LITURGIA SEMANAL 31º SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

31º  SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes 4 de noviembre    S. Carlos Borromeo, Obispo (MO)
Lucas 14,12-14 “…  cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrec-ción de los justos!».
 
Seguramente cada vez que Jesús compartía la mesa con sus amigos soñaría con ese ban-quete del reino en donde nadie estaría excluido, muy diferente al banquete escatológico soñado por los legalistas en donde sólo podrían entrar los escrupulosos practicantes de la ley. Jesús no pierde esta oportunidad para revelar con qué tipo de banquete sueña él, o mejor qué clase de banquete es el que Dios quiere.    Su propuesta es una inversión completa de valores, y Jesús no lanza la cuestión como una broma, la lanza como denuncia y como anuncio al mismo tiempo. Jesús nos muestra la verdadera actitud cristiana ante los pobres, No se tarta sólo de dar limosna, sino más bien de compartir con los pobres la propia fiesta.

** Memoria de san Carlos Borromeo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel, preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó mu-chas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles.   San Carlos Borromeo, tomó muy en serio aquella frase de Jesús: "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará", murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

Martes 5 de noviembre
Lucas 14,1ª.15-24: "Feliz el que tome parte en el banquete del Reino de Dios". Jesús respondió: "Un hombre dio un gran banquete e invitó a mucha gente…”

Un día sábado, Jesús fue invitado a comer en la casa de uno de los principales fariseos y uno de los invitados le dice: “Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios.” Y Jesús propone la comparación de un hombre que preparó un banquete e invitó a cenar a todos sus convidados. La invitación que envió con sus servidores decía: “Vengan. Todo está preparado.” Pero todos rechazaron la invitación. Por tal motivo, este hombre se indignó. Pero no se quedó allí sino que se animó a ir más allá y mandó a sus servidores  a las plazas y a las calles para que  invitaran a todos los que encontraran: pobres, lisiados, ciegos, paralíticos…  
Esto nos dice el Señor: todos somos invitados pero no todos respondemos a su llamado. To-dos estamos invitados a participar de su banquete. Sin embargo hay quienes, encerrados en sus egoísmos e intereses personales, descuidan esta invitación.
En este día pidámosle al Señor la Gracia de poder responder a su llamado y participar en su banquete. Cada vez que se celebra la Eucaristía el Señor nos espera allí para que participemos del anticipo de su banquete celestial, ya que allí desciende una porción de cielo hacia nosotros.

Miércoles 6 de noviembre
Lucas 14,25-33   El que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo

En el evangelio de hoy la acción pasa de la mesa al camino. Jesús nos habla del discipulado y presenta las condiciones para que alguien pueda ser su discípulo.
¿Qué necesitamos para caminar? Liberarnos de cualquier atadura que pueda ser lastre y de-cidirnos a ir hacia adelante. Todo lo que somos y tenemos, nuestros vínculos y nuestros bienes, quedan subordinados a esta meta del discipulado. Todo se ordena para que podamos caminar tras las huellas de Jesús. Se trata, en definitiva, de una opción de vida.
Jesús elige la cruz, signo que no deja indiferente  a nadie porque es inaudito, genera rechazo o adoración. Desde allí el Señor Jesús proclama la caridad  y señala  la ruta del amor como senda de la  plenitud de cada persona sobre la tierra. El cristiano toma la cruz con Jesús y va adelante. Él nos ha trazado el camino de la humildad, de la humillación, del negarse a sí mis-mo.  En nuestra opción de seguir a Jesús hoy ¿de qué necesitamos liberarnos para seguirlo auténticamente?

Jueves 7 de noviembre     María, Madre y Mediadora de la Gracia (MO)  Primer Jueves 
Juan 2,1-11:   “Dice su madre a los sirvientes: ‘Haced lo que Él les diga’. Había allí seis tinajas de piedra puestas para las purificaciones de los judíos. … Les dice Jesús: ‘Llenen las tinajas de agua’. Y las llena-ron hasta arriba. … Tal fue el comienzo de los signos que hizo Jesús en Caná de Galilea”.

 “María está atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, como buena Madre, no se queda quieta y así logra darse cuenta de que en la fiesta, en la alegría compartida, algo estaba pasando: había algo que estaba por «aguar» la fiesta. Y acercándose a su Hijo, las únicas palabras que le escuchamos decir son: “no tienen vino” Y luego no se queda callada, se acerca a los que servían en la fiesta y les dice: ‘Hagan todo lo que Él les diga’. María, mujer de pocas palabras, pero bien concretas, también se acerca a cada uno de nosotros a decirnos tan sólo: ‘Hagan lo que Él les diga’. Y de este modo se desata el primer milagro de Jesús.  Que María siga susurrando al oído de su Hijo Jesús: ‘no tienen vino’, y en nosotros sigan haciéndose carne sus palabras: ‘hagan todo lo que Él les diga’”.
 ¿Qué dice la Virgen? ‘Hagan lo que Él diga’. Escuchar a Jesús y hacer lo que Él dice: éste es el camino seguro”.
Comienza el mes de María  Querida Madre, te ofrecemos este mes dedicado a ti y te pedimos que nos ayudes a iniciar un camino de santidad, correspondiendo cada día al amor que Dios nos regala.

Viernes 8 de noviembre
Lucas 16,1-8 “los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz’.

Para darnos una enseñanza, Jesús pone como ejemplo a una persona con una mala actitud. Esto nos puede desconcertar ¿cómo Jesús presenta como ejemplo a un administrador que recurre a su astucia para arreglarse de tal modo que la gente la reciba cuando lo despidan porque no quiere volver a trabajar?
Sin duda que Jesús no está apoyando y alabando este hecho de injusticia; el trato con el dinero y con las personas son contrarios a la propuesta del Reino. Lo que Jesús nos dice es que miremos la astucia de este hombre, que en este caso la pone al servicio del mal. Jesús nos alienta a que usemos nuestra astucia para hacer el bien, poner todo de nosotros para hacer el bien. Poner nuestras capacidades para instaurar con el Señor el Reino de Dios entre nosotros.  Nunca nos acomodemos al mundo, a la chatura del “Todos lo hacen” “Siempre fue así” Use-mos todos nuestros recursos interiores y exteriores para hacer el bien, poniendo siempre como centro a los demás y no a nosotros mismos.

Sábado 9 de noviembre   Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán  (F)
Juan 2,13-22: “…Jesús subió a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores…. no hagan de la casa de mi padre una casa de comercio». y sus discípulos recordaron las palabras de la escritura: «el celo por tu casa me consumirá».

Todas las religiones tienen un lugar destinado al culto. Este lugar concreto del culto comunitario es "signo" de la presencia de Dios entre sus hijos. Venimos al templo para encontrarnos con Dios en el recogimiento y la oración, y también a encontrarnos con los hermanos con quienes celebramos comunitariamente el culto a Dios. El "'lugar" del culto es importante, pero no es lo único. La primacía la tiene el espíritu, la fe, el corazón. El culto que profesamos a Dios, aquí en el templo, hay que trasladarlo a la vida. El culto verdadero -en espíritu y verdad- tiene dos direcciones: Una vertical que va de Dios al hombre y del hombre a Dios, y otra horizontal, que va del creyente y de la comunidad a los demás hombres, a la vida, en solidaridad fraterna con los demás, especialmente con nuestros hermanos más débiles y necesitados.
Hoy celebramos la dedicación de la basílica de san Juan de Letrán, que es la catedral de Roma y recibe el nombre de «cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo». Esto le viene del hecho de ser el primer gran templo cristiano construido en Roma después de las persecuciones, en el siglo IV. Esta fiesta de hoy nos invita a sentirnos más intensamente piedras vivas de la única Iglesia de Cristo, reafirmando nuestra comunión eclesial. Y también nos impulsa a fortalecer nuestra dignidad como templos vivos del Espíritu Santo.

Domingo 10  de noviembre   (32º durante el año)  Día nacional del enfermo
Lucas 20,27-38 o bien 20,34-38  No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.

El hombre no es un ser para la muerte, sino para la vida. La muerte no tiene la última palabra, ni es el final del camino. El Señor ha dado muerte a la muerte desde la Cruz, la muerte ha sido vencida. ¡Cristo ha resucitado!. Es crucial y necesario nuestro encuentro con el Dios vivo, no con la idea de Dios, ni siquiera es la  historia y la cultura, lo que puede marcar una vida. Lo decisivo e importante, es que hoy yo puedo relacionarme con Él. No es lo mismo que me que-de en su bonito mensaje, a que yo tenga experiencia de su presencia. Si Dios está vivo, yo puedo acogerlo, si Dios está vivo el mal no tiene la última palabra, si Dios está vivo tenemos motivos para la esperanza, para sembrar amor. Es precisamente la fe en la vida eterna la que ilumina el quehacer de la vida presente.
El cristiano es un hombre que busca la presencia del Dios vivo, que aprende a mirar su historia con la mirada de Dios que tanto lo ama, que se acerca a su pasado en las manos de Dios , confía en su misericordia y su perdón; el futuro lo afronta con alegría, no enajenándose, con un falso optimismo que le dispensa de su implicación en la transformación de su realidad, pero sí, con la certeza de la victoria de Nuestro Señor, superando los miedos que pueden paralizarlo o desanimarlo, tiene la convicción que el mal está herido y vencido por el amor. Y ante el hoy, su presente, no se encuentra solo, escucha: “¡Animo! Yo estoy con vosotros todos los días”. Se sabe en las manos de quien tanto le ama y la historia siempre es una historia de salvación, Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

María, mujer humilde y servicial.

Durante toda su vida, María hizo del servicio callado y del dar sin esperar
recompensa alguna, su bandera. No se quedó ensimismada en su propio
gozo, en su propia alegría por ser la Madre de Dios,
sino que se puso en marcha,   vivió su vida hacia los demás.