo da todo, invita al hombre a la plenitud.
Ellos le responden “danos siempre de ese pan”. Tal vez algunos entendieron correctamente que se trataba del mismo Jesús como el Pan bajado del cielo que se presentaba en medio de ellos, aunque podemos deducir que la mayoría continuaba creyendo que se trataba de un pan material, y no espiritual.
Jesús es el Pan de Vida que cura las enfermedades, alivia los dolores, anima en los esfuerzos y sacrificios, y fortalece la esperanza.
Dice la Palabra que quienes se acercan a él, nunca tendrán hambre. A lo que podemos agregar que nunca tendrán hambre, pero que siempre estarán deseosos de saborear, y saciarse un poco más de la inmensidad del amor de Dios.
MEDITACION: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
¿Busco al Señor cada día, para acercarme y encontrarme con Él?
¿Me mueven otros intereses a la hora de buscarlo?
¿Hay en mí comportamientos similares a los de la multitud que buscaba al Señor por los signos, y el alimento material?
¿Busco ver, para poder creer?
¿Cuál es mi experiencia personal con el Pan de Vida; Jesús?
¿Al recordar todo lo que es capaz de darle a mí vida, me anima a buscar siempre ese Pan, por encima de cualquier otro?
¿Me pregunto qué significa creer en Jesús, en esta obra de Dios?
¿Entiendo que creer, requiere de mí una respuesta activa, poniendo mi vida al servicio de Dios, configurándome su discípulo?
¿Suelo tener la tentación de sentirme “cómodo” en mi vida espiritual, y quedarme allí sin buscar un poco más? ¿Comprendo que solo el Señor sacia mi “hambre y sed”?
ORACION: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Tú eres el pan vivo, Señor de la Vida.
Ayúdanos a creer en tu persona
y vivir según tu Proyecto.
Queremos ser tus discípulos,
artesanos del Reino
y testigos de tu Causa.
Danos siempre de tu pan,
tu persona, tus palabras,
tus enseñanzas, tu práctica,
tu presencia, tu Espíritu.
Para que seamos fuertes en la esperanza,
valientes en el camino, testimonios de tu amor
¡Señor, danos siempre de tu pan! Amén.
CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Volver a leer detenidamente las lecturas.
Hoy el Señor nos invita a reconocerlo como el verdadero Pan de Vida.